El correo de Elena

Estábamos planeando con el grupo de jóvenes de la iglesia algo que hacer, cuando de repente, uno de ellos salió de su letargo, y fue a buscar un libro de historietas.

Este chico se sabía casi de memoria pasajes enteros del libro, los citaba en voz alta. El cómic ¡Ay! ¡Dios mío!, llevaba tiempo en la estantería. Ví una chispa de fe en él. Y en ese momento, me dije:

- ¿Y si le enviara un correo electrónico a ese famoso dibujante para darle ánimo?

El dibujante preguntó si me podía llamar.

 - ¿Pero qué querrá este hombre?

Me habló de China, de su amor por ese país, su tristeza por las persecuciones. Me conmovió su entusiasmo, su sencillez. Yo le dije:

 - Qué coincidencia, tengo una amiga que va a Taiwán este fin de semana, envíame tus cómics, te los compro y me ocupo de los gastos de envío.

Él no sabía que andaba apurada  a final de mes y que todo el  dinero que me quedaba se iría con ese paquete ...

- ¿Pero estás loca o qué? ¿No le conoces y vas a darlo todo para ayudarle? ¡Y ni siquiera estás segura de que encontraremos un editor!

Me dijo mi marido, que, por suerte para nuestro hogar, es más razonable que yo. Y confieso que no tuve argumentos ...

Mi esposo es un encanto, él mismo fue a buscar el paquete y se lo hizo llegar a mi amiga Isabel.

Es una buena comerciante, estaba segura de que haría lo mejor que pudiera.

Me cobraron gastos adicionales (impuestos de quién sabe qué), y al mes siguiente, tuve que pagar de nuevo,  y volver a vaciar la caja ...

 - ¿Habré hecho bien Señor? ¿Por qué me habré metido en este lío?

Pensé en la viuda de la historia de Elías, que dio lo poco que tenía ... Ella estaba en una situación mucho peor que la mía y aún así le ayudó. Ella dio. Me sentí muy feliz cuando me dije a mí misma:

 - Si el libro se publica, fantástico, de lo contrario sé que hice todo lo posible para ayudar a un siervo de Dios.

Cuando Isabel llamó para decirme que había encontrado una editorial, me sentí muy feliz, tanto por la publicación  del libro en China como por haber experimentado la alegría de dar.

Es una experiencia que ha marcado mi vida.

Si miro toda la serie de fallos, errores y meteduras de pata que he cometido, por una vez me siento feliz al haber conseguido una "buena nota".

El Señor me ha llenado de una alegría indescriptible

Alain también me dijo, algunos años después, que había intentado varias veces alcanzar a China, pero solo se pudo lograr en esa ocasión.

A Dios le agrada cuando el creyente da con alegría. No solo estoy hablando de dinero ... Cuando “somos quisquillosos", eso termina influyendo en nuestro carácter y luego en nuestro corazón. Creemos, pero no nos entregamos a los demás ni a Dios. Y acabamos sintiéndonos "secos": es triste limitarnos así.

No solo aprecio el talento de Alain, sino especialmente el corazón que tiene para Dios y los demás. Nos llamamos de vez en cuando y le doy las gracias sinceramente al Señor porque ha ayudado a nuestra familia en los momentos difíciles de nuestras vidas. Me escucha, se toma todo el tiempo que haga falta y nos aconseja. Perdí muy muy poco; Gané mucho.

Lamento no haberle ayudado tanto como él y su familia se merecen ... En sus cómics se nota su entrega a Dios sin reservas. ¿Cómo no  hacerlo cuando nuestro Dios nos ha dado tanto?

Elena