Diversos factores hacen que una empresa ascienda a determinado profesional mientras quienes lo rodean se pregunten por qué ellos no tienen la misma suerte.
Precisamente España es el país con más trabajadores sobrecualificados de toda Europa, pues un 31% de los profesionales de entre 25 y 54 años estima que tiene mucha más formación de la que su puesto le requiere, por lo que podría asumir perfectamente un cargo superior e incluso dirigir su equipo de trabajo.
¿Por qué él es jefe y no yo? Esta es la pregunta que tal vez nos hayamos realizado en algún momento. La respuesta es compleja. La formación no es siempre lo más importante, ya que también cuentan factores como descaro, valentía, efectividad, capacidad de liderazgo y cualidades de trabajo en equipo.
Hay además
una cualidad poco analizada pero determinante para el liderazgo, que en general suele englobar al resto: la inteligencia política. “Los inteligentes son poco políticos; los políticos poco inteligentes”, afirma Pascual Montañés, autor del libro Inteligencia Política: el poder creador en las organizaciones.
Para este profesor es más que habitual que los líderes sean capaces de desarrollar sólo una de las dos cualidades de la inteligencia política. “La clave está en unir las dos: con la inteligencia sueñas y con la habilidad política consigues el poder para realizar tus sueños”.
CLAVES DEL ÉXITO
En su libro, Montañés enfatiza la necesidad de desarrollar la inteligencia política en nuestro ámbito profesional y brinda algunas claves para ser unos jefes de éxito.
La
primera consideración del experto es: “Las personas inteligentes deben ser políticas y los políticos deben ser inteligentes”. Para Montañés, s
ólo mediante la unión de ambas capacidades lograremos alcanzar los objetivos propuestos. Mientras que la inteligencia hace referencia a la visión del líder para establecer objetivos, la política es sinónimo de poder, de la capacidad que el dirigente tiene para alcanzar sus metas.
“El buen dirigente no nace, se hace” es la segunda clave. “La mayoría de los que están al mando creen que han nacido para ello pero muy pocos, los mejores, se hacen”, explica el profesor. Lo que la inteligencia política consigue de un líder es que “quien dirige logre ser inteligente y político para que su empresa sea creadora y motor de iniciativas”. En otras palabras, esta cualidad “da sentido al arte de dirigir, pues cuanta más inteligencia política tenga el líder, mayor capacidad creadora tendrá su organización”.
Aprender a obedecer es también una buena capacidad. Aunque Montañés destaca la necesidad de desarrollar ciertas habilidades en el arte de mandar, señala también que hay personas que han nacido para ello, igual que otros han nacido para obedecer.
“Es muy necesario aplicar también la inteligencia en el ámbito de la obediencia, pues yo no entiendo más obediencia que la inteligente”. De hecho, obedecer con inteligencia hará que la empresa incremente sus resultados: “el mejor jefe es el que saca lo mejor de nosotros mismos”, asegura.
POCA MERITOCRACIA
“En este país, el que manda no sabe y el que sabe no manda, eso es sencillamente penoso, por no decir patético”, declara el profesor. Es decir que ascender de puesto por nuestros propios méritos no es, todavía, una realidad en estado puro.
Es importante tener en cuenta que
”mandar es contar con la inteligencia de los mandados”, ya que un buen jefe lo será siempre que su equipo también lo sea, por lo que interactuar con sus trabajadores será fundamental para alcanzar el éxito.
Para triunfar no hay una fórmula mágica. “Estar en el sitio oportuno, en el momento oportuno y con el comentario oportuno es la principal clave”, afirma Montañés, a la par que
advierte: “Si alcanzas el liderazgo, intenta no morir de éxito, ya que es relativamente fácil que los logros se nos suban a la cabeza”.
Ante tal situación, el profesor da una salida: “sólo el entorno afectivo y familiar podrá liberarnos de esa estupidez”.
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