En la España liberal el protestantismo era algo mas que una mera opción religiosa. Suponía que el creyente se encontraba en un universo de referencias ideológicas que iban desde el anarquismo hasta el krausismo y la masonería, hallando su máxima expresión en un anticatolicismo encolerizado en muchas ocasiones. Ya hemos sacado en este medio, una semblanza de Emilio Fuentes Betancourt, sacerdote cubano convertido al protestantismo, como expresión del liberalismo y del independentismo. Como subrayaba Castellanos, “los púlpitos ofrecieron palabras evangélicas mezcladas de patriotismo. Se iba a los cultos con unción, a pedir a Dios por la independencia. Los pastores no rezaban por el triunfo de la tiranía y el mantenimiento del cruel dominio en nuestra Isla”
El primer pastor protestante cubano fue Joaquín de Palma, pero los primeros en trabajar dentro de Cuba fueron el Dr. Alberto J. Díaz y el Pbro. Pedro Duarte. Alberto J. Díaz nacido en 1852 en la Cuba española, había participado en la Guerra de los Diez Años y había tenido que exiliarse al ser perseguido por el gobierno colonial. Encontrado a la deriva en el mar cuando se dirigía a Nueva York, poco después se convierte al Evangelio adhiriéndose al protestantismo de tradición anglicana(2) quien lo envió a Cuba de misionero y en la que fundaría varias iglesias, siendo la de Getsemani en la Habana la mas importante. Con el propósito de la distribución de la Biblia, la Sociedad Bíblica Femenina de Filadelfia, realizó labores de colportor-misionero.
Según Bastián,
Alberto J. Díaz fue el mas destacado dirigente protestante cubano, que pasado a las filas baptistas llegó a tener un poderoso liderazgo hasta la independencia de Cuba ya que después, en 1903, llegó a salirse, pues como dice Bastian, “a partir de 1899, los misioneros independentistas fueron marginados frente a la organización misionera dispuesta a invertir cuantiosos medios financieros y a mandar una fuerza pastoral y docente de importancia”.
El primer congreso obrero nacional en Cuba (1883) se celebró en el Templo Bautista, antiguo teatro Jané, lo cual indica la fuerza política que adquirió Alberto J. Diaz y sus iglesias baptistas, lo cual le acarrearía problemas con la jerarquía católica. Cuando el dirigente revolucionario Antonio Macedo, visita Cuba en 1890, Alberto J. Díaz ostentaba el rango de capitán en el ejército liberador, por la capacidad de movilizar masas de hombres. Sería detenido en 1896 y escapó del fusilamiento por su doble nacionalidad cubano-estadounidense y su condición de pastor. Sería expulsado y nada mas llegar a la Florida, usando los círculos religiosos de la emigración cubana y de los norteamericanos, recaudó fondos para la guerra y realizó importantes gestiones a las órdenes de Antonio Macedo.
Díaz fundaría la Sociedad Cubana de la Cruz Blanca, para canalizar ayudas a los independentistas. Algunos dicen que incluso pasaron armas y pólvora a la isla, además de la ayuda humanitaria, pero la independencia de la isla resultó pura ilusión porque los nuevos liberadores del norte vinieron a dominar. “Con todo- dirá Yschuy (1995)- las nuevas denominaciones crecieron muy rápidamente, a tal grado que, para 1916, se contaban unos 15.639 miembros distribuidos en 179 congregaciones ligadas a nueves denominaciones distintas, que contaban con 158 misioneros norteamericanos y doscientos cooperadores cubanos”
En, 1893, bajo la dirección de Diaz funcionaban cinco congregaciones bautistas en La Habana y sus alrededores como Cienfuegos, Trinidad, Regla, Batabanó y Guanabacoa
y unas diecisiete puntos de predicación, todo eso con la ayuda de unos veinte colaboradores, todos cubanos. Sin duda el éxito de Diaz consistió en haber sabido usar los vínculos liberales y a la vez su militancia política y masónica. Su ministerio además fue cultural, fomentando escuelas elementales, luchando por la creación de cementerios no-católicos y proveyendo a los necesitados.
(1) Emancipación política de 1898 e influencia del protestantismo en Cuba y Puerto Rico Jean-Pierre BASTIAN
(2) Protestantes y protestantismo en América Latina:Reflexiones en torno a la variedad de experiencias en su introducción .-Carlos Mondragón
Si quieres comentar o