Esta es otra de las muchas maravillas acerca de la Biblia; que su verdad puede satisfacer al más grande de los intelectos y, al mismo tiempo, seguir siendo comprensible incluso para un niño.
Un fragmento de Por qué Jesús, de Geoff McIlrath (Editorial Peregrino, 2020). Puede saber más sobre el libro aquí.
Tengo que confesar que no soy ningún experto en arte. De hecho, no sé apreciar casi nada que tenga que ver con la alta cultura. Si me hablas de Caravaggio, Giotto y Tintoretto, ¡lo más seguro es que encienda el canal deportivo para saber qué club de la liga está negociando en el mercado de fichajes!
Hay una cosa que los tres señores que acabo de mencionar tienen en común; y es que todos ellos intentaron plasmar en un lienzo la crucifixión de Jesús. Y resulta que estos cuadros que pintaron se han convertido en obras maestras de valor incalculable. Por ejemplo, se estima que Giotto pintó su cuadro hace mucho tiempo —en el año 1290 concretamente— y si dicha obra estuviera colgada en la pared de tu casa, ¡te aseguro que no dejarías la puerta abierta cuando salieras a la calle!
Pero me gustaría llevarte a una época mucho más antigua. Esta obra de arte de la que te quiero hablar es en realidad la primera representación pictórica de la crucifixión de Jesús de la que tenemos constancia. Los expertos no se ponen de acuerdo en la fecha exacta de su composición, pero todos están de acuerdo en que, como máximo, se realizó en el siglo III d. C.
Si quieres ver de qué se trata, puedes buscar en Internet «grafito de Alexámenos», ¡pero prepárate para recibir una pequeña decepción!
Permíteme explicarte a qué me refiero.
Esta representación pictórica es un grafito, o, como se conoce más en la actualidad, un grafiti. Este grafito fue descubierto en 1857 en un internado para los pajes imperiales situado cerca del Circo Máximo en Roma. Actualmente, se conserva en el Museo Palatino. En realidad, estos «garabatos » en la pared son una representación satírica. Podríamos decir que son el precursor de las viñetas humorísticas que encontramos en la actualidad en los periódicos de gran tirada. El artista —por llamarlo de alguna forma— escogió un tema controversial de su época para burlarse de un grupo en particular de la sociedad romana. La primera representación pictórica de la crucifixión es básicamente una caricatura con una leyenda.
Déjame que te describa la escena. Un hombre joven está de pie con sus manos levantadas adorando a su dios. La leyenda dice lo siguiente: «ALEXAMENOS SEBETE THEON», que traducido quiere decir: «Alexámenos adora [a su] dios». Pero aquí viene la gracia, la burla, el chiste (mira el grafito de nuevo). ¿Quién es su dios? Bueno, para empezar, está clavado en una cruz, pero fíjate que aunque tiene el cuerpo de un hombre, ¡le pusieron la cabeza de un burro!
Quien realizó este grafiti no tenía la intención de captar de forma reverente el horror de la crucifixión de Jesús. ¡En absoluto! Su intención fue burlarse de ella y ridiculizarla. Y el objeto de la burla no solo fue el «dios» en la cruz, ¡sino también el tonto que lo adoraba!
Si soy sincero, no sé exactamente qué le pasaba por la cabeza a la persona que realizó este dibujo, pero de lo que sí estoy seguro es de que no llegó a comprender esto:
¿QUÉ CLASE DE DIOS ES ESTE QUE SE HACE
HOMBRE Y ACABA MURIENDO EN UNA CRUZ?
De hecho, estoy convencido de que es una pregunta realmente importante. Y como espero demostrar, la Biblia fue escrita para contestar dicha pregunta. Sin lugar a duda, la Biblia es el libro más extraordinario de entre todos los libros habidos y por haber. Y es extraordinario de múltiples maneras. No necesitamos ser cristianos para reconocer que la Biblia es única tanto por ser el libro más vendido del mundo, como por la influencia que tiene sobre el ser humano. Cuando alguien empieza a leer la Biblia por sí mismo, muchas veces descubre con sorpresa la asombrosa unidad que tiene esta «biblioteca» de libros. A pesar de que la Biblia está compuesta de sesenta y seis libros, 1189 capítulos, 31 173 versículos y, dependiendo de la versión que utilicemos, 773 692 palabras, nos narra una sola historia, y esto es así porque es la obra de una sola mente. Y todo esto aún es más impresionante cuando consideramos que la Biblia fue escrita durante un período aproximado de 1600 años, en tres lenguas distintas y por más de cuarenta autores diferentes. Sin embargo, lo que más impresiona a la gente —y eso incluye a la tan moderna e inteligente generación actual— es el hecho de que la Biblia penetra en lo más profundo de nuestros corazones. La Biblia toca la fibra interior de nuestro ser. La Biblia nos habla con tal claridad y autoridad que entendemos que sobrepasa lo meramente humano. En la Biblia no encontramos la respuesta a todas nuestras preguntas, ¡pero sí encontramos la solución a nuestro mayor problema!
Reconozco que esta afirmación puede asombrar y, al mismo tiempo, enojar a algunas personas. ¿Cómo es posible que la Biblia ofrezca la «solución» a nuestro mayor problema?
Es posible que cuando leas esto pienses que la vida es bastante buena tal y como es. En ese caso, ¡la Biblia no puede darte la solución porque no ves el problema! De todas maneras, es recomendable que te lo vuelvas a plantear porque la Biblia es como un médico bueno y lo suficientemente honesto como para mostrarte cuál es tu condición aunque hayas ignorado los síntomas. Y si entendemos el mensaje de la Biblia, también encontraremos la respuesta a la pregunta detrás del grafiti de nuestro antiguo dibujante: «Qué clase de dios es este que se hace hombre y acaba muriendo en una cruz?».
¡Cómo entender la persona de Dios!
En un sentido, lo que voy a intentar hacer a continuación es una tarea imposible. Voy a describirte no solo quién es Dios, sino cómo es la persona de Dios. Y para impresionarte aún más, ¡lo voy a hacer usando solo dos frases de tres palabras cada una! Por si acaso estás pensando que me he vuelto loco, te adelanto que simplemente voy a citar a alguien que ha descrito a Dios antes de que yo lo haga. De hecho, es alguien que fue inspirado por Dios para este mismo propósito. Y esta es otra de las muchas maravillas acerca de la Biblia; que su verdad puede satisfacer al más grande de los intelectos y, al mismo tiempo, seguir siendo comprensible incluso para un niño.
Dios es luz
(1 Juan 1:5)
y
Dios es amor
(1 Juan 4:8)
¡Aquí lo tienes! El apóstol Juan nos está describiendo la naturaleza de Dios mismo. Esto es lo que los teólogos describen como «la esencia de Dios».
Es de vital importancia que conozcamos ambas descripciones de Dios. Las dos son verdad y deben permanecer juntas. Si solo conocemos la mitad de lo que escribió Juan, tendremos una imagen distorsionada de Dios. Dios es luz, pero no solo es luz. Dios es amor, pero no solo es amor.
Dios es luz
Desde el libro de Génesis hasta el libro de Apocalipsis, la Biblia repite sin variación alguna que Dios es absolutamente puro y recto en su esencia. Tanto si miramos en el Antiguo Testamento como si lo hacemos en el Nuevo, el estribillo es invariable:
Santo, santo, santo es el SEÑOR Todopoderoso
(Isaías 6:3).
Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso
(Apocalipsis 4:8).
La frase completa que escribió Juan es: «Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad». El apóstol Pablo está completamente de acuerdo con esto porque nos dice que Dios «vive en luz inaccesible» (1 Timoteo 6:16). Y el escritor de la carta a los Hebreos nos recuerda que «nuestro Dios es fuego consumidor» (Hebreos 12:29, LBLA).
Supongo que ya has pillado la idea. La imagen de que Dios es luz pura e ilimitada nos expresa la resplandeciente santidad divina. Esta imagen nos habla de lo inaccesible e inconcebible que es para nosotros dicha santidad. Y el problema no radica en aquel que es luz, sino en aquellos que desean permanecer ante la presencia de este ser que es luz. Esta es una noticia en verdad aterradora para todos nosotros porque estamos contaminados por la «oscuridad» de nuestras impurezas e injusticias.
Y que no te quepa la menor duda, la Biblia enseña claramente que la santidad de Dios es un problema para nosotros como pecadores. En realidad, es nuestro problema principal. No es posible para un Dios que es luz ignorar el pecado o pasarlo por alto. Y esta verdad tiene relevancia a nivel mundial «pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Si no escuchamos primero las «malas noticias» de la Biblia, no apreciaremos sus «buenas noticias». Las malas noticias es que nuestro pecado nos separa de un Dios que es santo. Y lo que es peor, estamos bajo su justa condenación a causa de dicho pecado. Y lo que es aún más preocupante, ha sido establecido que seamos juzgados para que nuestros pecados sean castigados.
¿Cómo te sientes cuando piensas en la santidad de Dios? ¿Te reconforta el corazón? ¿Te anima a acercarte a él? Cuando entiendes que eres una persona pecadora, ¡lo último que deseas es acercarte a Dios!
Cuando el apóstol Pedro vio parte del poder y la santidad de Dios, entendió que era un hombre pecador y cayó de rodillas ante Jesús suplicándole que se apartara de él (Lucas 5:8). Que el pecador se sienta culpable es la consecuencia inevitable de entender —aunque sea en parte— la santidad del ser divino. Y esto es algo imprescindible porque nunca descubriremos la verdad acerca de nosotros mismos a menos que estemos dispuestos a afrontar la verdad acerca de Dios:
Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto
(Juan 3:19-20).
A lo mejor piensas que estoy exagerando, pero yo diría que la Biblia nos compara moralmente con esos insectos parásitos de plantas llamados «cochinillas». Si no me crees, haz la prueba. En un día soleado, levanta una maceta del jardín de tu casa y verás a las cochinillas actuar según su naturaleza. De forma inmediata e instintiva, correrán en busca de la oscuridad. Según los versículos anteriores, ¡las cochinillas y los pecadores tienen muchísimo en común!
¿Qué es lo que quiero decir con todo esto? ¿Acaso es algo malo que Dios sea santo? ¿Es esta la desdichada verdad acerca de Dios que debemos aceptar aunque sea a regañadientes? ¡De ninguna de las maneras! Lo que estoy tratando de decir es que si Dios solo fuera luz santa, no tendríamos ni la más mínima esperanza y seríamos condenados para siempre como pecadores que somos.
Pero Dios no solo es luz.
Dios es amor
Desde el libro de Génesis hasta el libro de Apocalipsis, la Biblia repite constantemente que Dios es amor. Es verdad que la plenitud del amor de Dios se revela completamente en el Nuevo Testamento, pero nunca existió un momento en el que Dios dejara de ser un Dios de amor:
Desde lejos el SEÑOR se le apareció, y le dijo: «Con amor eterno te he amado, por eso te he sacado con misericordia» (Jeremías 31:3).
¿Por qué el Nuevo Testamento nos revela abiertamente que Dios es un Dios de amor? ¿Qué ocurrió para que esta verdad se nos mostrase en toda su plenitud? El apóstol Pablo nos da la respuesta:
Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
Pablo entiende que hay una evidencia objetiva, histórica e irrefutable del amor de Dios. Y esta evidencia es la muerte sacrificial de Jesucristo. ¡Y es a través de ella que podemos
ver el corazón de Dios! Esto concuerda perfectamente con la forma en la que el apóstol Juan describió a Dios:
Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados (1 Juan 4:8-10).
Así es Dios. Sí, Dios es absolutamente santo en su persona. Dios es luz, pero como no solo es luz, sino que también es amor, se ha acercado a nosotros a través de su Hijo. Y se ha acercado a nosotros no como el Juez que nos castiga, sino como el Salvador que nos rescata. A pesar de que nosotros no lo amábamos a él, Jesús vino a ofrecerse a sí mismo en nuestro lugar y a pagar por nuestros pecados. Solo podemos descubrir la gloria completa del Dios que es tanto luz como amor si vamos a la cruz de Cristo.
El asombro de la cruz
No es posible encontrar un cristiano en la tierra—o en el cielo— que entienda completamente todo lo que ocurrió cuando el Hijo de Dios murió en el lugar de los pecadores. Hay un himno antiguo —«Give me a sight, O Saviour» [Ayúdame a entenderlo, oh, mi Salvador]— que expresa este concepto:
Oh, ayúdame a entenderlo,
Ayúdame a comprenderlo;
Lo que para el santo Dios significó,
Que mi pecado sobre él llevó1.
Cuando leemos algunas de las afirmaciones que la propia Biblia hace respecto a la muerte de Cristo, vemos que en ese acto irrepetible se satisface la santidad de Dios y se demuestra su amor:
Porque Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevaros a Dios (1 Pedro 3:18).
Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros (Gálatas 3:13).
Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios (2 Corintios 5:21).
Y debido a que estas afirmaciones son verdad, el apóstol Pablo insiste en recordarnos que Cristo es la única esperanza de la humanidad. No existe otro Salvador:
Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien dio su vida como rescate por todos (1 Timoteo 2:5-6).
Y si piensas que Pablo suena políticamente incorrecto, siento decirte que Pedro dice exactamente lo mismo:
De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos (Hechos 4:12).
Y, de nuevo, parece que Jesús mismo es la causa detrás de estas afirmaciones tan exclusivas:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí (Juan 14:6, LBLA).
Soy consciente de que a lo mejor te he abrumado con tantos versículos, pero lo he hecho para mostrarte que el mensaje central del Nuevo Testamento es que Dios ha obrado de forma concluyente a través de Jesucristo.
Sería una tragedia de proporciones incalculables despreciar lo que Dios ha hecho por nosotros al enviar a su Hijo a este mundo. No existe un mensaje más excelente para los pecadores rotos y perdidos que la cruz de Cristo. Podemos acudir a Dios y saber que él nos aceptará si vamos a través de su Hijo Jesucristo. Es precisamente a causa de Jesús y su muerte en la cruz que Dios puede ser justo y, a la vez, el que justifica (Romanos 3:23). Dios ha sido fiel tanto a su justicia como a su amor, y podemos ver ambas cosas reconciliadas en maravillosa armonía en el monte Calvario donde Jesús fue crucificado.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o