Hasta el 17 de febrero de 1848, luego de siete siglos de rechazo y persecuciones sangrientas, la Iglesia Valdense noconsiguió que se decretase la libertad religiosa que le otorgó la legalidad.
…ya que la fe, según el apóstol Santiago [2.26], sin las obras está muerta, hemos renunciado al mundo y a lo que teníamos, como ha sido recomendado por el Señor, lo hemos distribuido a los pobres y hemos decidido hacernos pobres para no preocuparnos por el mañana.1
Pedro Valdo
En 2024 se cumplen 850 años de los inicios del movimiento religioso y eclesial que lleva el nombre de Pedro Valdo, quien en 1174 en Lyon, Francia, tomó la determinación de aplicar en su vida el mensaje de Jesucristo de manera radical al vender sus bienes y entregarlos a los pobres para dedicarse a predicar.2 Con ello abrió la puerta para que, lo que se entendió desde el poder papal como el surgimiento de una nueva herejía, fuera el comienzo de un intento de renovación espiritual y teológico que sobrevivió a todos los esfuerzos de borrarlo del mapa. Siglos y siglos se acumularon para que el valdismo se le consolidara, ya trasplantado a Italia, principalmente, y a otros países que lo acogieron y le brindaron espacio para continuar su labor evangelizadora y misionera. Los “barbas”, como se conocía a los predicadores itinerantes, andaban por los campos incansablemente. Se establecieron en el Piamonte que se convirtió en su base de operaciones. Hasta el 17 de febrero de 1848, luego de siete siglos de rechazo y persecuciones sangrientas, la Iglesia Valdense no consiguió que se decretase la libertad religiosa que le otorgó la legalidad.3 Detrás quedaba toda una historia de martirios y muerte que ha sido plasmada en diversos momentos y que tuvo instantes cruciales como lo fue, en septiembre de 1532, su adhesión al ala reformada del protestantismo en el llamado Sínodo de Chanforan;4 el contacto se dio mediante el reformador Guillaume Farel. Otras dos decisiones importantes fueron tomadas allí: la definición doctrinal de la iglesia en 20 artículos de fe y la traducción de la Biblia al francés. Esta última fue la versión realizada por Roberto Olivétan, pariente de Juan Calvino, financiada casi en su totalidad con recursos valdenses en 1535.5
Desde la sede principal en Torre Pellice, cerca de Turín, se ha lanzado un plan de celebraciones de este aniversario que abarca publicaciones, cultos, conferencias, videos y otras actividades. La revista Riforma, que aglutina a los valdenses, bautistas y metodistas italianos, ha dado cuenta puntual de este proyecto: el 9 de enero de este año apareció la entrevista “Los 850 años del movimiento valdense”, de Gian Mario Gillio con dos autores; allí se afirma:
Valdo, un comerciante que vivió en Lyon a finales de 1100 (precursor de Francisco de Asís, decidió despojarse de sus bienes para vivir en la pobreza como Jesús), todavía hoy inspira ideales actuales para los ciudadanos italianos a pesar del creciente desinterés por la religión. El primer “ideal” —continúa Eugenio Bernardini— consiste en que el cristianismo es tal en la medida en que se basa en la enseñanza bíblica, en el mensaje de Jesús, en su ejemplo y a partir de su vida. Por tanto, no sólo de la tradición de la iglesia. El segundo “ideal” reside en la libertad, es decir, en el hecho de que todo creyente tiene el deber, en libertad, de dar testimonio y predicar el Evangelio: la Iglesia no es una cuestión meramente eclesiástica, sino una cuestión secular, que concierne a todos. Un tercer “ideal”, que a menudo sorprende a la opinión pública, es el que nos transmitió Valdo y su movimiento y que todavía hoy nos pertenece: el hecho de que, ya entonces como ahora, la Iglesia tenía que ser pobre y que debía fundar su fuerza no en el bien material sino en el bien supremo contenido en el mensaje evangélico, definiendo así una clara separación entre el poder político y espiritual de la fe. Un aniversario para una iglesia cristiana no es una oportunidad para la autocelebración, sino que es una oportunidad para reflexionar y planificar el futuro con renovada fidelidad al mensaje evangélico. Como decía el filósofo Mario Miegge, el interés por la historia no es tanto por la historia misma, sino por la conciencia que de ella se deriva.6
[photo_footer]Estatua de Pedro Valdo en el Monumento de la Reforma en Wörms.[/photo_footer]
El sitio web valdo850.org, así como la edición de una amplia historia del movimiento en cuatro volúmenes,7 además de otras acciones conforman el calendario conmemorativo.8 Los videos de la serie Valdesi, che storia! están disponibles en Youtube. En junio se llevó a cabo un congreso sobre la Reforma italiana en la Facultad de Teología de Roma.9 Una de las últimas iniciativas es un álbum de estampas que recorre las etapas de la epopeya valdense.10 Algo similar se ha anunciado desde Sudamérica, adonde la iglesia filial que comenzó a mediados del siglo XIX también se ha sumado a los festejos.11 La comisión de festejos está integrada por Estela Amuz, Darío Dalmas y Óscar Geymonat. Desde Montevideo, la revista Este, dirigida por el Rev. Geymonat, ha publicado, a partir de mayo, ensayos de análisis y síntesis sobre la presencia valdense en Uruguay, principalmente, y en Argentina.12 No se pueden olvidar los importantes trabajos que han aparecido con anterioridad: Historia del valdismo medieval, de Amedeo Molnár (La Aurora, 1981, traducción de Carlos Delmonte, Gérald Nansen y Ricardo Ribeiro); El templo y la escuela: los valdenses en el Uruguay, de Roger Geymonat (1994; 2007); Los valdenses, de Albert de Lange y Ana Laura Bounous (posterior a 2000); Historia de los valdenses en el Río de la Plata, de Marcelo Dalmás Artús (2009), así como algunos artículos de Álvaro Michelin Salomón: “El valdismo medieval como movimiento inspirador para una iglesia horizontal y participativa” (Cuadernos de Teología, ISEDET, 2014) y “El valdismo medieval” (Fraternidad Teológica Latinoamericana, febrero de 2024),13 y de Roger Geymonat Hopper.14
En muchos libros de historia universal y cursos sobre historia de la iglesia, al referirse a los movimientos religiosos contestatarios de la Edad Media, se menciona a los valdenses junto con los husitas de Bohemia y los lolardos de Inglaterra como parte de un conjunto de “pre-reformas” que anunciaron lo que sucedería en el siglo XVI. Incluso alguien como Justo L. González dedicó apenas un par de páginas a los comienzos del valdismo aun cuando lo relaciona como antecedente de Francisco de Asís.15 Pero lo cierto es que, como se ha concluido posteriormente, esos tres movimientos, especialmente el primero, y otros más constituyeron la Primera Reforma.16 La influencia husita como refiere Giorgio Tourn fue palpable en el ambiente valdense (“La internacional valdo-husita” le llama): “Del movimiento husita los valdenses recibieron una cultura teológica indispensable para las nuevas generaciones. Los teólogos de Praga, empeñados en una reflexión de carácter bíblico, habían tenido en cuenta a menudo el camino de la búsqueda valdense, llevándolo a nivel universitario. Muchos libros y tratados husitas entran a circular entre los valdenses, leídos, traducidos y resumidos por ellos”.17 En 1987 se reeditó en España Historia de los valdenses, del profesor y pastor Ernesto Comba (1880-1959), en traducción de Levy Tron y Daniel Bonjour, fechada en Jacinto Arauz, Pampa Central (Argentina), en 1925.18
Malcolm D. Lambert, en La herejía medieval, dedica varias páginas a explicar las razones del valdismo y el carácter que adquirió con el tiempo. Luego de equipararlo con otro movimiento, los humillados, en su empeño por conseguir el derecho para dirigirse a sus hermanos, por lo que debieron enfrentar el rechazo de las autoridades eclesiásticas, “pasaron tras aquella experiencia de la desobediencia a la heterodoxia”.19 En esa línea, la afirmación de Lambert es tajante: “Los valdenses, el último y más tenaz movimiento de predicadores libres, constituyen el ejemplo clásico de corriente reformista arrastrada a la herejía por la torpeza de la autoridad eclesiástica”.20 Al desautorizar a los predicadores valdenses, el éxito popular que alcanzaron provocó gran temor y envidia entre los sacerdotes. Los caracterizó, desde el principio, “su preocupación por la instrucción de los laicos mediante traducciones a lenguas vernáculas de la Escritura y de los Padres”. Como refiere Michelin Salomón: “Seguramente el legado teológico escrito más importante de su movimiento lo constituye la llamada ‘Biblia de Valdo’, una versión parcial de la Biblia en francés provenzal, de la cual Valdo no fue su traductor, pero la utilizó como la herramienta de evangelización más preciada. Lamentablemente no se han encontrado ejemplares de dicha Biblia, sólo algunas indicaciones de los libros bíblicos que contenía. Esta Biblia parcial en francés se constituyó en la primera versión en dicho idioma”.21 Hacia 1555 contaban con una traducción del Nuevo Testamento al italiano por Giovanni Luigi Paschale. Una de las observaciones de Lambert sobre la sobrevivencia del valdismo es digna de citarse:
Sólo una herejía del siglo XII sobrevivió, sin solución de continuidad, hasta el siglo XVI, para salir entonces de su escondrijo y darse la mano con la Reforma protestante. Mientras el catarismo desaparecía, el valdesianismo arrostró todas las persecuciones, aunque en lugares apartados y en los niveles sociales más bajos. Una razón radica en el hecho de que el valdesianismo no se apartó mucho del contenido central del pensamiento cristiano y que los niveles de educación crecientes y la contrapredicación más efectiva del siglo XIII tendían a exponer el carácter extraño del catarismo. […]Únicamente respecto a Alemania se puede decir que durante gran parte del siglo XIII los valdenses fueran, más que los cátaros, el objetivo principal. […] Así pues, los valdenses no sólo sobrevivieron, sino que establecieron misiones hacia el este […] Los valdenses sobrevivieron agobiados, agazapados por la represión o, alternativamente, encerrados en sus apartados valles, tenaces y valerosos, conservando sus Escrituras en lengua vulgar y, frecuentemente, su estilo de vida ético…22
[photo_footer]Monumento que conmemora el convenio de Chanforán entre los valdenses y el ala reformada de la Reforma.[/photo_footer]
La iglesia valdense italiana y su correspondiente rioplatense se han caracterizado por ser comunidades de fe que se ubican en la vanguardia teológica y social. La primera cuenta con una Facultad de Teología en Roma, muy cerca de la Plaza de San Pedro, y con Claudiana, una editorial de primera línea siempre atenta a las obras de los principales autores/as protestantes, clásicos y modernos (claudiana.it; el catálogo se puede ver aquí). Entre los teólogos italianos recientes que han publicado están Mario Mieggi, Sergio Rostagno, Emidio Campi, Paolo Ricca y Fulvio Ferrario, quienes han producido notables trabajos. En la investigación histórica destaca Tourn, autor de varias decenas de volúmenes de análisis del desarrollo del protestantismo. Los tres volúmenes de I Protestanti (Los protestantes): Una revolución, Una sociedad y Una cultura dan fe de ello. En los últimos años también se han dado a conocer algunas escritoras importantes: Giovanna Pons, Bruna Peyrot, Nicola Sfredda, Chiara Bertoglio y Letizia Tomassone. En Sudamérica han destacado Wilfrido Artús, Julia Campos, Delmo Rostan y Carlos Delmonte, entre otros, varios de los cuales participaron en la renovación teológica y social de los años 60.23
Notas
1 Confesión de Valdo (1180), cit. por Darío Barolin, “Pobres de espíritu. Dinero y misión en la conversión de Valdo”, p. 4.
2 Cf. Giorgio Tourn, “Valdo y ‘los pobres’”, en Los valdenses. El singular acontecer histórico de un pueblo-iglesia (1170-1980). T. I. Una diáspora disidente. Colonia Valdense, Ediciones Iglesia Valdense, 1983, pp. 11-24. La edición original es: I Valdesi – la singolare vicenda di un popolo-chiesa. Turín, Claudiana, 1977.
3 Cf. L. Cervantes-O., “17 de febrero, fecha crucial para la historia valdense”, en Protestante Digital, 26 de febrero de 2016.
6 G.M. Gillio, “Gli 850 anni del movimento valdese”, en Riforma, 9 de enero de 2024, versión propia, énfasis agregado.
7 Cf. Francesca Tasca, ed., Storia dei valdesi. 1. Come nuovi apostoli (secc. XII-XV); Susanna Peyronel Rambaldi, ed., 2. Diventare riformati (1532-1689); Gianpaolo Romagnani, ed., 3. Dal rimpatrio all’emancipazione (1690-1870); y Paolo Naso, ed., 4. Evangelizzazione e presenza in Italia (1870-1990), todos aparecidos en 2024.
8 En el sitio https://valdo850.org/event-directory/ pueden consultarse las actividades a realizarse mes por mes.
10 “Valdo 850: un album di figurine per ripercorrere le tappe di una lunga storia”, en Riforma, 25 de julio de 2024.
11 Véase: “Anche in Sud America le celebrazioni per gli 850 anni del Movimento valdese”, en Riforma, 1 de julio de 2024.
12 Los textos publicados hasta el momento son: “‘Muchos han nacido viejos’. Discusiones sobre la identidad valdense en el Uruguay de los sesenta”, de Juan Javier Pioli; “Pensar con los dedos. Periodismo escrito en la Iglesia Valdense en Uruguay y Argentina en el siglo XX”, de Óscar Geymonat; “De la búsqueda de la tierra prometida al compromiso social. Una introducción a la historia valdense rioplatense”, de Darío Dalmás; y el citado “Pobres de espíritu…”, de Darío Barolin.
14 Cf. R. Geymonat Hopper, “El elemento religioso como factor de identidad: el caso de los valdenses en Uruguay”, en Teología e Historia, UCEL, vol. 2, 2004, pp. 109-118.
15 J.L. González, “El precursor: Pedro Valdo”, en Y hasta lo último de la tierra: una historia ilustrada del cristianismo. Tomo 4. La era de los altos ideales. Miami, Caribe, 1978, pp. 122-123.
16 Cf. Donald F. Durnbaugh, “The First and Radical Reformations and their relations with the Magisterial Reformation”, en Towards a renewed dialogue. The First and Second Reformations. Ginebra, Alianza Reformada Mundial, 1996 (Estudios de la Alianza Reforma Mundial, 30), pp. 8-29. Versión de L. Cervantes-O.
18 La obra original, Storia dei valdesi, fue publicada en Torre Pellice por Tipografia La Luce en 1923. Cf. “Ernesto Comba”, en Societa’ di Studi Valdesi, Dizionario Biografico dei Protestanti in Italia.
19 M.D. Lambert, “Los valdenses y el agravamiento de la crisis”, en La herejía medieval. Movimientos populares de los bogomilos a los husitas. Madrid, Taurus, 1986 (Ensayistas, Serie maior, 262), p. 83.
23 Cf. la línea del tiempo de la Iglesia Valdense que desemboca en las comunidades sudamericanas (ver aquí), y Francisco Abella, “Cultos y laboriosos: los 160 años de la colonización valdense en Uruguay”, en La Diaria, 28 de abril de 2018.
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