Como en el principio del texto bíblico, en el audiovisual se repiten las historias de una pareja en el ámbito rural que sucumbe ante algún tipo de mal. Sin embargo, los enfoques son distintos.
En pleno momento del greenwashing y de las ‘marchas por el clima’, las conferencias de Naciones Unidas (con el nombre COP seguido del número de la edición) y un sinfín de publicaciones analizando y debatiendo sobre qué va a ocurrir con el planeta y qué debemos hacer para salvarnos de un cataclismo medioambiental, en las pantallas, los dramas rurales vuelven a cobrar protagonismo.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
El caso de As Bestas es una muestra de cómo el recurso de la naturaleza puede ser utilizado en el momento actual para reflejar lo que falla en el ser humano, aunque sin tintes moralistas. La idea es más bien la de una especie de reflexión ética mezclada con una voluntad constante de denuncia social, prácticamente ya por cualquier cosa. De hecho, no es raro en una manifestación contra el cambio climático, por ejemplo, ver carteles que aluden a otras ideas, a pesar de su desconexión con el tema del medio ambiente. El concepto de ‘derechos humanos’ se ha vuelto una abstracción para expresar cada vez más cosas.
La película de Sorogoyen, en realidad, te traslada a una dimensión más profunda, aunque también aborda algunas cuestiones de la problemática con la tierra y su cuidado. Sin embargo, muestra aspectos tan íntimos del hecho de ser humanos que, al final, la historia fluye con la brutalidad de la naturaleza y el mundo animal en sí. Es una secuencia sincera.
Lo mismo le pasa a Alcarràs, que representó a España en la última edición de los Oscar. La película de Carla Simón recurre al elemento agrícola pero con una idea clara de lo que quiere reflejar, y sin renunciar a ella en ningún momento de la historia. En Suro (2022, significa “corcho” en catalán) no queda tan claro.
La cinta de Mikel Gurrea es una especie de historia de amor enmarcada en un entorno rural y que toca varias reivindicaciones sociales clásicas, como la xenofobia, la difícil situación de los migrantes llegados de otros países o la precariedad laboral. Quizá por toda esa mezcla, la historia se acaba diluyendo y da la sensación de pérdida de originalidad, aunque el director asegura que la película “no tiene ninguna voluntad didáctica” y que su intención no ha sido representar “a ninguna clase social” con su pareja de protagonistas, sino simplemente aportar el proceso de convivencias de sus miradas subjetivas.
Según ha explicado Gurrea, la película parte de una experiencia personal. El director pasó un verano trabajando en la peladura del corcho en el Alt Empordà, después de que se lo propusiera la familia de su pareja de entonces. “Allí descubrí un mundo que me era totalmente ajeno, muy rico en texturas y sonidos”, dice. Si bien la película recoge esta riqueza, uno puede esperar un tratamiento más significativo y detallista de la belleza. En eso, As bestas también resulta ser más elaborada.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Parte de la historia de Suro, dice Gurrea, se basa en las contradicciones que experimentó después de convivir con los trabajadores que se dedicaban a ello. La típica historia del joven estudiante universitario que llega a un trabajo de verano auspiciado por el propietario y descubre cómo de precario puede llegar a ser el mundo laboral. “Para mí era un trabajo de verano, pero para mis compañeros era su oficio, su vida”, explica en una entrevista que concedió a El Nacional.
La película sí refleja bien esas contradicciones, pero desde la pareja de protagonistas, no solo desde una única voz. Ambos, entusiasmados por la vida en el entorno rural, se dejan llevar por la ingenua idea del estilo de vida campestre: restaurar una casa antigua, trabajar la tierra y vivir lejos de la contaminación urbana. En realidad, son muchos los que observan con un romanticismo desmedido esta posibilidad y luego, como los protagonistas de la película, comprenden que el problema no lo conforma tanto nuestro entorno, sino nosotros mismos, nuestro propio interior y nuestra incapacidad por permanecer en lo justo y lo bueno.
Este regreso forzado al origen en Edén no corresponde al que la Biblia representa, con la restauración de la creación por parte de Dios y el establecimiento en ella de los que han sido justificado por la fe del evangelio. La idea de los ‘nuevos edenes’ contemporáneos, y que plantea en cierto sentido Suro es la del regreso al entorno rural no como un fin en sí mismo, sino como un paso necesario en busca de estado del bienestar superior que siempre anhelamos y perseguimos, sobre todo en occidente.
Desde este prisma, el amor ya no es suficiente para mantener a la pareja, y luego a la familia. Se necesita más. Una casa más grande, una piscina, un coche nuevo y un burro atado a un palo en la puerta de casa. El nuevo sueño ‘verde’ no es para nada gratuito ni barato, y su búsqueda puede trastocar las relaciones entre seres humanos y también con el propio medio natural al que, en teoría, se busca respetar más.
Este regreso al ‘nuevo Edén’ parte de una motivación egoísta y ambiciosa, y no busca restaurar nada, sino acomodar lo que uno ya vive. Así, donde uno antes veía un claro caso de xenofobia respecto a los trabajadores migrantes de su terreno, ahora trata de ‘conciliar’ posturas para no perder ni un solo ápice de lo que cree que está ganando.
Nada más lejos que lo que Dios ha prometido que va a hacer. En la Biblia, el Señor expresa su deseo de restaurar esta creación de todo aquello que la ha sujetado a este estado de vanidad, de futilidad (Romanos 8:20). Y eso está relacionado con la resurrección (8:21). La resurrección de Cristo marca el inicio de esa renovación, y dice el texto que es nuestra esperanza y la de la creación misma (8:23).
En esa creación renovada (y no ex nihilo de nuevo, como algunos pretenden espiritualizar), el Señor establecerá a sus justos (quienes han recibido la justificación obtenida por Cristo) en la tierra, y dice el texto que “vivirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29). Esto no tiene que ver con una masía restaurada en un paraje natural para escapar de los humos y los ruidos de la ciudad. Ni siquiera eso puede salvarnos de nosotros mismos. Solo hay una forma de restaurar aquello que se ha venido abajo con el pecado, y es fijando nuestra vida en aquel es el primogénito de la resurrección (1 Corintios 15:20).
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.