“Nuevo Ateísmo”, por Antonio Cruz

Por las noticias que nos transmite la misma Biblia el ateísmo ha sido una constante en la Historia. La escuela sin Dios, a la que llamaba Menéndez y Pelayo “indigna mutilación del entendimiento humano”, ya aparece en los escritos de David tres mil años antes de este 2019. En el segundo de sus salmos los rebeldes espirituales gritan: “rompamos sus ligaduras y echemos de nosotros sus cuerdas” (2:3). Niegan a Dios aquellos a los que no conviene que Dios exista. ¡Rompamos sus ligaduras, echemos de nosotros sus cuerdas!, clama el ateo, como si hacerlo fuera tan fácil como decirlo.

Mil años después de David San Pablo afirma que aunque el ser humano, en general, tiene conciencia innata de la existencia de Dios, el ateo se inclina a rechazar ese conocimiento: “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios” (Romanos 1:21) ¿Cree el ateo que existe Dios? Aquí está su contradicción: si cree que no existe, ¿por qué lo niega?, ¿por qué lo combate? ¿Es razonable negar y combatir a ser alguno que no existe?

En los tiempos que estamos viviendo el ateísmo ha dejado de constituir un fenómeno de élites para convertirse en un movimiento de masas, invadiendo todos los niveles de la cultura y de la vida como la filosofía, la ciencia, el arte, la literatura, la historia, la política, la economía, la moral, etc. Es el ateísmo moderno. El año 2007 se publicó en Nueva York una Biblia atea. Durante los años siguientes esta Biblia fue traducida al francés, italiano, alemán, sueco y al español, entre otros idiomas. Se trata de un libro de 193 páginas que recopila pensamientos de ateos famosos. De este ateísmo moderno, nuevo ateísmo, trata el libro de Antonio Cruz que estoy comentando. Según él, vivimos en una época en la que la verdad se ha relativizado. La fe en Jesucristo y los valores que de ella se desprenden están siendo cuestionados y atacados en la actualidad por las nuevas formas de ateísmo. Durante las últimas décadas los apóstoles del moderno ateísmo, como los que figuran en la “Biblia atea”, han venido lanzando al mercado editorial miles de libros que han llegado a alcanzar éxitos de venta,  Dvds, videos y todo tipo de material con la intención de querer probar racionalmente que Dios no existe o, si alguna vez existió, jubilarlo por viejo.

Antonio Cruz se licenció y doctoró en Biología en la Universidad de Barcelona. Ha ejercido como catedrático de Biología y feje del Seminario de Ciencias Experimentales en el Instituto Investigador Blanxart de Barcelona. También en la capital catalana ha trabajado como Biólogo investigador del Centro de Recursos de Biodiversidad Animal del Departamento de Biología Animal en la Universidad de Barcelona. Sus trabajos están reconocidos como importantes en el campo de la ciencia biológica que estudia los seres actualmente vivos y los que han vivido en épocas anteriores. En este campo que estudia los restos fósiles Cruz es uno de los grandes especialistas españoles. También está considerado como el biólogo más importante que tiene actualmente el protestantismo español, el número uno.

En su faceta como cristiano Antonio Cruz ha ejercido como pastor en iglesias de Sevilla y Tarrasa. Es profesor en el Centro de Estudios Teológicos de Barcelona. Su oratoria profunda y amena a la vez le ha llevado a pronunciar conferencias en todos los países de América Latina, en Estados Unidos y en Europa. Como escritor ha producido catorce libros, de gran aceptación en España y en los países que hablan el idioma de Cervantes.

Las 119 páginas del Nuevo Ateísmo se estructuran en cuatro capítulos: ¿Qué es el nuevo ateísmo? Relaciones entre ciencia y conciencia. La mala teología del nuevo ateísmo. Moralidad de los nuevos ateos.

Para el autor, el nuevo ateísmo, en su deseo de eliminar a Dios, le lleva a admitir cosas tan absurdas como que lo imposible es posible, tal que la molécula de ADN y la primera célula viva se hayan construido espontáneamente por azar.

El nuevo ateísmo deforma completamente el mensaje de Jesús. Su movimiento “ateos por Jesús” conduce a los autores de la Enciclopedia francesa, Diderot y D´Alembert, y más tarde al jesuita-racionalista Ernesto Renán, también francés. Todos ellos concebían a Cristo como un gran hombre, pero no Dios. Para el nuevo ateísmo Jesús fue “uno de los mayores éticos de la historia, pero nada más”.

El nuevo ateísmo se refiere con frecuencia a la Biblia. Lo hace para señalar los supuestos errores y contradicciones que cree ver en la Escritura inspirada. Uno de los campeones del nuevo ateísmo, el ruso-norteamericano Isaac Asimov, de origen judío, dice que “propiamente leída, la Biblia es la fuerza más potente que el ateísmo ha podido concebir”. Según Antonio Cruz, “las tergiversaciones y contracciones bíblicas a que se refiere el nuevo ateísmo no existen más que en la mente de unos autores que, por desgracia, ya han decidido previamente no creer antes de leer y profundizar sin prejuicios en el genuino mensaje de las Escrituras”.

El autor de el “Nuevo ateísmo” cierra las páginas del libro con una pregunta que está a flor de piel tanto entre creyentes como entre incrédulos: ¿debe tolerarse la tolerancia? Según los defensores del nuevo ateísmo la idea de Dios debe ser desarraigada por completo de nuestra conciencia porque constituye el peor cáncer que padece actualmente la humanidad. Y piden tolerancia para sus ideas. Pero con el Nuevo Testamento abierto, la tolerancia que piden los enemigos de Dios ¿es en si misma intolerable?

Ignoro si se trata de un descuido del autor o de los editores. Lamento que las valiosas citas a pie de página referidas a libros y escritores no figuren clasificadas en páginas de bibliografía a final del libro. Facilitaría el trabajo de los estudiosos.