Isaías a Lamentaciones, de Pablo Wickham

Un fragmento de “Isaías a Lamentaciones” (Serie La Biblia y su mensaje), de Pablo Wickham (Unión Bíblica, 2015). Puede saber más sobre el libro aquí.

INTRODUCCIÓN A ISAÍAS

Sin lugar a dudas, esta profecía es uno de los escritos más trascendentes de toda la Biblia. Es un semillero de ideas y doctrinas para todos los libros proféticos del AT, e igualmente su influencia alcanza muchas partes del NT, en el que es, de hecho, el libro del AT más citado, seguido por los Salmos y Deuteronomio. No es de extrañar, pues, que se haya definido como “el Evangelio del AT”, sobre todo por su contenido mesiánico, apuntando hacia aquel Siervo sufriente que a la vez es el Rey victorioso sobre todos sus enemigos. [El libro] Toma su nombre del autor (1:1), Isaías de Jerusalén (véase abajo, “El hombre”), cuyo significado es “Yahweh es salvación” o “Yahweh salva”, un título muy adecuado en vista del contenido. El nombre de Isaías aparece varias veces en los caps. 1-39 (v.g. 1:1, 2:1, 7:3, 13:1, 20:2, 37:6, 38:1, 21), pero ninguna vez en el resto del libro.

1. El fondo histórico

Abarca los reinados de cinco reyes de Judá, el primero y el último de manera parcial: Uzías, Jotham, Acaz, Ezequías y Manasés, a quien no se menciona. El profeta comenzó su ministerio, según el cap. 6:1 y ss., en el año en que murió Uzías (aprox. en el año 740 a. C.). Todavía estaba activo el sitio de Jerusalén en 701 a. C., y el hecho de que pudiera escribir acerca de los actos de Ezequías después de aquella fecha, sugiere que probablemente le sobrevivió varios años, aunque quizá ya no ejercía ningún ministerio activo (¡tendría en todo caso más de 90 años!). El libro abarca tres períodos históricos bien definidos: 1) durante la vida activa de Isaías, desde 739-701 a. C. (aunque podrían ser muchos más, ya que no murió hasta aproximadamente el año 686 a. C.). Este primer período corresponde a los caps. 1-39 del libro; 2) 605-539 a. C., el período del exilio babilónico, que Isaías no pudo vivir, pero sí visionar proféticamente; corresponde en líneas generales a los caps. 40-55; 3) 539-400 a. C., los caps. 56-66, que parecen vislumbrar el imperio persa.

2. Isaías el hombre

En realidad, aparte de las referencias en su libro, se sabe muy poco acerca de él. Según una tradición hebrea era de sangre real, posiblemente primo del rey Ezequías, pero en todo caso su libre acceso al palacio evidencia su condición de hozeh o vidente de la corte. Estaba casado con una profetisa (8:3), de quien tuvo dos hijos cuyos nombres tenían un significado especial para sus contemporáneos: Sear-Jasub (un remanente volverá, se entiende, con bendición después del juicio), y Maher-Salal-Hasbaz (el despojo se apresura, la presa se precipita, o sea, un anuncio de juicio). A pesar de su vinculación con la corte, es probable que Isaías llevase saco y cilicio como Elías, ya que en 20:2-6, Dios le ordena quitárselo para andar casi desnudo por tres años, a fin de dar una lección gráfica a sus contemporáneos de las consecuencias de su infidelidad. No se sabe nada de la fecha exacta de su muerte, pero la tradición hebrea dice que fue hecho mártir, aserrado vivo dentro del tronco de un árbol, en el que se había refugiado huyendo de los siervos del rey Manasés que le perseguían.

3. Su llamamiento

El tremendo evento narrado en el cap. 6, puede compararse, en su impacto, con el que recibió el apóstol Pablo cuando él también “vio al Señor” en su gloria a la diestra de Dios. Aunque situado en el sexto cap. del libro, por el énfasis tan constante que hay en él sobre la santidad del Dios de Israel, es casi seguro que constituyó el principio de su ministerio, mostrando cómo fue llamado y capacitado para ello, bien que algunos creen que la tremenda experiencia fue más bien una re-dedicación.

4. La naturaleza de su ministerio

a) profeta-estadista. Su empeño era alejar al rey Acaz de cualquier alianza con otras naciones e imperios de alrededor, y que confiase solo en Yahweh, el Dios del pacto. Y aunque la oferta divina fue rechazada por el impío rey, la promesa de la ayuda divina a un remanente quedó en pie, quedando concentrado éste en Isaías y su pequeño círculo de discípulos, a quienes llama “mis hijos” (ver 8:20). En los días críticos de la invasión asiria bajo Senaquerib los consejos y oráculos confortadores del profeta sostuvieron al rey Ezequías y su pueblo frente a las amenazas asirias y la debilidad moral y espiritual de Israel.

b) predicador y escritor. Su contribución escrita a la revelación divina, por su libro y por la influencia de éste en otros muchos, es sencillamente enorme. Plasmó en él lo más granado de su ministerio de tantos años, abarcando no solo acontecimientos que él vivió, sino otros muchos que anticipó bajo la inspiración divina. Su estilo literario le revela como hombre cultísimo que dominaba a la perfección los recursos del hebreo, con gran elocuencia y verdadera pasión. Su libro ha sido llamado “la obra maestra de la literatura hebrea”, está lleno de figuras retóricas y poesía, y posee un extensísimo vocabulario. […]

7. La teología del libro

Escribe el expositor John Oswalt: “…es un libro de contrastes…que chocan unos contra otros…la gloria divina/degradación humana, el juicio/la redención, sabiduría de Dios/estupidez de los ídolos, abundancia y fertilidad/desolación y esterilidad, arrogancia/humildad…”, etc. Son dignos de notar especialmente el énfasis, único en todo el AT, sobre Dios como el “Santo de Israel”, los distintos títulos que resaltan el poder, soberanía y paternidad de Dios, las referencias al Espíritu de Yahweh, y las profecías mesiánicas capítulos 4:2-6, 7-12, 42-53. […]

Isaías 3:1-4:1

Colapso y juicio de una sociedad decadente

El colapso del liderazgo (vv. 1-12). Esta sección corresponde a lo dicho en el cap. 1 acerca de la situación social, en un estado manifiesto de disolución por lo que se describe aquí. Ha sido el resultado directo de lo que comentamos en el pasaje anterior, que cuando el pueblo de Dios reemplaza al Dios verdadero por dioses falsos, se desintegra. Notemos que todos los niveles de liderazgo están incluidos: príncipes, militares, jueces, líderes religiosos, nobles, políticos, artesanos y jefes de familia. […]

La retribución divina sobre los hombres y las mujeres (vv. 13-4:1). De nuevo, como en el cap. 1, la escena descrita es la de un tribunal de justicia donde el Señor interviene “tanto en calidad de fiscal como de juez” (Cundall). Las acusaciones son sorprendentes, revelando las desastrosas consecuencias sociales producto de un liderazgo inepto y corrupto: la rapiña, la opresión cruel del pobre, la imposición de tributos injustos por desproporcionados […] A tales despropósitos, rebeldías e insensateces llega toda sociedad, en sus distintos estamentos, cuando se pierde el norte de la visión de los valores absolutos que solo puede dar la Palabra de Dios.

Isaías 4:2-5:7

Glorias futuras y realidades presentes

La gloria venidera de Sion (vv. 2-6).   Como ya indicamos en la Introducción, uno de los temas principales de esta profecía es el de la esperanza mesiánica, y aquí tenemos el primer indicio de ella, que explicita cómo Jerusalén llegará a ser el centro de la Tierra, lugar de la casa de Dios, según vimos en 2:2-4. A la vez surge otro tema principal que se entrelaza con el primero: el del remanente por  medio del cual el Señor constituirá un nuevo pueblo, después de la profunda obra de juicio sobre toda la sociedad (representada, como ya se ha comentado, por “las hijas de Jerusalén”). También la escena es la de la cámara nupcial de una boda (v. 5), expresando la seguridad y el gozo compartido de la unión del Señor con su pueblo redimido. El título mesiánico “Renuevo” es muy significativo, recordándonos la idea de un nuevo brote del viejo tronco de la dinastía de David (véase 6:13 y comp. Zac. 3:8-10; Jer. 23:5, 33:15), ya en tiempos de Isaías bastante desacreditada, como tendremos ocasión de considerar más adelante. La bendición de los que se identifican con él consta de varios aspectos: la santidad, la belleza, la inscripción de sus nombres en la ciudad, el disfrute de la nueva vida de casados y protección contra toda especie de mal (vv. 3-6).

[…] (5:1-7). La figura de una viña o una vid para representar el pueblo de Dios es conocida en ambos Testamentos (véase Is. 27:2-6; Jer. 2:21, 12:7-10; Sal. 80:8; y Juan cap. 15), esta pequeña joya de parábola es una de las más impactantes de toda la Escritura. Es un canto de amor que sale del mismo corazón de un Dios que anhela desposarse con su pueblo un día, como vimos en el pasaje anterior. Y tanto fue su amor y cuidado de su novia que la proveyó de todo, a fin de que le respondiese también con amor, agradándole. […]