Pensador, filósofo, profesor, novelista, teólogo o poeta, la figura de Unamuno todavía puede ser abordada desde puntos de vista nuevos y enriquecedores. Así se demostró en el encuentro que celebraba la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos este pasado fin de semana en Salamanca, donde se presentaron conferencias sobre el escritor vasco y su relación con la poesía, la pintura o la religión.
El ciclo de conferencias comenzó con la reflexión de
Juan Antonio Monroy, que se declaró apasionado lector de Unamuno y expuso el emocionado deseo que palpita en la obra del vasco porque su España “vuelva al Cristo Verbo y deje el culto a las imágenes agonizantes”.
@MULT#IZQ#51232@Monroy transmitió la idea de un Unamuno que en su crítica a la iglesia es “hijo de su época”, en un tiempo en el que la mayoría de los intelectuales se declaran anticlericales.
La diferencia en Unamuno está en que éste se muestra profundamente conmovido por el sentimiento religioso, lo que hace imposible entender su obra sin conocer el evangelio. Un evangelio que, recordó Monroy, “acompañaba siempre al escritor vasco, siendo ésta su lectura de cabecera”.
Pero,
¿era cristiano Unamuno? A esto quiso dar respuesta Samuel Escobar, escritor y teólogo peruano que expuso su conferencia en el Aula Dorado Montero. Escobar recordaba cómo “la obra del vasco ha sido una influencia clave para muchos pensadores protestantes sudamericanos”.
“Su relación con la fe fue vital, y destacó como hombre de fe en su generación”. Tanto quiso entender la fe y a Cristo como tuvo “una pasión absoluta por la llegada de una reforma profunda a su país”.
FE ACTIVA Y VITAL
Escobar reivindicó la frescura de la literatura unamuniana, en la que podemos aprender “cómo pensar en el ser cristiano” en una época poscristiana como la que atraviesa Europa en la actualidad. Además le considera un adelantado al intuir cómo aún las sociedades llamadas cristianas o herederas de principios cristianos “en realidad nunca han acogido realmente los principios de Cristo”.
Indagando en la fe del escritor, Escobar nota una “lucha agónica” y no tanto una cuestión académica. Unamuno se muestra “inclasificable” para los parámetros algo simplistas de protestante o católico, pero sí se le puede ubicar como un estudioso de Cristo y los evangelios.
El teólogo peruano realizó una panorámica del pensamiento teológico del siglo XX
encontrando a Unamuno cercano al pensamiento del alemán Dietrich Bonhoeffer, un cristiano que rechazó el sometimiento al régimen de Hitler a través “de una fe agónica, basada en seguir a Cristo, siendo éste un desafío claro y vital”.
Escobar concluyó su conferencia repasando lo que otros investigadores han dicho sobre la fe de Unamuno.
John A. Mackay, Luis Farre, Nelson R. Oringer o Rodrigo Segarra se han acercado a esta pregunta. No hay una respuesta unificada en ellos. Escobar apunta a que la clave está en aferrarse a esas preguntas que Unamuno se hacía sobre la fe, cuestiones que “son también las mías cuando tengo que pensar mi fe y me ayudan a no conformarme con las respuestas fáciles.
En ésta España del 2012 sigue siendo urgente preguntarnos cómo se ha de seguir a Cristo”.
UNAMUNO, PINTURA Y POESÍA
@MULT#IZQ#51249@Por la tarde en el Aula Dorado Montero acogió una vez más la reflexión sobre el escritor vasco, con dos enfoques interesantes y menos explorados.
El pintor Miguel Elías investigó la conexión que Unamuno mantuvo con los pintores de su época, que quedó reflejada en una extensa correspondencia, y su peculiar fijación con el Cristo de Velázquez, al que dedicó un extenso poema.
Elías fue exponiendo acercamientos religiosos de diferentes autores de la época, entre ellos Zuloaga, Sorolla, Pinazo o Solana. El escritor vasco se mostró amante de la pintura de su generación, pero acudía a Velázquez, donde encontraba ese Cristo “sin dolor” que tanto apreciaba: “somos anticlericales -dice Unamuno en su correspondencia- pero busque usted las formas puras de la religiosidad”.
A continuación
Alfredo Pérez Alencart, poeta, profesor en la Universidad de Salamanca, se acercó a la poesía de Unamuno, recordando que éste “siempre quiso ser poeta”. Y al escritor vasco no le falta habilidad en este arte. “Aspiro a sentir el pensamiento y pensar el sentimiento”, diría Unamuno.
Alencart recordó el cuidado con el que Unamuno elaboró El Cristo de Velázquez. Siete años de trabajo, culmen de su obra, que “darían para un grandísimo estudio teológico”. Una vez más, Unamuno aparecía “inagotable” ante el auditorio.
“La poesía – dijo el profesor – no es artificiosidad. Unamuno quería una poesía cardial y un sentimiento cerebral, y el poeta, para ser entendido tiene que ser “entrañado”.
Es en este género en el que Unamuno se muestra profundamente seguidor y amante de Cristo.
El Encuentro finalizó con esta reflexión en torno a Miguel de Unamuno, un autor cuya obra se muestra tan necesaria 75 años despúes de su muerte, así como su espíritu crítico y su voluntad de una profunda reforma en España.
Destacar que
el encuentro supuso un impacto positivo en la sociedad salmantina, reflejado además de por la participación de profesionales de las radios antes mencionadas, y por la recepción del ayuntamiento, en diferentes publicaciones en los principales diarios locales en papel, como puede verse en la
galería de fotos del encuentro de ADECE.
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