La asimetría de los caracoles

Desde hace muchos años, los zoólogos saben que hay caracoles de derechas y de izquierdas. Nada que ver con ideologías políticas. Se trata sólo de cómo presentan el arrollamiento de su concha.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Los que la desarrollan en el sentido del movimiento de las agujas del reloj (dextrógiros) son la inmensa mayoría, mientras que quienes lo hacen en sentido contrario (levógiros) constituyen una sorprendente rareza que ha venido preocupando desde siempre a los malacólogos o zoólogos especialistas en dichos moluscos.

Hasta ahora no se sabía por qué sólo uno, de cada millón aproximado de caracoles, arrollaba su concha hacia la izquierda, al revés que todos los demás congéneres. Desde luego, tal anatomía resulta mala para quien la posee ya que le impide reproducirse.

Como la disposición de sus órganos internos también está al revés, los orificios genitales no coinciden y, por tanto, los caracoles levógiros solamente podrían aparearse y tener descendencia con otro ejemplar levógiro como ellos.

Sin embargo, encontrar pareja entre un millón es muy poco probable, máxime si además eres hermafrodita.

Esto, que puede ser casi imposible para un caracol, le ocurrió increíblemente a mi hermano Alfonso. Encontró la concha de un caracol blanco levógiro de la especie Iberus gualtieranus alonensis cerca del pueblo de Pitarque en Teruel. Pronto se puso en contacto conmigo y me permitió tomar la siguiente imagen.

En 2016, un equipo internacional de científicos liderados por el genetista Angus Davison de la Universidad de Nottingham, publicó un trabajo en la revista Current Biology, en el que se comunicaba que una “mutación incapacitante” en un gen de los caracoles era la causante del cambio en el sentido del giro de la concha de estos animales. [1]

Se trata de un gen que codifica o sintetiza unas proteínas llamadas forminas y que, al parecer, el cambio en una sola letra o base nitrogenada del ADN, dentro del huevo recién fecundado de sólo dos o cuatro células, es suficiente para modificar el sentido del giro y dar lugar a un caracol de izquierdas.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Se trata por tanto de un error de copia en la formación de dicho gen de la formina.

Davison consiguió un caracol levógiro vivo de la especie Cornu aspersum, muy apreciada en la gastronomía mediterránea, al que llamaron “Jeremy”.

Se trata de una especie muy común en Europa, de donde es originaria, pero introducida también en América y que constituye una plaga para los cultivos.

Se hizo un llamamiento mundial para ver si alguien poseía otro ejemplar vivo que fuera también levógiro, con el fin de que pudieran aparearse y tener descendencia para futuras investigaciones.

Les llegaron dos caracoles con esa misma mutación. Uno al que llamaron “Lefty” de un coleccionista de Suffolk, en Inglaterra, y otro procedente de un restaurante mallorquín, al que le pusieron “Tomeu”.

Sin embargo, Jeremy no se apareó con ninguno de los recién llegados, pero éstos sí lo hicieron entre sí y tuvieron muchos descendientes.

Como es sabido, los caracoles son hermafroditas. Es decir, cada individuo posee órganos sexuales masculinos y femeninos, produciendo tanto espermatozoides como óvulos. Lo que un caracol no puede hacer es fecundarse a sí mismo.

Realizan, por tanto, una fecundación cruzada. El esperma de un ejemplar fecunda los óvulos del otro y viceversa. De esta manera, Lefty y Tomeu pusieron numerosos huevos de los que eclosionaron unos 170 caracolitos en miniatura.

No obstante, para decepción de los investigadores todos eran normales, es decir dextrógiros. El equipo pensó que quizás en cruces sucesivos pudieran aparecer más ejemplares levógiros.

En el año 2021 nació el primer caracol levógiro en el laboratorio, procedente de padres también levógiros.

Dicho nacimiento confirmó que estos caracoles de izquierdas no se originan por un accidente del desarrollo embrionario sino que se forman como consecuencia de la alteración o mutación de algún gen que provoca que todos sus órganos se dispongan al revés.

El Dr. Angus Davison y su equipo están trabajando en la identificación de dicho gen de los caracoles y abrigan la esperanza de que esté también presente en los humanos.

Si así fuera, -dicen- el estudio de tal gen podría contribuir a entender la asimetría de nuestro propio cuerpo.

Desde el evolucionismo, se piensa que la asimetría del cuerpo humano pudo tener su origen en genes similares a los que producen la asimetría en los caracoles. [2]

Es decir, que una hipotética mutación aleatoria en un antiguo gen de alguna especie de molusco ancestral pudo ser causa de que hoy nosotros tengamos el hígado a la derecha y el bazo, el páncreas o el estómago hacia la izquierda del cuerpo.

Aunque la inmensa mayoría de las mutaciones causan perjuicio al individuo que las sufre, el darwinismo supone que la evolución de todos los seres vivos depende de las escasísimas mutaciones beneficiosas.

De ahí que siempre se estén buscando dichas mutaciones que supuestamente lo habrían creado todo. Sin embargo, resulta sumamente paradójico que la suma de errores en la transmisión de la información del ADN genere tantas soluciones perfectas e inteligentes.

1. Davison, A. et al., 2016, Formin Is Associated with Left-Right Asymmetry in the Pond Snail and the Frog, Current Biology, Volume 26, Issue 5, Pages 654-660.