Los graves problemas de la evolución

A finales del pasado año 2016, se celebró en el Reino Unido una de las reuniones científicas más prestigiosas del mundo. A pesar de lo cual, su trascendencia en los medios de comunicación fue mínima. En esta ocasión, en la Royal Society de Londres se trató durante tres días acerca de las nuevas tendencias de la biología evolutiva.[1] En realidad, lo que se puso de manifiesto por parte de los diferentes especialistas que intervinieron -todos partidarios de la evolución- fueron los graves problemas que presenta hoy la explicación darwinista, así como el abismo que separa la opinión especializada de los científicos que discuten tales problemas en foros selectos y la idea mayoritaria que impera entre los laicos o la gente común. Algo que durante años han venido denunciando también los partidarios del Diseño inteligente.

Las revistas especializadas en biología publican habitualmente trabajos de investigadores que manifiestan dudas sobre determinados aspectos de la teoría neodarwinista de la evolución. De manera especial, acerca del supuesto poder creativo de las mutaciones al azar y la selección natural. Sin embargo, tales discrepancias apenas tienen repercusión en el gran público o en los centros docentes. En opinión de los expertos, nunca antes ha habido una disparidad tan grande entre la percepción popular de una teoría y su posición real en la bibliografía científica relevante.

En la presentación inaugural de la conferencia, el Dr. Gerd Müller, reconocido especialista en biología evolutiva, subrayó los principales déficits explicativos que, según su opinión, presenta actualmente la teoría sintética de la evolución y que curiosamente no suelen recoger los libros de texto. Dijo que muchos especialistas están de acuerdo hoy en que el mecanismo de mutación y selección natural es incapaz de generar la complejidad de los rasgos anatómicos de las nuevas formas de vida que han surgido a lo largo de las eras y, especialmente, durante la explosión cámbrica. A lo sumo puede explicar cambios microevolutivos menores como variaciones en el color de las alas de las mariposas o los célebres polimorfismos de ciertos peces. De la misma manera, se refirió a las abruptas discontinuidades que muestra claramente el registro fósil para señalar que no pueden ser explicadas desde dicho mecanismo aceptado hasta ahora.

Una de las ponencias más interesantes de toda la conferencia fue, sin duda, la del biólogo James Shapiro, quien mostró evidencias de cómo ciertos procesos mutacionales presentan una naturaleza no aleatoria que permite a los organismos responder a los desafíos del medio ambiente. Esto demuestra que los seres vivos poseen una especie de capacidad adaptativa “preprogramada” que opera bajo control algorítmico. Sin embargo, ni Shapiro ni ningún otro biólogo evolucionista de la conferencia pudo explicar cómo esta información inherente “preprogramada” de los organismos pudo haberse originado por primera vez. De manera que quedaba definido así el tercer problema para el darwinismo contemporáneo: el origen de la información biológica.

Todos los comportamientos animales que se discutieron en la conferencia, como la construcción de nidos por parte de las aves o la de represas por los castores, así como la plasticidad fenotípica, la ingeniería genética natural, etc., presuponían siempre la existencia previa de la información biológica necesaria para generar dichas novedades, pero no abordaban en absoluto el misterio del origen de toda esa información. Si bien se dispone de abundantes pruebas de que los animales pueden aprender y transmitir nuevos comportamientos a sus descendientes -por ejemplo, los cuervos de Japón han aprendido a usar el tráfico de automóviles para romper las nueces de las que se alimentan-, toda esta evidencia indica la existencia previa de capacidades específicas que hacen posible dicho aprendizaje. ¿Cómo surgió la información que posibilita tales capacidades? Este es otro problema planteado que sigue sin solución.

De la misma manera, se puso de manifiesto una cuarta dificultad. La incapacidad de la síntesis neodarwinista para explicar el origen de la información epigenética necesaria para producir novedades fenotípicas en los organismos. La cuestión sobre cómo surgieron los mecanismos que permiten a determinadas características del medio ambiente condicionar al genoma de los seres vivos, para que éste se exprese de una u otra manera sin cambiar la información de su ADN, sigue siendo otro importante problema.

Y, por último, cuando todas estas dificultades se contrastan con la intuición de diseño universal que se desprende de la naturaleza, resulta que los argumentos del diseño no parecen tan descabellados como se pretende. Desde luego, era de esperar que en dicha conferencia algunos intentaran ridiculizar al Diseño inteligente, como así ocurrió, sin embargo, otros autores guardaron un respetuoso y significativo silencio. Cuando el neodarwinismo se queda sin explicaciones convincentes, ¿no será el momento de pensar en la alternativa del diseño?

En mi experiencia docente durante casi cuatro décadas, como profesor de biología y ciencias naturales, he notado que cuando los alumnos piensan en la evolución, cavilan en cosas como el origen de las alas de las aves. Sin embargo, en realidad, estas son cosas acerca de las cuales la teoría de la evolución nos dice bien poco. Tomé esta imagen de una gaviota reidora (Larus ridibundus) cerniéndose majestuosamente sobre las tranquilas aguas del mar de Galilea y mirándome con atención, para ver si le lanzaba alguna migaja de pan.

[1] https://royalsociety.org/science-events-and-lectures/2016/11/evolutionary-biology/