El minucioso trabajo de J.R.R. Tolkien ponía el listón muy alto para poder hacer una recreación de su Tierra Media que le hiciera justicia en la gran pantalla. El director neozelandés Peter Jackson, sin embargo, no tuvo dificultades para encontrar los míticos lugares imaginados por el escritor en su tierra natal.
Once años después,
el rodaje de El Hobbit recupera algunos lugares utilizados en las anteriores entregas y viaja a nuevos espacios naturales en los que no se hace difícil situar las escenas descritas por Tolkien.
La trilogía cinematográfica fue un éxito a todos los niveles, también paisajístico y turístico. Nueva Zelanda se convirtió en La Tierra Media y muchos supieron aprovechar el momento. Ahora visitar Waikato es algo más que recorrer plácidas praderas verdes: allí vivieron Bilbo y Frodo Bolsón. O hacer la ruta a pie en el Parque Natural de Tongariro, que desde hace algunos años se presenta como “el camino de Mordor”.
Para la película de El Señor de los Anillos, Jackson y su equipo se desplazaron hasta a 150 localizaciones distinas, todas en Nueva Zelanda. Once años después, con el inicio del rodaje de las dos películas de El Hobbit, Nueva Zelanda se prepara para un rebrote de “la fiebre del anillo” que tantos turistas ha conseguido captar en los últimos años. Sin buscarlo, cada estreno de la trilogía ha sido una campaña de promoción de su patrimonio natural a nivel mundial.
DE LA COMARCA A MORDOR
El encantador paisaje en el que se desarrollaba la mayor parte de la primera película se encuentra en la región de Waikato, en el norte del país. Las escenas de la Comarca se grabaron en una tierra de granjas de ovejas cerca de Matamata, un lugar del interior con verdes colinas redondeadas y vistas a la montaña Kaimai. El set de rodaje de los agujeros de Frodo y Bilbo, que está siendo ahora utilizado en el rodaje de El Hobbit, se encuentra en todas las rutas turísticas.
El Monte Ruapehu, el más alto de la Isla del Norte, es Mordor en el film de Jackson, aunque su perfil no se corresponde entre la realidad y la ficción. En Nueva Zelanda las montañas son consideradas sagradas, así que el director se tuvo que comprometer a modificar mediante retoques digitales las cumbres para que le dieran los permisos de rodaje.
El camino que Frodo y Sam recorrieron penosamente para llegar a este paisaje lunar se recrea en una ruta por el Parque Natural de Tongariro, considerada de las excursiones de día más bellas del mundo. Parte de Wikau y, a lo largo de sus 17 kilómetros, se cruza con volcanes, fumarolas de vapor, ríos de lava solidificados y lagos que se han formado en antiguos cráteres.
En Wellington está otra de las paradas obligadas de quienes viajen en busca de los rastros del rodaje: las instalaciones de la compañía de efectos especiales Weta, de Peter Jackson. El Weta Workshop, el Weta Digital y el centro de actividad de los estudios Miramax no están abiertos al público, pero los turistas pueden entrar en la Weta Cave, que es una especie de mini-museo.
Desde la misma ciudad se pueden contratar vuelos en helicóptero para sobrevolar otros escenarios, como las formaciones de piedra en Dimholt Road, donde Légolas, Aragorn y Gimli persiguen a los orcos.
En la Isla del Sur se pueden visitar los lugares donde se levantaron la ciudad de Rohan, llamada Edoras, y también el hogar de los elfos, Rivendel, situadas en el valle de Rangitata y la región de Nelson respectivamente. En esta última zona están también las localizaciones del bosque de Fangorn.
Desde Queenstown se pueden hacer diferentes rutas para ver escenarios de las películas, pero no todos están señalizados, por lo que conviene contratar los servicios de un guía local. Estos “expertos” pueden ser incluso personas que participaron en el rodaje, ya que se dice que Jackson convirtió a los curiosos en orcos en la ficción.
Algunos de los lugares más significativos están alrededor de las montañas Remarkables, el lago Wakatipu y la localidad de Glenorchy, desde donde se puede hacer una excursión para ver dónde se rodaron Lothlorien, Isengard, la colina de Amon Hen o el bosque de Ithilien.
Más allá de si aparecieron o no en el film, los paisajes del sur son espectaculares. Los viajeros que exploren bien la zona encontrarán profundos lagos, impresionantes valles, serpenteantes ríos, bosques centenarios, glaciares, fiordos y las montañas más famosas del país: el Pico Mitre y el Monte Cook.
El Departamento de Conservación de Nueva Zelanda tiene en su página web información sobre estos lugares y detalles sobre dónde fueron filmadas ciertas escenas de la trilogía. Probablemente en los próximos años agreguen las localizaciones que Jackson y su equipo está ahora utilizando para ambientar las dos próximas películas. Aquellos que deseen seguir de cerca el devenir del rodaje, pueden visitar la
página oficial en Facebook.
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