La Reforma fue un movimiento que recorrió toda Europa en el siglo XVI. De Prusia a Italia, pasando por España, la vereda marcada por el Papa empezó a encontrar bifurcaciones que pasaron, por ejemplo, por la Universidad de Alcalá. Allí destacó la figura de Juan de Valdés, que comenzó allí sus estudios en 1527 y que en su periplo agitó la crítica a lo más sagrado en un entorno permeable a las reformas.
Allí se gestó una obra considerada por el historiador protestante Gabino Fernández como “la génesis del protestantismo en España”. Juan de Valdés (1500-1541) publicó en Alcalá Diálogo de Doctrina Cristiana (1529), “un libro tan perseguido por la Inquisición que se pensaba que no existía ningún ejemplar en el mundo y que todos habían sido quemados”, según el obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal, Carlos López.
Dice
César Vidal sobre este libro que surge del estudio de la Biblia y de la influencia de la obra de Erasmo en Valdés. “La sencillez de la obra aún sigue causando sorpresa en los que acceden a ella. Presentada como un diálogo entre tres personajes: Eusebio, un hombre que desea aprender la verdadera fe cristiana ; Antronio, un cura ignorante que expresa buen número de juicios de católicos de a pie tan poco versados como él y un Arzobispo que va aclarando las diversas cuestiones. El Diálogo pasa revista a cuestiones como el Credo, los mandamientos, los pecados, las virtudes, los dones del Espíritu Santo, el Padrenuestro y la Escritura concluyendo con una traducción del Sermón del Monte, los capítulos quinto, sexto y séptimo del Evangelio de Mateo”, afirma Vidal.
Valdés, alumno de la Cisneriana, fue en las primeras décadas de la Edad Moderna uno de los referentes del protestantismo y el humanismo español, incluso, según algunos historiadores, a la altura de Erasmo de Rotterdam. Pese a que su desarrollo literario e intelectual echó a rodar en Alcalá, una ciudad que en los albores del siglo XVI aún no había alumbrado a Cervantes, Cuenca es la ciudad que presume de verle nacer. “Los Valdés ocuparon importantes cargos en su ciudad. El padre, Fernando de Valdés, era el corregidor de la ciudad. Sin embargo, como español típico, su madre era de una familia de conversos judíos, los Barrera”, indica López en la obra Alcalá y la Biblia. “Un tío de Juan de Valdés fue quemado en la hoguera por ser, al mismo tiempo, párroco y rabino”, descubre López.
La sangre semita del conquense es, según algunos historiadores, una de las razones que le impulsó a interesarse por los estudios bíblicos. El tío del futuro estudiante de la Universidad de Alcalá, ejecutado por la Inquisición, solía leer el Antiguo Testamento en reuniones criptojudías en Cuenca, según López. Poco después, el menor de cinco hermanos comenzó a servir a Diego López Pacheco, Marqués de Villena, a la edad de 14 años. “La casa del marqués fue el centro espiritual donde va a aprender a amar y respetar las Sagradas Escrituras”, apostilla el historiador, que pone el acento en las características que coinciden entre el protestantismo actual y las primeras inquietudes de Juan de Valdés.
De nuevo, una persona de su entorno sería ejecutada por la Inquisición. El marqués fue acusado de alumbrado, una de las ‘denominaciones' protestantes que, junto a erasmizante, anglicano o luterano, ha sido relacionada con Juan de Valdés. El conquense partió a Alcalá tras aquel suceso, en busca de las enseñanzas de una universidad puntera en los estudios bíblicos. La Biblia políglota complutense, publicada entorno a 1520, significó un rayo de luz para los intelectuales de la época, que ensalzaron al centro cultural que intentaba hacer competencia a la vieja Universidad de Salamanca.
Con aquel escenario empezó la andadura de Juan de Valdés en la floreciente ciudad complutense, donde residía el impresor seguidor de Erasmo de Rotterdam Miguel de Eguia.
La obra, ese Diálogo de doctrina cristiana, significó el inició de un proceso inquisitorial contra Juan de Valdés, que antes de correr el destino de su tío o su protector de Villena prefirió emigrar a Italia. En 1530 abandonó la Cisneriana para no volver jamás.
En la península transalpina, a caballo entre Roma y Nápoles, fue acogido por la noble italiana Giulia Gonzaga, interesada en la Biblia y los asuntos metafísicos. Así transcurriría la vida de Juan de Valdés hasta 1541, año de su muerte. Durante la última década de su vida, el ex alumno de la Cisneriana creó un círculo de amistades que terminó girando entorno al protestantismo. Pedro Pablo Vergueiro, Pedro Martín Vernigli o Bernardo Ochino acogieron las enseñanzas de la reforma tras el fallecimiento de Juan de Valdés. Varios de ellos también murieron como le ‘correspondía' a los protestantes: en las hogueras de la Inquisición. “Los líderes más significativos de la reforma protestante española se formaron en Alcalá, tanto del primer grupo clandestino de Sevilla como del más numeroso de Valladolid”, finaliza el historiador protestante madrileño.
Más información:
Serie de Mario Escobar sobre Juan de Valdés en magacín.
Si quieres comentar o