Sus obras hoy son estudiadas y seguidas como uno de los mejores logros de la teología en el siglo XX. Pero
el pastor luterano Dietrich Bonoeffer no destacó sólo por su pensamiento, sino por la puesta en práctica de unos principios enraizados en el evangelio que le llevaron a oponerse en Alemania al nazismo dominante y por ello, ser finalmente ajusticiado.
Bonhoeffer
luchó contra el nazismo conjuntamente con otros colegas, entre ellos el reconocido Karl Barth, el pastor luterano Martin Niemöller y otros opositores a Hitler, creando la“Iglesia Confesante”, que se oponía a las políticas antisemitas del régimen nazi.
El pastor fue arrestado y permaneció en distintas cárceles alemanas y varios campos de concentración durante dos años, hasta que
el 9 de abril de 1945 fue asesinado en la horca. Según un testigo, sus últimas palabras fueron: “Este es el fin, para mí el principio de la vida”.
PUSO SU VIDA EN JUEGO
Dietrich Bonhoeffer formó parte de un pequeño número de disidentes que pusieron su vida en juego en su lucha contra el Tercer Reich.
Nació en Breslau el 4 de febrero de 1906, siendo el sexto hijo de Karl y Paula Bonhoeffer. Su padre era un destacado profesor de psiquiatría y neurología; su madre era una de las pocas mujeres de su generación que obtuvo un título universitario.
Desde el principio, los intereses de Bonhoeffer lo llevaron más allá del ámbito tradicional de la academia alemana, y su intelecto y logros teológicos le valieron reconocimientos. Completó sus estudios en Tubinga y Berlín.
En 1928, sirvió como vicario en la parroquia alemana en Barcelona; y en 1930, completó sus exámenes teológicos y estudió en la Union Seminary en Nueva York.
También se convirtió en un
activo del movimiento ecuménico en ciernes, lo que le valió para hacer contactos internacionales que resultarían cruciales para su trabajo en la resistencia. En 1931, comenzó a enseñar en la facultad de teología en Berlín.
Desde esta posición
destacó en su mensaje la defensa de los judíos y su oposición a ese régimen que se levantaba en Alemania bajo parámetros racistas.“Deploramos el hecho de que las medidas del Estado contra los judíos en Alemania han tenido tal efecto en la opinión pública que en algunos círculos la raza judía es considerada una raza de estatus inferior”,
dijo en una conferencia en Bulgaria.
Cuando la iglesia oficial se plegó a los intereses del régimen nazi, Bonhoeffer se negó.
Le habían pedido que ejerciera como pastor en la Iglesia de Prusia, que había aceptado la disposición aria según la cual se prohibía a cualquiera que tenía sangre judía ejercer un ministerio en la Iglesia.
Así, Bonhoeffer se vio enfrentado a los “cristianos alemanes” de Hitler, que querían suprimir de la Biblia el Antiguo Testamento, desjudaizar a Jesús y transformarlo en un héroe político.
En abril de 1943 fue detenido por la Gestapo acusado de conspirar contra Hitler y encarcelado en Berlín. Enviado posteriormente al campo de concentración en Buchenwald, fue ahorcado por los nazis el 9 de abril de 1945. Hitler se suicidó 21 días después.
CONTRA LA “GRACIA BARATA”
En su libro “El costo del discipulado”, Bonhoeffer plantea algunas de las ideas más sobresalientes de la teología del siglo XX. Allí analiza el sermón del Monte y a la luz de este pasaje denuncia l que consideraba “el mayor peligro” para la iglesia, un concepto que llamó “gracia barata”.
Bonhoeffer decía: “la gracia barata es la predicación del perdón sin arrepentimiento, el bautismo sin disciplina eclesiástica, la eucaristía sin confesión de los pecados, la absolución sin confesión personal. La gracia barata es la gracia sin seguimiento de Cristo, la gracia sin cruz, la gracia sin Jesucristo vivo y encarnado”.
Sin duda, él experimentó en su propia vida que el seguimiento de Cristo significaba pagar un alto precio.
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