“25 ENIGMAS DE LA BIBLIA”, por Máximo García Ruíz, Ediciones Noufront, Valls, (Tarragona), 2018, 247 páginas.
Aquí le tenemos de nuevo. El teólogo vivo (gracias a Dios) más importante que le queda al protestantismo español de estos días. Para nosotros, pueblo de la Biblia, la teología es la exposición íntegra del pensamiento de la Palabra. La duda de la moderna teología protestante surge al definir la naturaleza de la Biblia. ¿Cómo debe captarse de modo exhaustivo su contenido: ¿Cómo libro simplemente humano? ¿Cómo revelación divina de interpretación literal? Hay más: ¿cómo debe traducirse el pensamiento bíblico para que se pueda hablar de una teología existencial aplicada al hombre de hoy?
Máximo enfrenta estas cuestiones en su libro, de contenido esencialmente teológico. Ya he dicho que Máximo García es teólogo. Todo un doctor en Teología por la Universidad de Salamanca, miembro de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII y profesor en la Facultad de Teología Protestante de la Unión Evangélica Bautista Española. Algunos de sus 21 libros han tenido críticas negativas en España simplemente porque estos autores no han sabido o no han querido distinguir entre el simple expositor de la Biblia y el teólogo como Máximo, preocupado por algunos de los problemas esenciales de la teología bíblica.
La inspiración divina constituye la nota más característica y esencial de los libros que componen la Biblia. Pero al lado de esta nota fundamental, la Biblia ofrece otras que han merecido la atención de teólogos protestantes y católicos, pensadores que no conceden al texto bíblico el origen divino que le atribuyen los autores calificados como fundamentalistas.
El famoso teólogo dominico francés Henri Lacordaire (1802-1861) eminente orador religioso, autor, entre otros muy leído libros de “Carta a la Santa Sede”, dijo sobre el contenido de la Biblia: “estos libros, por muy imperfectos que sean, comunican el peso del tiempo y el peso del cielo; son una verdad que nace de este origen, aunque haya sido viciada en el camino. Pero si todas las escrituras sagradas no son divinas, si sólo una es la que debe serlo, ¿por qué señales las reconoceremos?”.
El formidable libro de Máximo García que estoy comentando se enfrenta a estas cuestiones y las expone de un modo brillante. Porque además de teólogo, Máximo es escritor. Fundador de revistas, autor de centenares de artículos y de 21 libros, como ya tengo escrito, manifiesta en sus obras el interés por los conflictos sociales, por los asuntos humanos, por la problemática religiosa. Su estilo narrativo se caracteriza por la sencillez, buscando la complicidad de lectores que huyen de profundidades incomprensibles. Su propósito es contar más que convencer. Lo hace con una sintaxis bien elaborada, siempre comprometido con sus ideas y convicciones, gusten a unos o disgusten a otros, en un ejercicio de lealtad y honradez que me recuerda a uno de mis ídolos literarios más querido, el francés Alberto Camus, Premio Nobel de literatura en 1957, nacido en la misma tierra africana que me dio a mí la bienvenida al mundo de los vivos.
En la presentación de “25 enigmas de la Biblia”, el autor aclara que su intención es “defender la necesidad de aproximarnos a la Biblia mediante una relectura capaz de extraer de ella la enseñanza que encierra, para lo cual es preciso separar el grano de la paja, es decir, hay que saber priorizar unos textos con respecto a otros”.
Esta intención la capta admirablemente el autor del largo prólogo, Alberto de la Hera, quien fue Director General de Asuntos Religiosos con el gobierno de Aznar, también Catedrático emérito de Derecho Canónico. Con un toque sentimental De la Hera confiesa: “desde su religiosidad protestante y la mía católica, Máximo García Ruiz y yo llevamos ya muchos años de ininterrumpido e interesante diálogo”. En los párrafos finales del prólogo confiesa: “el libro es de lectura sumamente amena, está respaldado por un hondo conocimiento de las Escrituras y cada lector podrá obtener de sus páginas muy diferentes frutos”.
A todo esto, ¿cuáles son los 25 enigmas de la Biblia que propone Máximo García? A esta pregunta no encuentro mejor respuesta que ofrecer al lector el contenido completo del sumario, sea o no habitual en una crítica literaria. Helo aquí: La serpiente del Edén. La torre de Babel. El diluvio universal. La mujer de Lot. El sacrificio de Isaac. Las plagas de Egipto. El cruce del mar Rojo. El arca de la alianza. Los sueños. El sol y la luna se detienen. La conquista de Jericó. Sansón: un héroe mítico. Elías sube al cielo. Jonás tragado por un gran pez. La burra de Balaam. Jesús anda sobre el mar. Lázaro de Betania. ¿Fue Pablo apóstol? El tercer cielo de Pablo. Glosolalia. Ángeles y demonios. Apocalipsis. La gran ramera. El milenio. La fe, el más grande de los enigmas. Cuidado con los falsos profetas.
Al escribir sobre el más grande de los enigmas, Máximo dice acertadamente que “la fe cristiana no consiste simplemente en un acto intelectual de aceptar como verdaderas ciertas afirmaciones. En realidad, se trata de un acto de confianza en Dios, que actúa en Cristo, anulando los efectos del pecado”.
En palabras finales, el autor insiste en que “para entender la Biblia hay que hacer una buena exégesis, es decir, esforzarse en extraer del texto su verdadero significado, sin olvidar que algunas palabras tienen varios sentidos no siempre coincidentes entre sí”.
“25 enigmas de la Biblia” es el libro luminoso de un teólogo que nos enseña a leer la Biblia profundizando en la interpretación de su contenido.
Lo que nos colma de alegría en este libro de Máximo es que no lo presenta como una elucubración especulativa y apologética de la fe cristiana; es la expresión de una lectura a fondo de la Biblia, de la historia sagrada, un proyecto felizmente elaborado y construido desde la cultura teológica. Ante la valoración incorrecta que se observa en algunos círculos del protestantismo, el autor madrileño, a quien Dios guarde muchos años, concluye que es señal de inteligencia mostrarse disconforme con lo que nos han enseñado y que no hemos verificado y abrir la mente a averiguaciones personales. Según título de otro libro suyo, “a redescubrir la Palabra” y saber “cómo leer la Biblia”.
“25 enigmas de la Biblia”, un libro recomendado y recomendable, cuya lectura no resultará estéril para el lector ni para los programas de estudios bíblicos de las iglesias.
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