A pesar de que no están los tiempos para poesía, aparentemente,
Salamanca desafió un año más las convenciones reuniendo durante dos días (5 y 6 de octubre) a representantes de la lírica iberoamericana en un encuentro que rindió homenaje a Hugo Mujica. El poeta argentino inauguró la cita mostrando el poder demoledor de la poesía. «En la crisis de 1999, en Argentina desaparecieron las novelas, pero las librerías de poesía y ensayo siguieron igual, el verdadero lector, el lector de poesía, siempre preferirá comprar un libro a comprar una camisa».
El poeta argentino
ha recibido el título de Huésped Distinguido de la ciudad de Salamanca. El encargado de hacer la entrega de la condecoración en la sede del Ayuntamiento ha sido el primer teniente alcalde,
Agustín Sánchez de Vega. Estaba presente la que hasta hace poco era la responsable de otorgar distinciones como ésta, la “dama de la cultura”,
Pilar Fernández Labrador.
"Soy conocido por la brevedad de mis poemas, así que seré breve", expresaba el protagonista en el acto, junto a Alfredo Pérez Alencart, el organizador de este programa, y de los compañeros que aplaudieron y participaron con su poesía durante estos días en Salamanca.
Y continuaba el autor: "Nunca he sido honrado así. No me queda más remedio que decir gracias. Desde chico esta ciudad es mítica para mí" entre otras cosas "por Unamuno", de quien "siempre recuerdo su idea de lo imposible necesario".
Con la palabra, el argentino ha construido una amplia producción poética que «busca la desnudez de lo cotidiano, donde verdaderamente se encuentra el milagro de existir», señaló el propio Mujica el día anterior en el acto de apertura del encuentro iberoamericano. Sintiendo el pensamiento y pensando el sentimiento, como en la máxima unamuniana, el poeta argentino señaló «la enorme emoción de recibir un homenaje en una ciudad de connotaciones míticas para mí, donde se sustentan figuras gigantescas como San Juan de la Cruz, Fray Luis de León o Miguel de Unamuno».
EN LA SALA DE LA PALABRA
'La altura del vuelo', es el título elegido para este decimocuarto Encuentro de Poetas Iberoamericanos que colocó su sello de despedida en la sala de la Palabra del teatro Liceo. Entre este día y el anterior los españoles Miro Villar, Jesús Losada, Enrique García Trinidad, Javier Burguillo, Ana Agustín, Hugo Milhanas, José Antonio Valle y Pedro Tarquis fueron partícipes de este reconocimiento al autor argentino; también la cubana Milena Rodríguez, el mexicano Luis Arturo Guichard, el brasileño Paulo de Tarso Correia de Melo, así como el escritor peruano José Agustín Haya de la Torre y la autora venezolana Cristina Falcón Maldonado.
Presidía, junto a Hugo Mujica y Pilar Fernández Labrador, Alfredo Pérez Alencart; un poeta peruano arraigado en España, miembro de la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía, y profesor de la Universidad de Salamanca. De fe evangélica es el coordinador del evento desde hace varios años, y eje de multitud de publicaciones, actos y encuentros locales e internacionales que le han convertido en un auténtico corazón cultural de la ciudad salmantina.
Este año
participó el también poeta de fe protestante Pedro Tarquis, que ante la sala llena de poetas, autoridades y salmantinos leyó dos poemas de su autoría. Antes,
expresó que su inspiración viene de tres amores. De su tierra “de la que salí pero nunca salió de mí; de mi esposa, con la que acabo de cumplir 32 años casado; y de estar enamorado de Dios porque un día descubrí, experimenté y sigo experimentando que estaba enamorado de manera inexplicable e inmerecida de mi”.
Un tercer evangélico participó en esta fase última del encuentro. El estudiante de Filología (Universidad de Salamanca) y también poeta
Juan Ángel TorresRechy, de México, que fue uno de los dos introductores que, durante el acto, se alternaban para hacer un análisis de la obra de cada poeta, antes de su participación.
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