Durante algo más de un año he estado escribiendo mi última serie: “LA POBREZA: Escándalo y vergüenza humana” que espero os haya servido de concienciación ante las problemáticas del mundo en relación con la pobreza y exclusión social.
Esta serie va a ser diferente porque no vamos a narrar la pobreza en el mundo, sino que vamos a fijarnos en Jesús, Jesús en relación con la pobreza, con los pobres de la tierra. Será por tanto, una serie basada fundamentalmente en los Evangelios. Sí. Sólo en los Evangelios. En estos textos es donde, con más cercanía, podemos tener un encuentro con ese Jesús que nos deja tantos retazos del Evangelio a los Pobres.
No vamos a tocar el concepto de Evangelio a los pobres como un simple enunciado, ni solamente como algo que Jesús dijo en un momento acordándose de los pobres, sino que
vamos a tomar este concepto de Evangelio a los pobres como algo dinámico, como algo que comprometió a Jesús en todo su ministerio, como una forma de vivir, actuar y comunicar Jesús su Evangelio, como una forma de enseñarnos e instruirnos en el servicio a aquellos que, despojados y empobrecidos, han quedado tirados al lado del camino. Recordad el título de uno de mis libros: “JESÚS, Evangelio de Dios a los pobres”.
Nos centraremos en los Evangelios. No vamos a tocar ningún otro libro de la Biblia. Nos vamos a sumergir en las palabras de Jesús, hasta tocar fondo. Espero que me acompañéis en esta inmersión. Siempre bajar a las profundidades tiene el riesgo de sentirse interpelado por Jesús mismo, pero desde allí, quizás, podamos contemplar la grandeza del compromiso del Evangelio a los pobres.
Así, pues, asumo en esta serie la responsabilidad de comentar las palabras de Jesús, no tanto de interpretar... sin miedo.
Yo creo que, muchas veces, las palabras y compromisos de Jesús en torno a la pobreza, se comentan poco o se reinterpretan desde posicionamientos espiritualistas que hacen un evangelio que sólo mira hacia arriba, un evangelio que queda descafeinado, un evangelio que se adecua a los intereses de los religiosos y de los poderosos de la tierra, pero que no es la línea del auténtico Evangelio de Jesús.
El Evangelio de Jesús, el auténtico y único, es un Evangelio que toma al grupo de los pobres como destinatario específico de estas Buenas Noticias:
“A los pobres les es anunciado el Evangelio”, “por cuanto el Señor me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres”. Aunque
tengo que afirmar, para quitar dudas, que, realmente, el Evangelio es para todos... pero los pobres son un destinatario específico. ¿Por qué?
También quiero advertir que no se confundan conmigo los que, sin más, al tratar estos temas, me quieren ubicar en algún tipo de corriente teológica. El que me ubiquen o no, me resulta un tanto indiferente. Yo voy a trabajar desde el texto bíblico. Más aún, desde la sensibilidad evangélica o protestante, que es la sensibilidad en la que me he criado, desde la que he nacido a la vida espiritual y al compromiso cristiano.
Ubicadme donde queráis. Yo me siento libre ante el Altísimo. Libre de toda Teología, aunque no rechazo y estimo las teologías que se han acordado de forma central y especial de los pobres de la tierra... Como hizo Jesús. Mi conciencia queda al desnudo ante el Dios de la Biblia, ante el Jesús de los Evangelios.
La única línea teológica de esta serie se resume así: Jesús, los Evangelios y yo. Así, pues, en esta serie no voy a usar bibliografía ninguna. Quedaremos solos en el silencio y en la escucha, los Evangelios y yo. Mi conciencia ante los Evangelios. Mi mente serena y quieta para ir dejando hablar al texto bíblico ante mi deseo de aprender, de dejarme enseñar por las palabras de Jesús. Creo que va a ser una experiencia fundante e imprescindible de la vivencia que deseo tener de la espiritualidad cristiana ante estos temas.
Así, pues, cuando leáis estos artículos, desnudad también vuestra conciencia, dejad prejuicios, incluso los teológicos. Intentemos ver los textos bíblicos, las palabras de Jesús en su pureza, en su nitidez y claridad. Si os sentís interpelados por las palabras de Jesús, no deis la espalda a esa interpelación, sino hacedle frente. Responded a esa interpelación en compromiso. Os convertiréis en agentes de liberación del Reino para acercar su justicia al mundo... un mundo injusto, de escándalo y de vergüenza como hemos visto en la serie anterior.
Pensad también que estos escritos se lanzan, de alguna manera, desde Misión Evangélica Urbana en Madrid y su lucha contra la pobreza. Si yo no hubiera tenido esta experiencia, ya de veinticinco años entre los pobres de la tierra, no escribiría de esta manera, ni lanzaría las denuncias que, de vez, en cuando, lanzo. Mi trabajo en Misión Urbana es, simplemente, una forma de ser coherente con mi fe, con lo que creo, con el Jesús que se comprometió hasta la muerte tanto con los pecadores como con los pobres, con los proscritos, los leprosos, los paralíticos, los hambrientos, los ignorantes, los tildados de pecadores... Los valores del Reino no fueron apocalípticos, ni sólo para el más allá. Esos valores estaban comprometidos, tremendamente comprometidos, con los pobres de la tierra, los injustamente tratados, los que sufren.
No en vano los profetas nos presentan a Jesús como “experto en sufrimiento”. Acompañadme en estas temáticas. Caminaremos juntos atrapando, de una forma sencilla, esos retazos del Evangelio a los Pobres que nos dejó Jesús. Y tú, Señor, ayúdame a no traicionar tu Evangelio.
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