Sin embargo la Sociedad Religiosa de Tratados (Edimburgo, Escocia), escribe sobre él: "
Distinguido expatriado protestante español residente en Londres. Célebre poeta cuya poesía hímnica se basa en los modelos de W. Cowper, A. Watts, J. Newton, J. Addison, J. Montgomery y otros".
La vida de este liberal romántico es de una riqueza y diversidad que nos sorprende. Nacido en Cádiz y estudiando Derecho en Granada se exilia en Francia y mas tarde en Londres, donde escribe sus primeros poemas junto a Alcalá Galiano, Blanco White y los demás liberales al barrio de Somerstown (1824-1826).
Con ayuda del editor Ackermann fundó
No me olvides, una especie de almanaques en prosa y verso de los que se publicaron seis volúmenes entre 1824 y 1829, los cuatro primeros con traducciones y poemas de Mora y fue el director y redactor único de
Museo Universal de Ciencias y Artes (1824-1826) y del
Correo Literario y Político de Londres, obras todas estas dirigidas sobre todo a los hispanoamericanos. Siguió colaborando con Ackermann en escribir y divulgar por la Hispanoamérica recién emancipada los famosos
Catecismos, manuales sobre diversas materias y disciplinas científicas, que sirvieron así de libros de texto en unos países que carecían de este tipo de obras.
En Londres hizo amistad con los hispanoamericanos Bernardino Rivadavia, el poeta, filólogo y gramático Andrés Bello y el poeta José Joaquín Olmedo. Los grabados de William Blake motivan sus
Meditaciones poéticas, publicadas en Londres en 1826 y donde muestra en forma muy definida un espíritu evangélico que hace pensar en su conversión al protestantismo por estas fechas.
Pasa a la historia como escritor, maestro de periodistas, poeta (al que Menéndez y Pelayo atribuye una gran técnica) y pedagogo, ejerciendo en puestos políticos en Chile. Argentina, Perú, Bolivia e Inglaterra. Mora fundó el Liceo de Chile en Santiago y enseñaba a los niños oraciones bastante evangélicas en su tono. Aunque éste no se daba a conocer como protestante, el clero sospechaba de sus enseñanzas, y cuando los conservadores asumieron el poder en 1831, Mora fue expulsado de Chile después que la Constitución de 1828 fuese redactada por José Joaquín Mora, siendo sin duda alguna, el más acabado texto fundamental puesto en vigencia hasta ese año. Dicen sus biógrafos que “La Constitución de 1828, bellísimo conjunto de principios liberales y de preceptos hábilmente combinados, es una de la más adelantadas que se conocen y encanta su lectura”
Se iría después al Perú, donde también fue una figura destacada sirviendo como secretario al Presidente Santa Cruz y ayudándole en sus planes para la confederación peruana-boliviana. Fue enviado a Londres en 1838 como cónsul. Una vez que la guerra con Chile terminara con la Confederación y sus consulados, Mora permaneció en Londres hasta 1843. Regresaría a España y se dedicaría a la obra literaria, editando y escribiendo tanto en prosa como en poesía, siendo elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española en el año 1848.(1) Sus Meditaciones poéticas, publicadas en Londres en 1826, muestran en forma muy definida un espíritu evangélico, hablando de las Sagradas Escrituras y de la salvación mediante la fe en Cristo Jesús, como buen evangélico. Murió en Madrid el 3 de octubre de 1864.
Para los evangélicos españoles e hispanohablantes solo ha quedado el recuerdo de una gran personalidad, pero olvidada, apenas recordada en algunas conferencias del historiador Gabino Fernández en “Protestantes Andaluces Olvidados” y su libro “Reforma y Contrarreforma en Andalucía”. Hay una extensa bibliografía sobre Mora, pero nos hubiera gustado leer para hacer una mas amplia semblanza, el “
Don José Joaquín de Mora. Apuntes biográficos, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1888 de Miguel Luis AMUNÁTEGUI y aquellos “Himnarios evangélicos” publicados en Inglaterra, España y Estados Unidos con letras originales de Mora y otras traducidas por él.
(1) Diccionario de autores CLIE
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