La celebración de los 500 años de la Reforma luterana debe contribuir al conocimiento de tantos hombres y mujeres que empeñaron sus vidas por la transformación religiosa de su tiempo.
Esta segunda serie de semblanzas, obligada continuación de la primera parte, obedece a la necesidad de ampliar el campo de visión de quienes deseen adentrarse progresivamente en los interminables laberintos históricos de la Europa del siglo XVI, convulsionada por los movimientos de reforma religiosa que surgieron en diversas regiones y ciudades.
A los nombres más familiares los acompañan otros poco divulgados, pero que tuvieron importancia propia. Indudablemente, la celebración de los 500 años de la Reforma luterana debe contribuir al conocimiento de tantos hombres y mujeres que empeñaron sus vidas por la transformación religiosa de su tiempo. Próximamente se publicará una recopilación de este trabajo.
17. Jacques Lefèvre D’Étaples (1450-1537)
Humanista de tendencia reformista y exegeta francés nacido en Étaples y muerto en Nérac. Tradujo la biblia al francés en 1530 y escribió comentarios a las cartas paulinas y los Evangelios. Sus trabajos exegéticos desataron controversias con la Sorbona y fueron agregados al Índice de libros prohibidos. En 1521, el obispo de Meaux, Guillaume de Briçonnet, ex alumno suyo, lo invitó a colaborar en una reforma diocesana y también participó en el círculo humanista que se reunía en aquella ciudad.
Dos años después, un comité de teólogos encontró “errores doctrinales” en su exégesis de los Evangelios, por lo que debió huir a Estrasburgo en 1525, cuando lo quiso juzgar el Parlamento de París. En Nérac, la princesa Margarita de Angulema lo protegió (Herbert Immenkötter).
18. Lars Andersson (1470-1552)
Reformador y político eclesiástico luterano sueco; fue un hombre de talento y ambicioso. Después de estudiar en Suecia y Alemania, fue canónigo en su ciudad natal. En 1520 promovió la predicación luterana de Olaus Petri. Ganó para la causa de la Reforma al rey Gustavo I, a quien asesoró en asuntos eclesiásticos.
A partir de la Dieta de Strangnas (1523) Petri y él determinaron la historia de la Reforma sueca; bajo la conducción de ambos, se tradujo la Biblia a ese idioma. Luego ambos cayeron en desgracia y fueron condenados a muerte bajo el cargo de alta traición, pero fueron indultados (Georg Schwaiger).
19. Baltasar Hubmaier (1480-1528)
Teólogo anabautista nacido cerca de Augsburgo y muerto en Viena. Estudió en Friburgo y en 1512 obtuvo el doctorado en Ingolstadt. En 1516 fue predicador de la catedral de Ratisbona y en 1521 atendió la parroquia de Waldshut. Los contactos con el humanismo, la lectura de textos de Lutero y la cercanía con Zwinglio y los anabautistas de Zúrich lo llevaron a este último grupo.
En 1525 se introdujo el anabautismo en Waldshut y Hubmaier redactó numerosos escritos teológicos, aunque, a diferencia de otros líderes, no promovió la no violencia sino que apoyó la revuelta campesina. Luego de huir de Waldshut, murió en la hoguera y su esposa fue condenada a morir ahogada en el Danubio (Christof Windhorst).
20. Wolfgang Capito o Capitón (1481-1541)
Humanista y reformador nacido en Haguenau y muerto en Estrasburgo. Estudió teología en Ingolstadt, Heidelberg y Friburgo, donde obtuvo el doctorado en 1515. Entre 1512 y 520 fue predicador en Bruchsal, Basilea y Maguncia. Fue hombre de confianza de Erasmo y en 1523 abrazó la Reforma estando ya en Estrasburgo, para convertirse en uno de sus promotores más prominentes en el sur de Alemania.
Colaboró estrechamente con Martín Bucero y dejó una honda huella en Estrasburgo, aunque también trabajó en la Confederación Helvética en 1532. Escribió una gramática hebrea y varios comentarios sobre el Antiguo Testamento (Bernd Moeller).
21. Bernardino Ochino (1487-1564)
Predicador nacido en Siena y muerto en Slavkov (actual República Checa). Fue miembro de la orden franciscana observante. En 1534 pasó a la orden de los capuchinos y cuatro años después fue vicario general. Predicó en las grandes ciudades italianas con gran afluencia de público. En 1542 fue citado a Roma por sospecha de herejía, pero se reunió con Pedro Mártir Vermigli en Florencia y huyó hacia Ginebra (con la ayuda de Renata de Ferrara) donde trabajó con el permiso de Calvino.
Continuó a Basilea y Estrasburgo y en 1545 llegó a Augsburgo. En 1547 partió a Inglaterra, donde estuvo hasta la ascensión de María I. Nuevamente en Suiza, en 1553, fue párroco en Zúrich desde 1555, hasta su expulsión (1563) por causa de su anti-trinitarianismo.
Allí escribió un catecismo y dos obras: Laberintos y Treinta diálogos. Sus últimos años los pasó en Polonia y Moravia. Publicó siete volúmenes de sermones y ensayos teológicos. Se dice que sus últimas palabras fueron: “Yo no he querido ser seguidor de Bullinger, ni calvinista, ni papista, sólo ser cristiano” (Giuseppe Alberigo).
22. Vittoria Colonna (1490-1547)
Auténtica mujer del Renacimiento: poeta laureada y fina prosista, cantaba magníficamente y tocaba el laúd. Su obra literaria se ocupó de temas religiosos y espirituales (Pianto sulla passione di Cristo, Orazione sull’Ave Maria) de manera controvertida, por lo que fue investigada por la Inquisición. Formó parte, junto con Juan de Valdés, Bernardino Ochino y Pietro Carnesecchi de un círculo filo-protestante organizado por el primero.
Gran amiga de Miguel Ángel Buonarroti, influyó mucho sobre él, al grado de que éste le dedicó varias obras, señaladamente una Crucifixión para sus oraciones privadas (1540). Emidio Campi ha escrito un importante libro sobre ella: Michelangelo e Vittoria Colonna. Un dialogo artistico-teologico ispirato da Bernardino Ochino (Turín, Claudiana, 1994).
23. Martín Bucero (1491-1551)
Nacido en Schlettstadt, Francia, falleció en Cambridge, Inglaterra. En 1507 ingresó a un convento dominico y mientras estuvo en Heidelberg recibió la influencia de Erasmo, además de que asistió a la Disputa con Lutero en esa ciudad en 1518, que lo impactó profundamente. Luego de algunos años de itinerante, en mayo de 1523 llegó a Estrasburgo, donde esbozó su programa teológico en una obra basada en tres de los principios protestantes.
Después de la muerte de Zwinglio, quiso llegar a un acuerdo con Lutero sobre la Cena del Señor. En 1534 acordó con Melanchton y en 1536 se celebró la Concordia de Wittenberg, sobre bases luteranas. En otra obra de 1533 desarrolló su comprensión de la iglesia como comunidad cristiana. Entre 1538 y 1541 recibió a Calvino, en quien influyó de manera determinante. Por razones políticos-religiosas debió emigrar a Inglaterra en 1549, donde fue profesor y en 1550 completó su gran obra: De regno Christi (Martin Greschat).
24. Katharina Schütz Zell (1497/8-1562)
Teóloga nacida en Estrasburgo y fallecida en la misma ciudad. Recibió una buena educación y solía designarse a sí misma como “madre de la iglesia”. Defendió su matrimonio y fundamentó el matrimonio de los sacerdotes desde la perspectiva bíblica en Descargo de Katharina Schütz. El consejo de la ciudad le prohibió publicar otras obras por lo que sólo se conoce un escrito de consuelo dirigido a las mujeres cuyos esposos fueron expulsados por apoyar a Jakob Otter, una interpretación del Salmo 51 y algunos más.
Mantuvo correspondencia con Bucero y Lutero, entre otros, y editó una colección de himnos de los Hermanos Bohemios. Defendió al “ala izquierda” de la Reforma, se ocupó de los fugitivos y atendió enfermos de peste. En 1557 publicó una Carta a la ciudadanía de Estrasburgo, defensa de los ataques de Ludwig Rebus y en la que practicó una mirada retrospectiva a toda su vida (Barbara Henze).
25. Jan Łaski (1499-1560)
Nacido en Lask, cerca de Lodz, fue sobrino del arzobispo de Gnesen. Estudió en Viena, Bolonia y Padua, y desde 1517 ejerció como canónigo en algunas ciudades polacas. Ordenado en 1521, fue nombrado secretario real. Entre 1524 y 1525 estuvo en Basilea y París, e hizo amistad con Erasmo, Zeinglio, Johannes Ecolampadio y Melanchton. En 1539 viajó a Fráncfort, Países Bajos y Frisia, para regresar a Polonia en 1541; dos años después confirmó su inclinación hacia la Reforma y en 1544 fue declarado hereje.
Entre 1543 y 1548 organizó la vida eclesiástica por invitación de Ana de Oldenburgo, para viajar después a Inglaterra, invitado por Thomas Cranmer, donde dirigió una comunidad calvinista. Antes de desatarse las persecuciones de María I, regresó a Emden pasando por Dinamarca. En 1553, como jefe extraoficial de los calvinistas, luchó por la unidad de los protestantes en su país. En 1557 presentó una Confesión de compromiso y apoyó la traducción de la Biblia (Jan Kopiek).
26. Peter Martyr Vermigli (1499-1562)
Canónigo agustino y teólogo reformador nacido en Florencia y muerto en Zúrich. Estudió en Padua y fue docente de su orden entre 1526 y 1540 en Bolonia, Espoleto y Nápoles. Junto con B. Ochino y Juan de Valdés se ocupó de la literatura de la Reforma. Apoyado por algunos cardenales evitó ser denunciado por sus ideas acerca del purgatorio. Junto con Ochino escapó de una cita de la Inquisición y, entre 1542 y 1547, enseñó Antiguo Testamento en Estrasburgo, para luego ser canónigo en la Christ Church y profesor de teología en Oxford, desde 1548.
En 1553 fue docente en Estrasburgo y dos años más tarde residió en Zúrich, donde fue profesor hasta su muerte. En 1561 defendió junto a Teodoro de Beza la posición de los hugonotes en el Coloquio de Poissy. Fue, sobre todo, un exegeta notable que manejó muy bien las interpretaciones rabínicas. Comentó varias secciones del Antiguo y del Nuevo Testamento. Sus alumnos compilaron el manual dogmático Loci comunes en 1576.
27. Heinrich Bullinger (1504-1575)
Reformador suizo nacido en Bremgarten y fallecido en Zúrich. Desde sus estudios tempranos en Emmerich y Colonia se familiarizó con los textos de los humanistas y reformadores. Como maestro en el monasterio de Kappel (1523) y párroco en Bremgarten (1529) se hizo un decidido seguidor de Zwinglio. Elegido sucesor de éste en diciembre 1531, a los 27 años, dejó una honda huella en la iglesia y en su relación con el gobierno de la ciudad. Escribió cerca de 12 mil cartas, con lo que ejerció fuerte influencia en todas las comunidades reformadas europeas.
Comentó la Biblia, escribió sermones y textos teológicos que fueron traducidos a diversas lenguas. En 1549 acordó con Calvino un consenso sobre la Santa Cena (Consensus Tigurinus) y en 1566 redactó la Segunda Confesión Helvética, base doctrinal de numerosas iglesias nacionales. Hizo estudios sobre la historia de la Reforma en Suiza y acerca de la teología del pacto. Torrance Kirby, Emidio Campi y Frank A. James III prepararon una antología de textos suyos en 2009 (Hans Ulrich Bächtold).
28. Francisco de Enzinas (1518-1552)
Protestante español apodado Dryander, nació en Burgos y murió en Estrasburgo. Estudió en Lovaina (1539) y en Wittenberg (1541) donde vivió en casa de Melanchton y tradujo el Nuevo Testamento al español. Según José C. Nieto, “es una figura capital para un entendimiento histórico de la Reforma en España y emerge en el panorama religioso entre Juan de Valdés y la Reforma sevillana con personalidades tan centrales como Juan Gil y Constantino Ponce” (El Renacimiento y la otra España: visión cultural socio-espiritual, 1997).
Salió de España siendo católico y se convirtió a la Reforma en el extranjero. “Tuvo una visión clara de la historia religiosa europea como claramente se transparenta en sus Memorias”. Llevó un ejemplar de su traducción a Carlos V, por lo que fue encarcelado en Bruselas entre diciembre de 1543 hasta febrero de 1545, cuando se fugó. Regresó a Alemania y viajó por varias ciudades; en Basilea conoció a M. Bucero y a H. Bullinger. Se dirigió a Inglaterra donde obtuvo una cátedra de griego en Cambridge. En 1549 volvió a Alemania (Michael Becht).
29. Teodoro de Beza (1519-1605)
Colaborador y sucesor de Calvino, nació en Vezelay, Borgoña, Francia. En su infancia se convierte a la fe evangélica, sin embargo, en sus inicios no lo hace de pleno corazón. Sólo después de una grave enfermedad se inclinó totalmente a la Reforma. De profesión jurista, fue profesor de griego durante 10 años en la academia de Lausana en Suiza. En 1558 viajó a Ginebra y un año después ya era director de la Academia (fundada por Calvino) de esa ciudad.
En sus primeros años en esa ciudad, fue consultor teológico de la iglesia francesa y dialogó con las autoridades políticas de los hugonotes en el contexto de las guerras por la religión. Después de la muerte de Calvino, fue elegido su sucesor como moderador de los pastores de Ginebra. Después de 1564, siguió en estrecho contacto con las comunidades francesas e incluso fue elegido presidente del sínodo de La Rochelle.
A diferencia de Calvino, sus raíces están en la filosofía aristotélica. Trabajó intensamente el Nuevo Testamento y la ciencia bíblica. Su edición del Nuevo Testamento fue reimpresa más de 150 veces hasta 1965. Reunió sus obras en tres tomos. Falleció a los 86 años (Georg Plasger).
30. Casiodoro de Reina (1520-1594)
Nacido hacia 1520 en Sevilla, falleció en Fráncfort. Líder espiritual de los monjes del convento de San Isidoro, huyó con ellos en 1557 a Ginebra, en donde no congenió doctrinalmente con Calvino. En el Auto de Fe de la inquisición de Sevilla, en abril de 1562, fue quemado en efigie y figuró en el Índice como autor de primera clase. En 1558 estuvo en Fráncfort y más tarde en Londres, donde dirigió una comunidad de españoles reformados; allí fue acusado de manera infundada por las insidias de la corona española.
En enero de 1560 redactó la Confesión de fe hecha por ciertos fieles españoles, que huyendo de los abusos de la iglesia Romana y la crueldad de la Inquisición d’España hizieron a la Iglesia de los fieles para ser en ella recibidos por hermanos en Christo. Hizo la primera traducción de la Biblia al castellano directamente de los idiomas originales (1569, Biblia del Oso), única hasta mediados del siglo XX.
También tradujo al francés la Historia Confessionis Augustanae (Amberes, 1582). Su obra como traductor fue reconocida incluso por detractores católicos como Marcelino Menéndez y Pelayo (Historia de los heterodoxos españoles). Tal vez la principal biografía suya sea la de A. G. Kinder (Londres, 1975). En español puede leerse: Casiodoro de Reina, patriarca del protestantismo hispano (Concordia, 2002), de Raymond Rosales (Fernando Domínguez y Carlos Gilly).
31. Jeanne d’Albret, Juana de Albret, Juana III de Navarra (1528-1572)
Hija de Enrique II de Navarra y de Margarita de Angulema, hermana del rey de Francia Francisco I. Nació en el castillo de Pau. Heredó de sus padres los territorios de Navarra situados al norte de los Pirineos y el ducado de Albret. Estuvo bajo la tutela de su tío, Francisco I. Su madre se preocupó de que recibiese formación y fue educada por el poeta y pedagogo Nicolás Bourbon. Según algunos autores, las enseñanzas de este preceptor influirían en la distancia que tomó Juana respecto al catolicismo dogmático. Al morir Enrique II de Navarra (1555) y Juana heredó diversos territorios navarros.
Pasó a gobernar como Juana III. Empleó todas sus fuerzas para conservar el reino ante la ambición de Francia y España. Abjuró de la religión católica en 1560 para convertirse al calvinismo, al que estableció como religión oficial. La fractura religiosa de sus súbditos acentuó la división provocada por las disputas existentes entre las varias facciones nobiliarias.
La reina se mantuvo en sus creencias calvinistas y, con intención de divulgar la nueva doctrina a sus súbditos, promovió que Joannes de Leizarraga tradujese el Nuevo Testamento al euskara (1571), publicada en La Rochelle, bastión calvinista. Murió envenenada en París en el verano de 1572 (Idoia Estornés Zubizarreta, www.euskomedia.org. Véase: Emilio Monjo Bellido, “Juana de Albret, reina de Navarra”, en Magacín, de Protestante Digital, 22 de mayo de 2011,).
32. István Bocksai (1557-1606)
El calvinismo sobrevivió en Hungría debido a la rebelión de Istvan Bocksai contra el gobierno de Viena. Transilvania se había sometido a este imperio durante la guerra contra los turcos (1591-1606). Dirigió un ejército de campesinos a la victoria y recobró la soberanía y la libertad religiosa para su país. Él mismo era un calvinista piadoso y salvó al calvinismo tanto en Transilvania como en Hungría. Su estatua se puede ver delante del Muro de la Reforma en Ginebra, con un sable en su mano. Importantes son las palabras que se supone dijo en su momento: “La independencia de nuestra fe, la libertad religiosa y nuestras leyes tradicionales son más importantes para nosotros que el oro mismo” (Museo Virtual del Protestantismo)
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