Michelle Obama ha encontrado una faceta particular a su misión como primera dama de Estados Unidos, promocionando una dieta sana y equilibrada. Tanto es así que su marido asegura que la razón por la que se mantiene en forma y excelente estado de salud se debe a que sigue los consejos de su esposa.
Según dicen, el solo ejemplo de Michelle es tan potente que parte del personal de la Casa Blanca, incluidos los jefes de cocina, se ha puesto a régimen y han perdido una suma considerable de kilos.
Bien sabemos que Estados Unidos es un país plagado de obesos, como muchos otros del ‘orbe desarrollado’. Dos terceras partes de la población adulta sufre de sobrepeso, y la situación se agrava en los niños y adolescentes. Pues bien, Michelle está dispuesta a revertir esa ecuación y motivar a los norteamericanos a replantearse sus hábitos alimentarios.
De momento, en abril saldrá publicado su libro sobre la sana pasión que la llevó a la creación de un huerto orgánico en la Casa Blanca en 2009 y la inspiración que ello ha supuesto para familias, colegios y comunidades.
QUE EL EJEMPLO CUNDA
Paseándose por la residencia oficial con sus brazos perfectamente torneados y tonificados a sus 48 años, la primera dama ha sabido llegar a la gente y ha puesto la Casa Blanca a dieta. ¿Y si hicieran lo mismo los líderes de empresas, de gobierno, de instituciones religiosas… en todo el mundo? Sin duda, la salud de la población mejoraría y disminuiría el consumo de artículos que son nocivos para el cuerpo y la economía, no solo personal sino global.
Es que, mientras en el mundo hay más hambrientos que nunca, la industrialización y globalización de la producción de comida “no nutritiva” es una de las actividades comerciales más rentables. También es una de las causas principales de la situación anterior.
“A las grandes compañías de producción de alimentos les gusta decir que la razón por la que lo hacen es para ‘alimentar a los hambrientos del mundo’, que si quitan la tierra a los pequeños productores es porque los grandes cultivos son más eficientes, y que producirán más comida para los hambrientos.Eso es totalmente falsos, en realidad no producen comida para los hambrientos, sino alimentos ‘de lujo’ para la exportación. Y así desplazan gente de sus tierras, gente que se producía su propio alimento, que alimentaba a sus familias y comunidades, y cada vez les resulta más imposible hacer esto. Y según se ven expulsados de sus tierras, aumenta el hambre”, señaló en 2009 Jerry Mander, Presidente del Foro Internacional de Globalización.
Tristemente, desde aquella declaración a la fecha, la situación no ha mejorado sino empeorado.
EL LIBRO QUE LOS AMERICANOS ESPERAN
El libro de la primera dama estadounidense llevará por título
American Grown: How the White House Kitchen Garden Inspires Families, Schools and Communities (Cultivado en América: Cómo el jardín de la Casa Blanca inspira a familias, escuelas y comunidades).
En él, la esposa del presidente Barack Obama explica los beneficios de la comida sana y de los alimentos frescos y cultivados en huertos como el que ella misma instaló en una zona de los jardines de la Casa Blanca en marzo de 2009, dos meses después de llegar a la residencia presidencial.
Según informó Crown Publishing Group, la obra contiene fotografías de ese huerto y de otros creados en escuelas de EEUU a imagen del de la Casa Blanca. También precisó la editorial que Michelle Obama no aceptó ningún adelanto económico por este libro y donará todos los beneficios a obras de caridad.
Ojalá se multiplicaran los huertos en jardines no sólo de escuelas sino también de iglesias y hospitales. Y se autorizara la creación de huertos comunitarios en terrenos fiscales y particulares que están sin uso. Ojalá muchos líderes decidieran dar el ejemplo siguiendo una dieta saludable. El cambio puede comenzar por iniciativas concretas, personales… Quién se atreve?
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