En la muerte de Antonio Gala

Antonio Gala, poeta, dramaturgo, novelista, ensayista, guionista de televisión, polemista, hombre que fue de todo, ya no existe en el mundo de los vivos. Este autor, culto y prolífero, ha traspasado en silencio la frontera que separa la visa de la muerte.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Gala nació “de rebote” en Brazatortas, Ciudad Real, el 2 de octubre 1930 y desnació en Córdoba la madrugada del domingo 28 de mayo 2023. Su familia se trasladó a Córdoba cuando él tenía 9 años.

Estudió y se graduó en tres carreras: Derecho, Filosofía y Letras y Ciencias políticas y Económicas. Fue un empollón.

En periodismo colaboró asiduamente con Pueblo, Sábado Gráfico, Actualidad Española, El País y otros medios de prensa. Por sus escritos poéticos le fue concedido en 1959 el Premio Adonáis. Su actividad como dramaturgo comenzó con Los verdes campos del Edén, que en 1963 le valió el Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca. En televisión alcanzó gran notoriedad su serie Paisajes con figuras.

Entre sus obras más conocidas destacan las que menciono a continuación: Enemigo íntimo, Premio Adonáis. Solsticio de invierno, Premio Las Albinas 1963. Los verdes campos del Edén, Premio Nacional de Teatro 1963 y Premio Ciudad de Barcelona 1964. El sol en el hormiguero. Noviembre y un poco de yerba. Los buenos días perdidos. El caracol en el espejo. La cenicienta no llegará a reinar. El zapato de raso, adaptación de Paul Claudel. Anillos para una dama. Las cítaras colgadas de los árboles. ¿Por qué corres, Ulises? Petra regalada. La vieja señorita del paraíso. El cementerio de los pájaros. Samarkanda. El hotelito. Séneca o el beneficio de la duda. Carmen, Carmen. La truhana.

Entre sus últimas obras se cuentan La pasión turca y El poema de Tobías desangelado.

La pasión turca es de 1994. Vicente Aranda la llevó al cine, magistralmente interpretada por Ana Belén. Cuenta la historia de una joven de Huesca, sexualmente insatisfecha en su vida cotidiana, que emprende un viaje a Turquía.

El poema de Tobías desangelado, libro que el año 2006 comenté en la revista Alternativa 2000, trata la historia del ángel y Tobías, según se cuenta en uno de los libros en las versiones católicas de la Biblia llamados Deuterocanónicos, también considerados apócrifos.

En el análisis de su figura Diego Doncel escribe: “Antonio Gala vivió siempre apoyado en el bastón de la literatura. No dio ningún paso en su vida que no tuviera como destino ir detrás de unos versos, escuchar el vivir que hay en el gran teatro del mundo de nuestro tiempo, descubrir la narración de las grandes pasiones, de los grandes amores. Creó ese personaje que nos enseñaba que cuando más difícilmente se libera un hombre es cuando más logra conmover nuestro sentimiento humano. Fue siempre, por ello, el romántico de los sentimientos, el héroe de la ternura y de la delicadeza”.

El periodista Jesús Rodríguez Quintero, fallecido en octubre 2022, amigo íntimo de Gala, entrevistó largamente al poeta, abundando en el tema religioso.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Gala creía que es difícil “Vivir sin religión”. Que la religión ha dejado de ser el opio del pueblo porque “ahora estamos en otras drogas”.

Menos benevolente es cuando toca el tema de la Iglesia católica. “No soy católico”, afirma rotundamente. Y añade: “Dios, de verdad, no es católico. Y menos todavía vaticanista. De eso estoy seguro”. Muy fuerte su juicio sobre el catolicismo: “Roma, ¿qué es en el fondo? La gran putana de las religiones. No nos engañemos. Es un revoltijo; siempre ha estado cambiando de dioses”.

Independientemente de su anticatolicismo, que repite y amplía a lo largo de la entrevista, Gala trata de su actual sentimiento religioso. Cuando el periodista le recuerda que fue un cristiano, un creyente convencido y quiere saber cómo se fue alejando, responde: “Yo creo que quizá no he dejado de ser cristiano. Por pura deducción, por racionalidad y libertad creo que soy cristiano”.

De Cristo pensaba que fue “el mayor revolucionario de todos los tiempos, que pudiendo defenderse no lo hizo. Ordena que nos amemos unos a otros, no ya como a nosotros mismos, sino como Él nos amó: Hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Cuando el entrevistador le plantea el tema de Dios, Gala responde con una breve definición: “Dios no es como esos pequeños devocionarios que se llevan en los bolsillos. A Dios no se le puede uno meter en el bolsillo, porque explotaría dentro. Dios es más grande que nuestro corazón. Y también que nuestros bolsillos”.

En otro momento de la entrevista, añade: “Creo en un Dios creador que ha delegado en el hombre la continuación de su obra. Nunca he odiado a Dios, al que he amado profundamente, esencialmente”.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

La tierra ha despedido ya a Antonio Gala. El poeta ha entrado en un infinito en el que el Eterno, con justo juicio, decide quién entra aquí y quién va allá. Cuando nosotros seamos los protagonistas del salto y logremos alcanzar el tercer cielo, sabremos qué puertas abrió Dios al dramaturgo y poeta criado en Córdoba.