De Noviembre de 1979 a Mayo de 1980 Dylan solo interpreta “gospel songs”.
Bajo el título de Trouble no more (“no más problemas”), el premio Nobel de literatura de 2016 ha autorizado la publicación de material inédito correspondiente a sus grabaciones de los años 1979-1981.
Comprende su llamada “etapa cristiana”, que arranca tras su conversión en 1978 y su vinculación a la Comunidad de la Viña, una denominación evangélica establecida en Hollywood, California a la que ya pertenecían dos músicos de su banda: Steven Soles y David Mansfield.
No a todo el mundo sienta bien la etiqueta de “fase cristiana” para archivar las grabaciones en estudio y las giras de estos años. Así lo manifiesta con agudeza Anne Margaret Daniel en la revista online No Depression (The Journal of roots music) cuando recrimina que se le trate “como si fuese una luna en lugar de un ser humano”.
Parece que el fan medio de Dylan necesitase “aceptar” la conversión de músico y despacharla etiquetando el asunto como una de las muchas rarezas del genio. Lo cierto es que del mismo modo que entre una mayoría de seguidores ese inesperado giro vital y artístico suscitó un frontal rechazo, para otros resulta un momento fascinante en la biografía del músico de Duluth.
La documentación del mismo a través de estas grabaciones (versiones y canciones inéditas) contribuye a arrojar más luz sobre este controvertido período y tambián a ilustrar la medida real del compromiso cristiano de Dylan, a retratar el “modus operandi” del músico a la hora de poner letra y música a su nueva manera de entender la vida.
De Noviembre de 1979 a Mayo de 1980 Dylan solo interpreta “gospel songs” escritas hacia finales del 78 y hasta principios del 80, canciones que forman parte de Slow train coming y Saved, este último próximo a ser publicado.
En este perído de siete meses un seguidor de Bob Dylan no va a poder oir en concierto ninguno de los éxitos del cantante. Fred Tackett, uno de los guitarras de la banda, dijo haber visto enfrente al escenario en uno de los conciertos a un hombre con un letrero en el que se podía leer: “A Jesús le encantan tus viejas canciones”.
Dylan consiguió juntar a una gran cantidad de talentos, tanto para las grabaciones de estudio como para las giras, algo que fue reconocido en su momento y que causa admiración ahora.
Guitarristas como Mark Knopfler, Steve Soles, Fred Tackett; teclistas como el veterano músico de sesión Spooner Oldham, Bemmond Tench de Tom Petty & The Heartbreakers, Al Kooper que había participado en Higway 601Revisited; los bajistas Tim Drummond y Jerry Scheff; Jim Keltner y Ian Wallace como baterías y las voces de Clydie King, Helena Springs, Carolyn Dennis, Regina Havis, Monalisa Young, Madelyn Quebec, entre otras.
Sus gargantas llevaban el peso del set introductorio de cinco canciones de puro gospel con el que comenzaban los conciertos.
Hacia noviembre de 1980 Dylan cede a las presiones de sus promotores y público y comienza a incluir algunos de sus clásicos en el repertorio. Desde finales de 1980 y hasta la mayor parte de 1981, emprende una gira de “música retrospectiva” en la que, junto al material gospel, incluye temas de su cancionero anterior así como otros nuevos.
Muchos de estos serán incluidos en Shot of love (1981). En ellos la música seguía presentándose con fervorosa pasión. Dylan, conocido por su rapidez a la hora de grabar material nuevo (más preocupado por recoger las canciones que por registrar tomas perfectas) ofrecía en directo unas versiones en constante evolución, servidas por una de las mejores bandas de las que dispondría a lo largo de su carrera.
Otro rasgo característico de esta etapa es la exposicón creativa que la acompañó. Ya le había ocurrido en la época de The Freewhelin' o con las Basement tapes y le volvería a pasar con Oh Mercy y con Time out mind. De hecho, esta colección de temas ofrece 15 canciones que no habían sido publicadas antes.
Los albumes de estudio palidecen en comparación con las ejecuciones en directo. La voz de Dylan es clara, cortante. Busca la cercanía con el público pero también suena enfático, comprometido con su mensaje.
La producción y las interpretaciones de los tres albumes de estudio de aquellos años no habían sido objeto de todo el mimo necesario para el óptimo lucimiento de los temas.
Slow train coming es el mejor producido del conjunto, ofrece combativas advertencias con un sesgo apocalíptico envueltas en guitarras de sonido limpio y melódico.
Con Saved la evangelización está centrada en las promesas de las Escrituras, el sonido es más gospel y convencional, las estructuras, simples, imitaban los coros de los servicios dominicales.
Shot of love es un paso más allá de lo meramente doctrinal, mezclando lo sagrado y lo secular en un ambiente de blues rock.
La conversión de Dylan se concretó cuando su entonces novia, la actriz Mary Alice Artes, que asistía a las reuniones de la Comunidad de la Viña en Reseda (California), acudió al pastor Kenn Gulliksen buscando dirección espiritual para Dylan.
Los pastores Larry Myers y Paul Edmon visitaron al músico en su casa. Gulliksen fue informado por sus colaboradores de que Dylan encontraba su vida vacía.
Al cabo de un tiempo, comenzó a asistir a un curso intensivo de discipulado que trataba, según comentario posterior de Gulliksen, de “la vida de Jesús, principios de discipulado, el sermón del monte, qué es ser un creyente, como crecer, como compartir... pero era al mismo tiempo un sólido estudio bíblico”.
En algún momento de ese tiempo Dylan entró en contacto con un texto que resultaría crucial en su enfoque del cristianimo: el libro “La agonía del gran planeta Tierra” de Hal Lindsey, un superventas publicado en 1970 en el que el autor sostiene que los hechos profetizados en el libro de Apocalipsis corresponden con la historia del siglo XX.
Lindsey identifica a Rusia e Irán con Magog y Gog y contempla el final de los tiempos como un acontecimiento inminente. Al menos cuatro temas de Slow train coming (Precious angel, Gonna change my way of thinking, When you gonna wake up? y When he returns) contienen referencias a este asunto.
En el otoño de 1978, durante una actuación en Tempe, Arizona, Dylan se dirigió a la audiencia tras pedir que se encendiesen las luces y lanzó la siguiente pregunta: ¿cuántos aquí son conscientes de que estamos viviendo los tiempos finales ahora mismo?”, ¿cuántos se dan cuenta?, ¿puede alguien levantar la mano?. Ah, ya veo, nadie...”
Su deseo de usar su espectáculo para evangelizar chocaba con las intenciones de la audiencia, algunos de cuyos miembros abandonaban los locales. Se mostraba disgustado con los que le interrumpían con comentarios adversos.
Les reconvenía con frases como: “¿habéis oído hablar del espíritu del Anticristo?, ¿alguien aquí sabe algo de eso?. Sé que sí. Bueno, está claro que el Anticristo anda suelto ahora mismo. Entró por la puerta a la vez que lo hacíais vosotros...”
La edición deluxe de Trouble no more contiene 8 cedés: cien grabaciones en vivo y en estudio no publicadas antes y un dvd que combina imágenes inéditas de la gira de 1980 y material escrito por Luc Sante e interpretado por Michael Shannon en el papel de un predicador.
Las pistas extras incluyen una interpretación de Shot of love en Avignon de 1981, entre otras.
Como siempre, entre los descartes de Dylan que se recogen aquí podemos encontrar algunas gemas como Making a liar out of me. Hallamos piezas con regusto al Chuck Berry más clásico, Jesus is the one, y afirmaciones enérgicas como en I will love Him o avisos como I ain't gonna go to hell for anybody.
Leamos ahora un testimonio desde dentro de la banda que acompañaba a Dylan en aquellos años: “lo que vi y a quien vi fue a un hombre. Un hombre que poseía un extraordinario don procedente de Dios, incluyendo su otra música. Cuando me detenía a escuchar la letra de algunas de las canciones que escribió antes de que yo me uniese al grupo, era algo extraordinario.
Dios lo ha estado usando a él y a sus canciones durante mucho tiempo. Y él ha estado hablando contra el mal y posicionándose hacia el bien durante mucho, mucho tiempo. De modo que cuando hizo Slow train coming, Saved and Shot of love, solamente contemplo el círculo haciendo saber a la gente que lleva sirviendo a un Dios vivo toda su vida.”
Estas son palabras de Regina Mac Crary, hija del reverendo Sam McCrary miembro del cuarteto de gospel The McCrary Sisters (ellas y tres hermanas) y actualmente también en un ministerio pastoral.
Y, ya puestos, conviene arrojar un poco de luz sobre sus compañeras de coro, con frecuencia tapadas por la denominación genérica de “backup singers” en los títulos de crédito.
Clydie King grabó su primer disco a la edad de 13 años y su voz acompañó a los Rolling Stones, Steely Dan, Lynyrd Skynyrd y B.B.King entre otros muchachos. MonaLisa Young (cuyo marido, Terry, estaba también en el “gospel tour”) llevaba cantando profesionalmente desde los 16 en iglesias y escenarios de ópera, enseñada por su madre, la mezzo-soprano Catherine Ballinger.
Por cierto, que las palabras de Regina MacCrary encuentra un bello eco en una aguda afirmación del polifacético autor y conocido ateo Penn Jillette, quien alude a diferentes textos de Dylan a lo largo de su carrera para concluir que “nunca ha sido y nunca será un cantautor secular”.
El periodista y escritor Julio Valdeón, desde EfeEme.com, saluda con pasión las recién publicadas grabaciones:
Esta caja resulta obligatoria si crees en el poder redentor de la música y la palabra. En la salvífica y misteriosa capacidad del arte para explicar e iluminar y, al mismo tiempo, trascender los prosaísmos, la grisura de lo cotidiano.
Si anhelas que una canción, un concierto, un poema, un solo de guitarra, unos coros borboteantes, unos arreglos de cuero y dinamita, una interpretación vocal entre la gloria y el cadalso, te miren a los ojos y te acuchille, desnuden tus contradicciones y te dejen exhausto y aturdido.
Trouble no more es droga dura. Trouble no more no vale como introducción para el neófito. Trouble no more aúlla como un animal ciego y al tiempo calma y consuela heridas. Trouble no more está lejos de ser accesible pero, en serio, ¿quién dijo que Bob fuera fácil?”
No puede haber mejor cita para terminar este artículo. Sería imperdonable desperdiciar tanto entusiasmo.
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