Cervantes, genial crítico de la España actual 4 siglos después

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616). Este 23 de abril de 2015 se cumplen 399 años de su muerte.

La biografía es Cervantes es una intensa y aventurera vida, en la que fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo. 

Es considerado la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, sólo superado por la Biblia.

Dice el historiador y escritor César Vidal además de un genio de la literatura, fue cercano a la Reforma protestante y de forma subliminal e irónica contrario a la Contrareforma de la Iglesia católica española, a la que presenta como llena de supersticiones y corrupción, además de obsesionada con el control del poder.

Además, dice Vidal, los personajes e historias le convierten en un cronista de la España de su tiempo, que es un fiel reflejo de la actual, especialmente en la segunda parte de El Qujote. Refleja Cervantes un pueblo que ama a su patria pero dominada por una clase religiosa y política que se aprovecha del pueblo, que premia; más supersticioso que espiritual en su religiosidad, el artista comprado por los poderosos, donde trabajar no está bien visto y se busca el puesto rentable sin esfuerzo, la burla del ideal que es utilizado en su benficio por los privilegiados.

LA FE DE CERVANTES

Dice Juan Antonio Monroy: “Años de lecturas del Quijote y sobre el Quijote me han llevado a creer, sin la más mínima duda, que Cervantes fue un hombre espiritual, creyente en Dios. Leyó y asimiló la Biblia en profundidad”.

Hay más de 300 citas y referencias de la Biblia en ambas partes del Quijote, aunque esto no signfica que a Cervantes “se le puede encasillar en una determinada religión. Practicante no lo fue de ninguna”.

Para el erudito protestante “Ocurre con Cervantes lo mismo que ocurre con intelectuales de su talla, que resulta difícil encuadrarlos en una creencia o increencia determinada (…) Una cosa está clara, probada, documentada, justificada, firme sin duda alguna. Miguel de Cervantes Saavedra creía en Dios, amaba a Dios. En el prólogo a la primera parte del Quijote llama a la Biblia por tres veces “Divina Escritura”. Y en el primer capítulo de la segunda parte afirma que “la Santa Biblia no puede faltar un átomo en la verdad”. ¿Es este el lenguaje de un hipócrita, como aventuró Américo Castro, o la convicción interiorizada de un creyente en la revelación divina? Creyente sin más, sin apellidos religiosos”.