El sueño de la sulamita

En mi biblioteca personal tengo ahora cinco mil libros, entre ellos unos 43 comentarios a El Cantar de los Cantares; desde algunas referencias de autores primitivos como Orígenes (siglos II y III) y San Agustín (siglos IV y V) a los eruditos contemporáneos, Marvin Pope (norteamericano), George Burrowes, (inglés) y Matthew Henry (norteamericano; desde Fray Luis de León (siglo XVI) a la muy documentada obra del jesuita Javier Maruri en 1951.

Pues bien. Antes de escribir este comentario he ojeado mis 43 libros sobre Cantares y afirmo que la obra que tengo ante mí del prestigioso psiquiatra asturiano es una obra superior. Con mucho. En mucho. En conocimiento de la vida y la literatura de Salomón. En la erudición científica. En la profundidad bíblica y filosófica. En los suspiros de amor que arranca de los corazones de los dos principales protagonistas del Cantar.

Antes de seguir escribiendo quiero presentar al autor, no sea que en algún rincón escondido de la América hispana alguien pregunte quién es González Campa.

Licenciado en Medicina y Cirugía. Especialista en Psiquiatría, Alcoholismo, Toxicomanía y en Psiquiatría Comunitaria. Psicoterapeuta. Conferenciante de temas científicos, paracientíficos y teológicos, a nivel nacional e internacional.

Teólogo y escritor evangélico. Autor de varias publicaciones en el campo científico, sociológico y teológico.

Es fundador y Presidente de Honor de la Asociación para la Defensa de los Enfermos Psíquicos Asturianos (ADESA). Ha sido profesor de Honor de la Universidad de Oviedo y profesor de Psiquiatría de la Escuela de Asistentes sociales de Gijón. Colegiado honorífico del Consejo General de los Colegios Oficiales de Médicos de España.

Pertenece a distintas sociedades científicas y es socio-fundador de Socidrogalcohol (Sociedad científica para el estudio del alcoholismo y las otras drogodependencias).

Por su labor social, científica y humana, el centro público denominado “Hospital de día Dr. González Campa” llevó su nombre, a petición de los ciudadanos de la Cuenca del Nalón, en Asturias.

Fue nombrado “Hijo adoptivo de Langreo”, por las mismas razones.

 El título que Campa ha puesto a su libro lo ha tomado de Cantares 6:13.

               “Vuélvete, vuélvete, oh sulamita;

            vuélvete, vuélvete

            y te miraremos”.                                 

El prestigioso escritor argentino Arturo Capdevilla dice en la séptima edición de su libro “La Sulamita” (Editorial Losada, Buenos Aires 1953), que “esta pastora de Sulem no es ni Rebeca, ni Raquel, ni Ruth, ni en nada se les asemeja”. Luego, dejando correr su imaginación de escritor, poeta y dramaturgo, añade: “la sulamita no es más que amor. Dulzura de amor, tormento de amor, silencio de amor. Duerme desnuda en un lecho de lirios, y su esposo –un esposo magnífico- entona su alabanza con tal arrebato, que todo lo dice y lo canta”.

Para Campa, “dado que Salomón tuvo relaciones con muchísimas mujeres”, no resulta fácil identificar a la sulamita. “Existen varias interpretaciones en torno a esta figura –prosigue Campa-; una de las teorías que existen en torno a la sulamita afirma que podría tratarse de una mujer que apareció en los últimos días de vida del Rey David según el primer libro de Reyes 1:1.14”.

Las páginas de “El sueño de la sulamita” están precedidas por la rima XXIV de Gustavo Adolfo Bécquer y por el poema “Anoche cuando dormía” de Antonio Machado.

Campa estructura su libro en torno a 24 capítulos sin títulos más unas páginas de agradecimiento y un prólogo. Otro prólogo lo escribe Beatriz Garrido, cuyo último párrafo dice: “¡Muchísimas gracias por el deleite de esta maravillosa lectura, D. José Manuel!”.

El epílogo a la obra corresponde a otra mujer, tan cercana al autor como Beatriz Garrido: Mercedes Zardain. Para la señora Zardain Campa escribe “con humildad, respeto, firmeza en sus convicciones, mucha información y abundante documentación, que evidencia  el gran trabajo de investigación realizado”.

Considero que los dos primeros capítulos constituyen una especie de introducción a los siguientes. En ellos el autor aborda cuestiones fundamentales tales como el amor humano, la frecuencia de símbolos, el tema de la enfermedad, la poesía en la Biblia, el título que ostenta el Cantar y la paternidad literaria de Salomón, los conocimientos antropológicos del tercer rey de Israel y las diversas interpretaciones que se han dado al Cantar de los Cantares a lo largo de siglos.

Centrado en la cuestión del matrimonio en el Cantar, Campa hace esta afirmación en página 49: “los esposos que renuncian a la realización erótico-sexual están fuera de la voluntad de Dios. El matrimonio es concebido en la Escritura como un enfrente que permita la comunicación y el diálogo (Génesis 2:18) y a esta realización contribuyen, de manera esencial, las relaciones sexuales armoniosas y sinfónicas” (1ª de Corintios 7:1-15).

El escritor chino Watchman Nee, convertido al cristianismo, en un libro sobre el Cantar de los Cantares publicado originalmente en China en 1945 dice que los ocho capítulos escritos por Salomón constituyen el más grande monumento al amor en la literatura universal.

El doctor Campa le da la razón. Para este psiquiatra, “en el Cantar de los Cantares se muestra que el amor se vive y se habla de las relaciones sexuales de una manera muy sutil y delicada”. En una tesis que no deja de ser original, Campa sostiene que “en el libro sólo hay un personaje: la esposa que duerme y sueña… que representa a la Iglesia en toda su personalidad integral y queda bajo la Sombra de Aquél que la ama con amor indestructible”.

Para todos aquellos que deseen conocer en su plenitud los misterios de El Cantar de los Cantares, su presencia en la Biblia y la grandeza del amor humano, que ya existía cuando nada existía, “El sueño de la sulamita”, escrito por José Manuel González Campa, es un libro imprescindible.