Conversatorio “Biblia y futuro: lectura, usos y retos”, Congreso “Renovación y futuro”, Iglesia Metodista de México, Templo La Santísima Trinidad, 1 de diciembre, 2023.
Las Escrituras eran (para muchos lo son todavía) una presencia en acción, tanto universal como singular, compartida por todos y de la mayor intimidad. No hay otro libro como éste; todos los demás están habitados por el murmullo de ese manantial lejano.1
George Steiner
Las comunidades protestantes o evangélicas en México forman parte de una minoría lectora de larga trayectoria que se ha consolidado con el paso del tiempo y, a la vez, que se ha modificado profundamente en los años recientes, dado que las prácticas culturales y tecnológicas que se han impuesto progresivamente han transformado la típica visión que se tenía de ellas en las décadas pasadas. La clásica definición de los protestantes como lectores, conocedores y promotores de la Biblia ha dejado el lugar a la percepción (pues en ese ámbito nos moveremos aquí) de que, en sintonía con las tendencias generales de la sociedad, la lectura de la Biblia se ha desplazado del dispositivo cultural tradicional (el libro impreso) a los diferentes espacios que la tecnología ofrece (celulares, tabletas, computadoras). Paralelamente, esta transferencia tecnológica va acompañada de un literal “bombardeo” en los medios y redes, en los cuales es posible acceder a una enorme cantidad de exposiciones e interpretaciones de los textos bíblicos, alcanzando un volumen impensable y abrumador de ofertas que rebasa con mucho lo que se conoció con anterioridad.2
Lo que llegó a definirse como una auténtica “cultura bíblica” protestante3 se caracterizó por ser una cultura de lectores/as cautivos que tenían que dar fe de su lectura mediante algunos procedimientos que ahora prácticamente se han abandonado: memorización, cuantificación y concursos varios que obligaban a la militancia a mantener un contacto muy intenso con los libros y textos sagrados. Ahora, esas prácticas se miran a distancia como un testimonio lejano de la manera en que ser protestante implicaba ser un lector incansable de la Biblia, de la que se dejaba constancia en aquellos ejemplares ajados, anotados y subrayados que ahora se encuentran en los museos. La lectura popular, de inspiración católica, desafió profundamente al mundo evangélico con su interés en anclar todo acercamiento al texto en las coyunturas sociopolíticas. Por ello habría que ver, mediante análisis bien situados y basados en las teorías e historias de la lectura,4 hasta dónde llegó el impacto de estas y otras influencias en lo que es ahora la práctica individual y comunitaria en el ámbito protestante mexicano y latinoamericano, heredero de una tradición cultural y religiosa que, sin ser la suya por razones históricas y teológicas, se apropió a su manera de ella. Acaso en la Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana y el Comentario latinoamericano de la Biblia puedan encontrarse algunas respuestas.5
Para referencia de los usos que ha recibido la Biblia con el paso del tiempo tomaremos aquí tres casos de la historia más remota y reciente que nos ayudarán a plantear los horizontes presente y futuro, en un ejercicio simultáneo, de lo que puede (y a veces debe) hacerse en pro de la lectura de la Biblia y cómo ésta, en el mejor de los casos, es propuesta como un ente capaz de leernos como seres humanos y transformarnos.6 El primero de ellos es, como no podía ser de otra forma en este año, Francisco de Enzinas, humanista y filólogo español nacido en 1518 y muerto prematuramente en 1552, traductor del Nuevo Testamento que hace exactamente 480 años entregó el fruto de su trabajo en manos del emperador Carlos V. Su proyecto más ambicioso fue la traducción completa que no pudo consumar al morir por causa de la peste, pero su empeño se vería renovado en otros continuadores como Juan Pérez de Pineda y Casiodoro de Reina. La pasión con que asumió el sueño de que sus paisanos y contemporáneos conocieran el contenido del texto sagrado es una gran lección de vida y ministerio.
El segundo es Harold Bloom, polígrafo y crítico literario, quien con sus diversos abordajes a temas bíblicos, no dejó de profundizar y de provocar a los lectores creyentes mediante propuestas sólidas e incisivas, como sucede con El libro de J, o al afirmar insistentemente que una buena parte de la Biblia fue escrita por mujeres. ¡Cuánta falta nos siguen haciendo lecturas heterodoxas y exigentes como éstas!:
Harold Bloom se detiene en el momento en el que Moisés pregunta a Dios cuál es su nombre. Yahvé responde: “Ehyeh asher ehyeh”. “Yo Soy el que Soy”. Ésa es la interpretación tradicional. Bloom traduce esas palabras de la siguiente manera: “Yo estaré presente allí, donde y cuando yo esté presente”. Con el oído atento que caracteriza a un buen crítico literario, anota la terrible ironía del juego de palabras de Yahvé con su propio nombre. Lo opuesto también queda implícito: “Y estaré ausente allí donde y cuando esté ausente”. Bloom señala sombríamente que ello incluye las tres destrucciones del Templo, los campos de concentración alemanes y el Gólgota.7
El tercero, para que la cuña apriete…, no podía dejar de ser un metodista mexicano de cepa, Luis Rublúo Islas (1940-2022), cuyos artículos sobre la Biblia de los más disímbolos personajes en una columna hicieron historia. Heredero directo de don Gonzalo Báez-Camargo, Rublúo Islas supo plasmar en esos textos la indagación histórica y literaria, así como la fina erudición en temas espirituales y religiosos, aun cuando los personajes en cuestión parecían muy lejanos a la esencia del mensaje sagrado. Viajes alrededor de la Biblia es otra muestra notable de su gran trabajo. La sección “Pascua de Navidad” es altamente recomendable. De allí extraemos estos versos:
La Navidad de Cristo,
es la navidad del hombre reconciliado
con su Dios.
Alborada, comienzo,
camino en pos;
en pos de un cambio:
el de aquella vida atroz,
hacia una nueva
de espiritualidad;
anunciada por ángeles,
profetas
y otros heraldos
de amor revestidos;
quienes la anunciaron,
¡sí, conmovidos,
con poesía,
himnos,
cantos sentidos,
con música de vibrantes trompetas!8
Esa labor de divulgación, genuinamente protestante, amerita que hoy surjan, en un futuro razonable, nuevos exponentes del diálogo de la revelación escrita con los sucesos de hoy a través de una firme conciencia cristiana y de una asimilación crítica de su contenido y trascendencia cultural.
Al enorme desafío planteado no sólo por la virtual omnipresencia de la tecnología, el endémico problema de la falta de lectura en el país y el desinterés en la profundización, que son una realidad en la que las comunidades protestantes no se diferencian del resto de la sociedad, hay que sumar algo que parece que los está acompañando también, en esta época. Específicamente, hay que referirse a tres grandes retos que desde hace tiempo requieren ser bien trabajados y resueltos.
Primeramente, el reto cultural y literario, pues el texto bíblico, con todo y que las nuevas traducciones han aportado una buena actualización, se requiere trabajar intensamente a fin de poder captar la enorme riqueza que contiene. Es preciso redefinir continuamente que los elementos discursivos, poéticos y narrativos funcionan de una manera diferente cuando se pasa de una cultura a otra, de una época a otra, de un idioma a otro, de un contexto a otro, por lo que hace falta puntualizar muy bien la forma en que los diferentes aspectos que componen al texto se presentan en cada nueva generación de lectores y creyentes. Que las clases de estudio bíblico sen más bien talleres de lectura y comprensión se ha vuelto una necesidad impostergable.
En segundo lugar, el reto espiritual y teológico va más allá de la mera apropiación del contenido de los textos con propósitos misioneros y apologéticos, puesto que la profundización en la lectura individual (como ha sido posible apreciar gracias a la renovación de la llamada lectio divina) y comunitaria (gracias a los nuevos enfoques de aplicación de los diversos géneros literarios) necesita ser promovida en los espacios eclesiales y sociales de una manera más directa para que respondan a las nuevas urgencias actuales. Un ejemplo de esto es la Traducción en Lenguaje Actual que se atrevió a incluir el concepto de derechos humanos en Lamentaciones 3.34,9 además de que los acrósticos de ese libro fueron reelaborados para tener un significado propio a partir del castellano.
Finalmente, el reto profético tiene que ver con las grandes transformaciones sociopolíticas que obligan a releer los textos a la luz del surgimiento y aplicación de los derechos sociales y jurídicos de minorías y ante la prevalencia de actitudes y tendencias pretendidamente muy espirituales, pero que están dominadas por corrientes ideológicas muy identificadas con formas de fundamentalismo, que los ponen en entredicho. Un ejemplo presente es la interpretación filosionista de la que somos testigos frente al conflicto bélico entre Israel y el grupo Hamás.10 Afrontar estas y otras exigencias permitirá dar una respuesta a los sectores eclesiales y extraeclesiales que se siguen preguntando hasta cuándo las iglesias históricas, particularmente, se decidirán a asumir el papel profético que les corresponde poner en juego como parte de su más genuina tradición protestante y evangélica, tan apegada al espíritu contestatario y protestatario que dio origen a las Sagradas Escrituras en sus dos vertientes.
En memoria del obispo Andrés Hernández Miranda
Notas
1 G. Steiner, Un prefacio a la Biblia hebrea. Madrid, Ediciones Siruela, 2000 (Biblioteca de ensayo, Serie menor 22), p. 14.
2 Joel Forster, “¿Cómo lee la Biblia esta generación?” (Entrevista con Ruth Perrin), en Protestante Digital, 4 de abril de 2017, https://protestantedigital.com/opinion/41850/como-lee-la-biblia-esta-generacion.
3 Cf. Olivier Millet y Philippe de Robert, Cultura bíblica. Madrid, Universidad Complutense, 2003.
4 Cf. Historia de la lectura en México. México, El Colegio de México, 1997.
5 Véase Jorge Pixley, “Un llamado a lanzar las redes el nuevo protestantismo y la lectura popular de la Biblia”, en RIBLA, núm. 10, 1991, pp. 99-118.
6 Cf. Hans-Ruedi Weber, El libro que me lee. Manual para formadores en el estudio de la Biblia. Santander, Sal Terrae, 1996.
7 José Gordon, “Harold Bloom: la lectura literaria de la Biblia”, en https://vlex.com.mx/vid/cuaderno-harold-bloom-literaria-biblia-194563539, 7 de abril de 2006. Cf. H. Bloom, Jesús y Yahvé:
8 L. Rublúo, “Tríptico de la Navidad. I. Mensaje”, en Viajes alrededor de la Biblia. México, Ideograma, 2007, p. 153,
9 Cf. Lucía Victoria Hernández C., “Los derechos humanos y la Biblia”, en Cuestiones Teológicas, Medellín, Colombia. vol. 32, núm. 78, julio-diciembre de 2005, pp. 291-316.
10 Cf. “¿Quién es Hamás según la Biblia?” en El País, Colombia, 13 de octubre de 2023, www.elpais.com.co/cultura/quien-es-hamas-segun-la-biblia-1345.html; y Jim Cason y David Brooks, “El sector sionista más grande y poderoso en EU es evangélico”, en La Jornada, 30 de noviembre de 2023, p. 5, www.jornada.com.mx/2023/11/30/mundo/025n1mun.
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