Una historia de Cristo

Cuando se rompen las cadenas del ateísmo brota la semilla de la fe. Esto ocurre porque el ateísmo aparece en los labios y no en el corazón. Diríase que el ateo teme descubrir a Dios y que Dios se manifieste en el curso de sus investigaciones, como le ocurrió a Papini.

Historia de Cristo. Giovani Papini.

Leyendo el Nuevo Testamento en busca de material para negar la divinidad de Cristo, el Maestro de Galilea se le mostró en todo su esplendor y verdad. Papini se abrazó a Él, le abrió la puerta del corazón y le encomendó la salvación del alma.

Testimonio de su conversión fue uno de sus libros más lúcidos, el más bello: HISTORIA DE CRISTO, publicado por vez primera en marzo de 1921, cuando el florentino tenía exactamente 40 años, 35 antes de su muerte. Hasta aquellos años del siglo XX la historia de Cristo había sido contada centenares de veces en todos los idiomas por autores que pensaban diferentemente, pero la obra de Papini era y sigue siendo única. Nadie había escrito hasta entonces con tanta pasión, tanta profundidad dialéctica, tanta alegría testimonial.

Esta biografía del Maestro de Galilea, para mi gusto, es superior en técnica y en sensibilidad a la VIDA DE JESÚS, de Friedrich Strauss, aparecida en 1835, y a la racionalista y racionalizada VIDA DE JESÚS, de Ernesto Renán.

Todo en esta biografía de Cristo que sigue puntualmente los cuatro Evangelios, es conforme a las enseñanzas del Nuevo Testamento, todo está minuciosamente investigado, expuesto con un vocabulario rico y claro. Son páginas que nos hacen acudir a ellas una y otra vez. Páginas sublimes, páginas hermosas, páginas armoniosas, páginas delicadas, páginas que parecen escritas por ángeles.

Estas páginas se cierran con una bellísima oración final, en la que el autor italiano, entre otras cosas, dice a Cristo y dice de Cristo: “Vives entre nosotros, a nuestro lado, sobre la tierra, que es tuya y nuestra; sobre esta tierra que, niño, te acogió entre los niños, y, acusado, te crucificó entre ladrones, vives con los vivos, sobre la tierra de los vivientes, de la que te agradaste y a la que amas; vives con vida sobrehumana en la tierra de los hombres, invisible aún para los que te buscan, quizá debajo de las apariencias de un pobre que mendiga su pan a quien nadie mira”.

“Pero ha llegado el tiempo en que es fuerza te muestres de nuevo a todos nosotros y des una nueva señal perentoria e irrecusable a esta generación. Tú ves, Jesús, nuestra pobreza. Tú ves cuán grande es nuestra pobreza, no puedes dejar de reconocer cuán improrrogable es nuestra necesidad, cuán dura y verdadera nuestra angustia, nuestra indigencia, nuestra desesperanza; sabes cuánto necesitamos de una extraordinaria intervención tuya, cuán necesario nos es tu retorno”.

“Aunque sea un retorno breve, una llegada inesperada, seguida al punto de una desaparición súbita; una sola aparición, un llegar y un volver a partir, una palabra sola al llegar, una sola palabra al desaparecer, una sola señal, un aviso único, un relámpago en el cielo, una luz en la noche, un abrirse del cielo, un resplandor en la noche, una sola hora de tu eternidad, una palabra sola por todo tu silencio”.

“Tenemos necesidad de Ti, de Ti solo y de nadie más. Solamente Tú, que nos amas, puedes sentir hacia todos nosotros, los que padecemos, la compasión que cada uno de nosotros siente de sí mismo. Tú solo puedes medir cuán grande, inconmensurablemente grande, es la necesidad que hay de Ti en este mundo, en esta hora del mundo. Ningún otro, ninguno de tantos como viven, ninguno de los que duermen en el fango de la gloria, puede darnos a los necesitados, a los que estamos sumidos en atroz penuria, en la miseria más tremenda de todas, en la del alma, el bien que salva”.

La HISTORIA DE CRISTO convirtió a Papini en un autor de reputación mundial y le proporcionó más fama de la que entonces tenía. El libro fue inmediatamente traducido a idiomas y dialectos extranjeros.

La conversión de Papini no fue un humo pasajero. Mantuvo la nueva fe hasta el día de su muerte. Después de la HISTORIA DE CRISTO continuó escribiendo sobre religión en otros libros de gran aceptación: SAN AGUSTÍN; LA ESCALA DE JACOB; LOS NIETOS DE DIOS; LOS TESTIGOS DE LA PASIÓN; CIELO Y TIERRA; CARTAS DEL PAPA CELESTINO VI A LOS HOMBRES; SANTOS Y POETAS; CRISTO Y SANTOS; JUICIO UNIVERSAL; PROSAS DE CATÓLICOS ITALIANOS y otros.

Papini llega al Cristianismo después de licenciar a la filosofía y pone su arte literario al servicio de la religión.

Un año antes de su muerte, en 1955, publica otro de sus grandes libros, ESPÍA DEL MUNDO, que en la versión de Editorial Escelicer tiene 689 páginas. Aquí dedica un largo capítulo al tema religioso. Escribiendo sobre “el único Salvador”, dice: “Los pueblos antiguos esperaban la salvación por medio de los héroes; Platón no veía salvación más que en los filósofos; la Edad Media en los clérigos; el siglo enciclopedista en los sabios; Víctor Hugo en los poetas; Tolstoi en los mujiks; Nietzsche en el superhombre; Ellen Key y la Montessori en el niño. Pero siempre el género humano espera la salvación. ¿No puede darse el caso de que en la espera de tantos salvadores se haya olvidado del Único que podía y pudo salvarle?” Papini aludía al Cristo que un día le salvó a él.