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Protestante Digital

 
Manuel Pérez Lourido
 

Un lugar al que puedas ir: la música de Damien Jurado

A Damien Jurado le resulta extraño concebir la vida terrena sin el dolor o el sufrimiento; por supuesto, dice experimentar gozo y felicidad pero recalca que la felicidad plena no se alcanza en esta tierra.

PREFERIRíA NO HACERLO AUTOR Manuel Pérez Lourido 23 DE DICIEMBRE DE 2016 06:00 h
Damien Jurado.

7 de Marzo de 2014, un tipo alto y de complexión fuerte, ademanes tranquilos y rostro serio que a todas luces esconde una dosis importante de timidez, se sube al escenario del Auditorio Municipal de Vigo con una guitarra acústica. Durante hora y pico mostrará su repertorio de achaques y esperanzas, agradeciendo los aplausos entre canciones y sacando partido a su particular forma de entonar, entre el lamento elegíaco y el anuncio de algo que llevase dentro y le costase sacar. Es esto lo que mantiene centrado al espectador: la absoluta seguridad de que Damien Jurado está habitando cada una de sus canciones, inmerso en cada una de sus historias. Quien esto les cuenta se prometió allí mismo que un día dedicaría unas letras a analizar la obra de este cantautor y ha llegado el momento de cumplir la amenaza.



Jurado (Seattle, 1972) confiesa no leer ficción. Los únicos libros de ficción que poseen pertenecen a una vieja colección de libros de bolsillo: Twilight Zone, muy famosa en USA en los 60's. Sólo tiene en casa libros de no ficción que tratan de artistas o músicos. Reconoce lo extraño de esa elección en alguien cuyas letras son básicamente narrativas pero lo explica de una forma tan sencilla como coherente: dice que seguramente carece de paciencia para la ficción y que de algún modo necesita estar en contacto con temas reales y concretos ya que su imaginación ya le hace vagar por otros lugares.



Su amigo y también músico Joshua Tillman (actualmente publica como Father John Misty y forma parte de Fleet Foxes) señaló, con la mezcla de lucidez y extravagancia que le caracteriza, que “Damien Jurado es cada personaje que aparece en una canción de Damien Jurado”.



Cuestionado sobre el particular, Jurado aprovechó para indicar que lleva una vida totalmente desligada de su trabajo como músico. “No pienso sobre arte cuando no estoy en el escenario o con una guitarra en las manos”. Dice no saber si eso es bueno o malo y que, aunque seguramente sea malo, le emociona estar empapado de realidad. “Y mi realidad son mis dos hijos, mi chica, y el coche que ahora mismo está en el taller”. Mi realidad no son mis personajes, o mi guitarra o mi próxima gira. Aunque eso paga las facturas, por lo cual me siento feliz y bendecido, no es en lo que pienso”.



No, Jurado no es un artista entregado al arte por encima de todo y además es lo suficientemente honesto y desacomplejado como para no tener reparo en decirlo. Las canciones no son su pasión, sino su trabajo.



La música de Damien ha ido evolucionando desde el punk que hacía con su primer grupo, el folk con que se arrancó en solitario, luego permeado por rock and roll, la adopción de sonidos pop y el casi constante sustrato de lo que hoy se llama “Americana”, sobre el que hace flotar una voz doliente y apasionada, pero sin pizca de premura o irritación. Su aspecto de tipo corriente, su pose relajada proceden del mismo espíritu aquietado que ni siquiera en I break chairs su disco con música más guitarrera y nerviosa, compromete la calma de que hace gala. I break chairs (2002) es el Recovering the satellites (Counting Crows) de Jurado, en el sentido de que con él da un paso hacia sonidos más rockanroleros. Es su cuarto disco de larga duración con Sub-Pop tras Waters Ave S. (1997), Rehearsals for Departure ( 1999) y Ghost of David (2000). Casi mejor relegamos al marciano Postcards and Audio Letters (2000), una colección de grabaciones recogidas en cassettes rescatados de tiendas de segunda mano y mercadillos en la que Jurado no canta ni toca porque no hay música allí, sólo 60 minutos de gente hablando. No hace falta ser muy avispado, sin embargo, para entender que esta publicación ha de ser observada con atención por lo que pueda revelar sobre el alma de su autor: sus intereses, sus obsesiones o eso que se suele denominar una forma un tanto pomponsa como “sus fantasmas”. Damien se encarga de seleccionar y disponer las grabaciones de modo que enseguida se advierte una temática centrada en las relaciones interpersonales y especialmente las amorosas. Aparecen Robert y Angle, dos ex-amantes arrepentidos que ahora viven en países diferentes, una pareja de abuelos discutiendo sobre lo que habían hecho por Navidad, un Jim y una Sharon que discuten sobre el bienestar de su hijo tras haberse divorciado y los melosos mensajes telefónicos de Dawn and Phil, una pareja en trance de ser devorados por su arrebatado amor.



 



En concierto.



Todas estas son historias podrían haber sido escritas por el propio DJ, y no hacen sino evidenciar que estamos ante alguien fascinado por los dramas reales. Dedica el disco a sus padres, Heather and Miles. La hoja de créditos la cierra esta frase: “To God be the glory” (“a Dios sea la gloria”).



En The Ghost of David (2000) presta su voz a diversos personajes en situaciones de distinta complejidad, como alguien que reparte su atención y afecto entre una mujer casada y el cuidado de un hermano enfermo, para el que pide a Dios que se lo lleve. O un suicida o alguien que halla a un hombre muerto por congelación al volante de un coche aparcado. Parece como si quisiese meterse en otras mentes, en un esfuerzo quizá por comprender otras formas de pensar, otras motivaciones, otras formas de reaccionar ante los problemas. El tema que da título al album procede de un sueño que tuvo en el que un amigo desde secundaria, el músico David Bazan, había muerto y de las palabras que decía en el sueño a su viuda para consolarla (“la vida es corta / el amor es eterno”).



A Damien Jurado le resulta extraño concebir la vida terrena sin el dolor o el sufrimiento; por supuesto, dice experimentar gozo y felicidad pero recalca que la felicidad plena no se alcanza en esta tierra.



DJ se confiesa creyente cristiano “desde los 17 años”. Otra cosa es el calibre de esa fe durante todo este tiempo, su proyección, los tumbos que este hombre haya dado. Dice que durante mucho tiempo eso no tuvo relevancia en su música, salvo en el sentido de que asume que Dios está en todo cuanto hace “sea preparar la cena, conducir un coche o escribir una canción”. Pero en la época del album Marquopa Jurado experimentó un despertar espiritual marcado por un sueño que hizo brotar la primera canción del album y luego las demás. Pero no adelantemos acontecimientos.



Tras I break chairs Damien deja Sub-Pop por el sello Secretly Canadian, con quien edita Where shall you take me? (2003), decisión de la que no se arrepentirá a juzgar por los 13 años que lleva con ellos. Un par de canciones del disco formaron parte de la banda sonora de One tree Hill, serie de television que arrancó en EEUU el mismo año que salió el disco, 2003 (en España se vio alguna temporada en La2 y en Neox). Otra vez canciones desnudas y letras crudas otra vez. Más rastros de folk que en el trabajo anterior en una vuelta a la música serena (sólo “Texas/Ohio” se acelera sin pasar de un medio tiempo).



On my way to absence (2005) destaca más por su música que por las letras, que siguen resumiendo con su toque a lo Raymond Carver (escritor al que confesó no haber leído hasta que vió su nombre relacionado con el suyo en algunas reseñas) las peripecias de frágiles personajes de clase media-baja en los Estados Unidos y sus relaciones atrapadas por un destino que parece una condena. En cambio, la sencillez melódica con que Jurado ha resuelto el puzzle música-letra, como siempre sin artificios, sin arreglos petulantes, hacen brillar unas tonadas que se convierten en unas de las más pegadizas que haya presentado hasta entonces. Y mucho ayuda el trabajo vocal de DJ, rico en tonos y matices. Como indica hermosamente Brian Howe, de Pitchfork, estamos otra vez ante “uno de esos cantantes que pueden hacer que la amargura suene dulce”. Al año siguiente, con And now that I'm in your shadow, vuelven las historias de amores condenados al fracaso, relatos de carretera envueltos en baladas empapadas de melancolía. Parece que, pese a los años transcurridos, la imaginería lírica de Jurado sigue anclada en el mismo y derrotado lugar: “Lover, I'm still here breaking chairs” canta en “Hoquiam” y retrocedemos al album de cuatro años atrás.



Caught in the trees (2008) muestra cambios. Damien se ha divorciado tras una relación de 17 años, 13 de ellos de matrimonio, y decide cantar sobre sí mismo en este album. No ha sido fácil. Se le vió romper a llorar en la gira española del disco, durante su concierto en Castellón.



“¿Qué se siente cuando eres tú de quien estás cantando?", se pregunta en “Coast of ice”. Sus viejas obsesiones salen a flote aún (la mentira, las consecuencias de la infidelidad) pero parece más interesado en mirar hacia delante que en quejarse. La música se mueve hacia el pop en dos o tres temas, aunque el último tramo del disco remite a Shadow. En todo caso, parece que aquí le saca más partido a la banda que había estrenado en aquel disco, formada por Jenna Conrad and Eric Fisher (la primera firma uno de las piezas y participa con su voz en varias).



Cuando, en 2010, Damien decide trabajar con el músico (The Shins), multiinstrumentista y productor Richard Swift, de alguna manera está buscando una renovación en su sonido. Su aportación es fundamental para conseguirlo. Saint Barlett podría sonar a una obra de otro músico, salvo por la peculiar voz y forma de cantar de Jurado. Y sin embargo es un disco muy Damien Jurado, escrito a partir de la enfermedad de una amiga que se pasó un año entrando y saliendo de hospitales “un día serás más alta / más alta que el cielo / hasta ese día estarás / aquí abajo con nosotros” le canta en la canción que abre el disco.



 



El cantautor.



Casi 14 años despúes de iniciar su consistente andadura artística, Jurado publica una de sus obras más logradas. Un comprometídisimo arquitecto de sonidos y letras, con un ética de trabajo que persigue la perfección sin tregua y ha facturado unas cuantas maravillas, ofrece un disco magnífico y distinto. Si todo esto mueve al pasmo por sí mismo, más lo hace constatar que DJ sigue siendo casi un completo desconocido (cosa que le trae sin cuidado, todo hay que decir, si no hay que decir que lo prefiere).



DJ acredita gran parte del mérito a Swift, al que hay que agradecer que le haya abierto los ojos respecto a la relación entre sus proferencias musicales y su propia obra. Jurado ha admirado siempre a creadores de Americana del estilo de Sam Bean (Iron & Wine) o Conor Oberst (Bright Eyes). Confiesa haber pasado desde finales de los 90 intentando ser incluido entre ese grupo de autores. “Pero no era yo” dice “realmente, no era yo”. “Sólo lo hacía porque así iba a vender muchos más discos. Pensaba que era lo que la gente esperaba de mi. No estaba siendo honesto conmigo mismo”. Y cuenta como no le contaba a nadie que él había crecido con The outer limits (Más allá del límite), Twilight Zone (En los límites de la realidad) y C.S.Lewis porque no quería arruinar su imagen de músico de Americana al estilo de Bill Callahan o Will Oldham. Ahora dice sentirse más próximo, por ejemplo, a Devendra Bahart.



Con Saint Barlett, Jurado deja de ser un cantautor melancólico con una guitarra y unas historias que contar. Ahora es algo más que eso. El gran mérito de Swift como productor es que, sin perder esa esencia, su sonido se aproxime al dream-pop sin que nos echemos las manos a la cabeza... sino todo lo contrario. Un sonido que será el punto de partida para la trilogía que arracará con Marqopa en 2012 (en 2011 Secret Canadian sacará un directo, Live at Landlocked ).



La empatía entre Jurado y Barlett hizo que el mismo año de Saint Barlett publicasen a dúo Other people's songs vol.1 versionando temas de variopinto espectro: Bill Fay, Yes, Chubby Checker, John Denver, etc.



Haciendo repaso de los últimos años, DJ define la época de Saint Barlett como una “fase de búsqueda” a todos los niveles.



DJ es una persona casi patológicamente reservada, aunque de vez en cuando consigue abrir su corazón si tiene el interlocutor y la ocasión apropiadas. Aunque no bruscamente, esto empieza a cambiar un poco con su siguiente album. Maraqopa es el nombre de un lugar con el que soñó Damien. Su mujer le dijo después que tendría que escribirlo con “qu” o con “k” pero él contestó que estaba así en el sueño.



Con Maroqopa se produce en DJ lo que después el mismo denominará como “un despertar... a todos los niveles, emocionalmente, mentalmente y, en especial, espiritualmente.... en el disco hablo mucho de ser libre y de la luz”. “Fue como estar viviendo en una casa vacía durante mucho tiempo y que Dios se mudase a vivir allí también”.



Esto canta Jurado en “This time next year”: Oí que decías mi nombre / estabas al otro lado de la puerta / ¿cómo no te oí antes? / una oportunidad de renacer / de no estar nunca solo / debí hacer esto hace mucho tiempo / para encontrarte con tu corona dorada / para estar en la luz / transcendiendo el sonido / para se alzado del suelo...”



¿Se puede ser más explícito sin comprometer la poesía de una canción?. En el último corte del album Jurado nos regala una metáfora preciosa: “somos canciones para ser cantadas”.



Es indudable que DJ ha dado un importante paso desde el punto de vista espiritual. Durante un concierto de promoción del album en el Neptune Theatre de su ciudad natal presentó uno de los temas como “una canción de alabanza”. Anteriormente, en tono jocoso, había comentado que era “líder de un culto”. Jurado nunca se ha sentido cómodo ni movido o impulsado a expresar sus propios estados de ánimo u opiniones, y menos a hablar de su fe. Antes que eso, prefería inventar personajes de ficción.



Maroqopa es el primer disco conceptual de una trilogía que construirá junto a los dos siguientes. El personaje principal desconoce si está vivo o muerto. Cuando regresa a Maraqopa se le revelan ciertas cosas que desconocía. Una es que la gente está esperando la segunda venida de Cristo y aguardan que lo haga en una nave espacial. Se convierte en un guía, una especie de referencia, entre el cielo y la tierra parala población de Maraqopa.



A partir de este disco, DJ decide dar un giro a sus canciones. Un paso como el de Pedro fuera de la barca, dice él. A sabienda de que sería malinterpretado e incluso rechazado por algunos, o de que tendría que exponerse a preguntas sobre si había tomado drogas psicodélicas antes de escribir las canciones. Aprovecha Jurado para indicar que estar en contacto con el Creador del Universo es ya una experiencia psicodélicas de por sí.



“A nivel personal, ¿creo en el Hijo de Dios? Sin duda alguna. Creo que regresará, no sé si en una nave espacial o simplemente saliendo del cielo, la Biblia no es clara al respecto”.



Damien explica que el lado espiritual de su fe (sic) hizo que su músic se extendiese de un modo gigantesco. Cita a músicos como Coltrane o Cash y asegura que “si estás abierto de alguna manera a dejar que Dios se mueva a través de ti, vas a producir la música más creativa que hayas escuchado nunca”.



Sin embargo, en principio DJ no había planeado una secuela para Maraqopa. A punto de grabar un disco con unas canciones que no le entusiasmaban demasiado y, mientras charlaba con un amigo en el porche de su casa, este le preguntó si no estaba deseando que llegase ese momento (la grabación se había fijado para la semana siguiente). Damien confiesa que aquella fue la primera vez que se sinceraba consigo mismo en voz alta. Le dijo que no. El amigo, conocedor del sueño que había tenido recientemente el músico intentó animarle: “Siempre puedes volver a Maraquopa”. Damien confiesa haber sentido un fuerte impacto con esas palabras. “Tienes toda la razón” le contestó. Y momentos después estaba en su cuarto componiendo “Regreso a Maraquopa”, la primera canción de un album que terminó en pocos días. El tono general del disco, su música, las letras, remiten a su predecesor. El enfoque sigue siendo espiritual, los versos envueltos en una mística que sólo se aclara en contados momentos: “Le he visto a El / fuera de Maroqopa / paseando por el cielo” (en “Silver Katherine”). El protagonista de M., tras el accidente, se pasea por el lugar donde encuentra a otros personajes: Silver Katherine, Silver Malcom, Silver Donna, Silver Timothy, Silver Joy, cuyos nombres dan título a algunas de las canciones.



Durante la gira de promoción del disco, Jurado incorporó un coro de voces femeninas que se presentan en escena con trajes blancos (como el del propio Jurado) bajo el nombre de Silver Sisters.



Musicalmente, se trata de su trabajo más atrevido y ambicioso. Hay momentos de influencia reggae y dub, atmósferas psicodélicas, bongós. La pieza central es “Silver Donna” con sus seis minutos de épica desparramada y la voz, tratada, de Jurado en eco, a veces en falsetto, la percusión de Joe Plumber... en este disco el nombre de Richard Swift merece ser resaltado con caracteres bien gruesos.



 



Vision of us on the land.



Visions of Us in the land (2016) es el tercer album de la trilogía. Tiene paisajes sonoros de ciencia-ficción, Americana, pop, rock, folk indie, coros gospel y guitarras distorsionadas. No es difícil rastrear la influencia de la música progresiva de los 70's, de la que Jurado se ha mostrado fan en más de una ocasión. La mezcla encandila con su aspecto general de una demo tan fantástica que merece la pena publicarla tal cual.



Como se ve, la música difiere un tanto de las anteriores entregas, pero las letras continúan la historia del músico viajero. Todos los habitantes de Maraqopa salvo él y Silver Katharine desparecen en una nave espacial. El anónimo protagonista y su compañera se dedican entonces a recorrer la tierra abandonada y a continuar en pos del conocimiento de sí mismos hasta que, en la última canción del disco, topamos con una despedida entre ambos.



Pero también podemos dejar que el propio Damien explique este disco: “En los dos primeros el protagonista es un músico que “desaparece” para buscarse a sí mismo en un lugar llamado Maroqopa. Mientras lo hace, ve su profunda necesidad de Dios y de amor y se pregunta “¿qué significa todo eso, y si el amor me sobrepasa, en qué me convertiré?, “¿deseo despojarme de mí mismo por esta cosa llamada amor?” “¿y si me transforma?”, “¿qué es esto llamado Dios?”, “¿y si se apropia de mi vida??, “¿qué estoy arriesgando aquí?”. Hay muchos tipos de niveles. El tercer disco trata sobre él y su compañera en la vida recorriendo y buscando en un lugar que es la Tierra, pero estéril y deshabitada. Un escenario a lo Adán y Eva, supongo. Este nuevo album es como experimentar un viaje en tu propia mente.”



Hagamos ahora un receso para reseñar una anécdota que sin duda tiene conexión con esta trilogía y la ruptura sónico-espiritual que Jurado ofreció entre 2012 y 2016.



El movimiento conocido como Jesus people o Jesus movement que brotó en la costa oeste de los EEUU a finales de los años 60 tuvo su correlato musical, llamado Jesus music. En 2010 el blog de música Aquarium Drunkard subió una recopilación en 2 cds de canciones procedentes de esa escena bajo el título The end is at hand part 1 & 2 (El final está al alcance de la mano). Dos años después, DJ dejó un comentario de agradecimiento diciendo que “esto es lo que he estado escuchando durante los últimos dos años, mi mayor influencia mientras escribía las canciones para Maraqopa”. Preguntado por la influencia de Larry Norman, considerado el “padrino” del rock cristiano en su música, Jurado reconoce su admiración por el antiguo líder de People, pero señala la influencia de 21st Century Schizoid Man de King Crimson en “Jericho road” o de Gordon Lightfoot en “Silver Joy” (ambas en Maroqopa). Considera a Ray Conniff uno de los más prolíficos ingenieros, productores y cantantes que haya habido, se declara fan de Public Enemy y De La Soul y devoto de Bruce Cockburn.



DJ es el primero en advertir que ninguna de las canciones de sus últimos tres albumes tiene sentido fuera del conjunto. Pese a ello, las letras no hacen sencillo rastrear un hilo narrativo demasiado coherente más aún cuando hablamos de un lugar ficticio, personajes arquetípicos o poco reales, imaginearía galáctico/espacial (tan querida por el autor) y reflexiones espirituales.



El personaje del que habla en Silver Timothy, explica el propio DJ, es el mismo del que habla en Jericho Road (ambas en Brother & Sisters). “Trata en realidad de confrontar al diablo o a ti mismo, tu pecado”, dice.



Sobre el sueño que supuso el comienzo de todo Jurado dice que había tenido otros de ese tipo antes y que lo único extraño fue el impacto que tuvo ese en su vida. “Fue espiritual” señala.”Creo que todos atravesamos períodos de tienen en los que necesitamos algo que nos despierte, y eso es lo que fue para mi”.





Preguntado sobre que aguarda que reciba la gente con su último trabajo contesta que lo que intenta con cada disco es crear un lugar al que se pueda ir, que la música para él fue siempre un sitio al que escapar y que puede ser un lugar sano para hacerlo.



Este artículo pretende ser, en última instancia, una invitación para visitar esos lugares creados por este hipersensible y maravilloso músico que es Damien Jurado.



 



12 PASOS MÁS HACIA EL MUNDO DE DAMIEN JURADO



1- Empezó con Coolidge, una banda de punk cristiano.



2- Escribió Medication de Ghost of David a partir de 2 acordes, cerrando los ojos y dejando que saliesen las palabras, tras leer que Allen Gingsberg jamás corregía lo que escribía.



3 -Dice deberle mucho a Jeremy Enigk, el cantante de Sunny Day Real State que lo puso en contacto con Sub Pop Records* cuando aún estaba haciendo casetes, grabaciones caseras y tocando en la escena de Seattle.



4 -Hoquiam es un proyecto alternativo que puso en marcha junto a su hermano Drake para dar salida al material extra (Damien compone una media de 50 canciones al año). El nombre procede del lugar del estado de Washington donde nació Drake.



5 -Recuerda perfectamente cuando vio a los chicos Green Day al principio de su carrera, tocando en una sala de una fraternidad universitaria.



6 -DJ también pinta. Dejó de hacerlo tras firmar su primer contrato discográfico y lo retomó en 2011. Sus principales clientes son seguidores de su música.



7 -Ahora está haciendo muchos bolos caseros: tocando en salones de casas donde se juntan treinta o cuarenta personas (son casas norteamericanas). En estas condiciones existe mucha más escucha activa por parte del público, todo es más espontáneo y la comunicación con el público más fluida.



8 -Sus preferencias musicales: hip-hop de la vieja escuela, Gordon Lightfoot, prog rock británico de los 70, country y música cristiana. Y John Coltrane, claro.



9- Contribuyó a la banda sonora de La grande Bellezza (P.Sorrentino, 2013) con Everything trying (de Caught in the trees)



10- Su sonido favorito es el de una voces femeninas cantando a capella.



11- Compaginó la música con sutrabajo como profesor de educación infantil hasta el 2006.



12- Procede de una familia de siete hermanos.



 



*Discográfica de Seattle que cobró resonancia tras lanzar a Nirvana, Soundgarden y otros grupos de la escena grunge.


 

 


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