La conversión

En la conversión, Cristo a veces se muestra con la imagen de alguna persona conocida por nosotros que lo representa.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Esa persona que nos dejó cautivados con su bondad, esa persona pecadora también pero que con sus silencios nos dejó con una deuda impagable.

Sí, sentimos que le hicimos alguna especie de mal, que la dañamos, cuando en realidad el mal se lo hicimos a Cristo.

Nos sentimos mal, convencidos de pecado, culpados pero no desesperados, tristes pero no angustiados, solos pero no abandonados… y una mañana venturosa queremos vestir de blanco, queremos lavarnos con agua cristalina, queremos presentarnos al mundo como un trofeo del Redentor, del único Redentor.

Cristo ha reinado en nuestra vida, ya no reconocemos otro Señor más que Él.

El temor de Dios vino a nuestra vida, vida que ya nunca será la misma.

Y sí, deseamos el reencuentro con esa persona asemejada a Cristo, y también deseamos el encuentro con el mismo Cristo.

Ya no tememos ser juzgados en el Gran Trono, más bien reconocemos al Gran Dios como aquel que siempre ha querido relacionarse con nosotros. Y al fin lo ha logrado.

Nos paseará por sus jardines, nos mostrará las fuentes, lugares de los que nunca debíamos haber salido.

Un Edén, un nuevo Edén nos espera, donde nuestro paraíso es el mismo Dios.

[analysis]

[title]Por un año más[/title]

[photo][/photo]

[text]¡Protestante Digital te necesita! Tenemos por delante un gran reto económico. Por eso, hoy te invitamos a ser parte comprometida de esta misión y desafío para asegurar y potenciar la continuidad de Protestante Digital y Evangelical Focus en 2024.

Puedes encontrar más información en apoya.protestantedigital.com.

[/text][/analysis]