Un editor protestante de poesía en México: Rodolfo Espinosa C.

Rodolfo Espinosa Ceballos es un diseñador y editor de libros de larga trayectoria. Durante largos años trabajó en diversas imprentas y posteriormente en la editorial Katún, que se especializó en literatura mexicana y particularmente en poesía. Paralelo a ello, fue Anciano de Iglesia y posteriormente pastor ordenado en la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, adonde ha ejercido diversos cargos directivos. En dos ocasiones estuvo al frente de Publicaciones El Faro y de la revista del mismo nombre (1992-1994; 2009-2010). Emprendió varios proyectos de publicaciones, actualmente tiene su propia editorial (EliZabdi) y sigue muy activo en la vida eclesial. Amablemente respondió este cuestionario.

Pregunta: ¿Cuánto tiempo estuviste en la editorial Katún y cómo comenzó tu trabajo allí?

Respuesta: Desde que inició en 1980, a través de su fundador Yuri de Gortari [1951-2020], quien entabló una relación en sociedad con la chiapaneca Consuelo Moreno Pérez, ya había estado trabajando en Impresiones Aries, después Impresiones Esther, de la que era dueña Moreno Pérez. Dejé de trabajar en la editorial en 1994, aunque continué de manera personal trabajando en un despacho de diseño propio ubicado en la colonia Merced Balbuena de la Ciudad de México, para Editorial Katún e Impresiones Esther.

[photo_footer]Libro de José Joaquín Blanco.[/photo_footer]

P: ¿Cómo fue tu trato con los autores publicados? Porque Katún se convirtió en un auténtico muestrario de la poesía mexicana contemporánea.

R: Mi trato con los autores que publicaron en Katún siempre se limitó a revisar el contenido de sus libros en cuanto a diseño y formato, calidad de papel, impresión y acabado y por supuesto en qué mercado los libros podrían tener mayor aceptación, me permitían opinar a qué costo se podrían vender con descuentos en librerías y al público en general. Por otro lado, me di cuenta de que Katún, a través de su director general, Yuri de Gortari, trató de rescatar a muchos de los poetas que habían dejado de publicar sus obras por falta de interés de otras editoriales y que siempre contó con el apoyo económico de Consuelo Moreno, quien también se interesaba en la poesía y otros contenidos de libros como teatro y de otras líneas editoriales.

P: Varios autores publicaron libros cruciales para la poesía mexicana, como Elías Nandino, Eduardo Lizalde y Óscar Oliva, quienes publicaron sus obras reunidas. ¿Qué nos puedes decir de las exigencias editoriales para publicar autores de esa importancia?

R: De los autores que mencionas y que publicaron en Katún, de los que recuerdo se hicieron mayores publicaciones fue de Elías Nandino, de Lizalde y Oliva fueron menos, pero hay otros títulos que yo recuerdo como fueron los de Hugo Argüelles, Sabina Berman [Lunas es uno de ellos], Manú Dornbierer, Luis G. Basurto, Roberto López Moreno, Óscar Wong [varios libros muy representativos de su labor], Rodolfo Aguirre Tinoco, Guadalupe Amor [figura central de las letras de la época], José Joaquín Blanco [notable poeta y crítico; su Crónica de la poesía mexicana es un verdadero clásico], etcétera. Las exigencias editoriales siempre buscaron atraer lectores no sólo en el contenido de los libros sino en su acabado.

P: ¿Cómo fue tu transición de editor literario a editor religioso? ¿Lo fuiste al mismo tiempo?

R: Pues en realidad no fue nada complicado, ya que, en el mismo lugar se encontraban la Editorial Katún e Impresiones Aries, después Impresiones Esther (centro de la ciudad de México, República de Colombia No. 5 y 6). Allí se editaban e imprimían otro tipo de títulos de carácter general, donde también me encargaba de diseñar y desde el interior de Aries/Esther, ya le diseñaba e imprimía libros a Casa Unida de Publicaciones (CUPSA) y Publicaciones El Faro, ambas empresas de carácter religioso.

P: ¿Cómo fue tu relación con los editores de Katún y hasta dónde llegó la labor de esta editorial?

R: La relación con los editores siempre fue muy buena, tanto que me llegaban a consultar qué diseño era más propio del libro a editar, por otro lado, la labor de esta editorial, sin mal no recuerdo fue hasta aproximadamente 1995, fecha en que perdí la relación de trabajo editorial con la señora Moreno Pérez.

P: ¿Qué opinas de las editoriales que siguen publicando poesía en la actualidad? ¿Crees que hay un mercado adecuado para ese tipo de libros?

R: La verdad es admirable que en la actualidad aún existan editoriales que sigan editando poesía, pues el mercado de venta está muy limitado y las ediciones impresas son de bajo tiraje. Por otro lado, aunque ya lo dije antes, sigue existiendo interés en la poesía, aunque las ediciones sean de bajo tiraje, ante lo cual los autores se ven limitados en que sus obras se publiquen.

P: ¿Qué opinión te merece la labor de don José Luis Velazco Medina en la Casa Unida de Publicaciones?

R: Excelente director que, mientras estuvo al frente de Casa Unida de Publicaciones, no tan sólo se interesó en publicar libros de carácter religioso y teológico, sino también de poesía [Él reeditó la poesía de Francisco Estrello y Gonzalo Báez-Camargo, además la de Julia Esquivel]. Cuando dejó de ser director en la editorial que se encontraba en Av. Insurgentes y se pasó a la calle de Héroes, su nuevo director, por cierto, un obispo metodista, la editorial comenzó a desmerecer y ya casi no publicaron poesía. Parece que hoy en día han retomado el interés por este tipo de publicaciones, aunque con tirajes muy cortos.

P: Lo mismo sobre Eliseo Pérez Álvarez en El Faro. ¿Qué aportó de novedad a la edición de libros religiosos y teológicos?

R: Mientras duró en la dirección de Publicaciones El Faro (6 años), fue uno de los mejores directores que ha tenido esa empresa, ya que se relacionó con otras editoriales fuera del país que le permitieron editar y coeditar buenos libros de carácter religioso y teológico, pocos de poesía, pero sí los llegó a publicar siempre y cuando se lo permitieran el Consejo de Administración y el Consejo Editorial. Fue un buen director que no tan sólo se interesó en publicar libros de carácter religioso y teológico, sino también, aunque pocos, de poesía. Cuando él dejó de ser director vinieron otros que no han hecho que El Faro levante como otras editoriales.

P: ¿Qué consideras que debe rescatarse de la labor de ambos en el tiempo actual? 

R: Primero que, quien esté en la dirección de ambas editoriales tenga el conocimiento y el dominio de saber que va a estar al frente de editoriales que tienen que satisfacer las necesidades de su público y la iglesia en general. Segundo, que los Consejos, tanto de Administración y Editorial trabajen de la mano por el bien de ambas editoriales.

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