Hechura suya soy

“Tiene la cara de su padre pero las hechuras de su madre”. Oigo la voz de mi madre describiendo de esta manera a mi hija. Es una  apreciación muy de aquí, de Andalucía, sobre todo la emplean los mayores para referirse al porte de alguien.

Me gusta cuando la usa mi madre, de sus labios, esta expresión resulta descriptiva, le sobran adjetivos. No sé si este término estará en desuso, pero aquí en el sur se utiliza muy mucho.

Leo en la Palabra, en Efesios 2:10: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.

Aunque el significado del término 'hechura' en la Palabra es totalmente distinto, hago una simbiosis entre ambos y de esa mezcolanza determino que soy creación de mi Dios pero que quiero tener sus hechuras, ese porte santo, misericordioso, bondadoso y fiel. Actitud que como fruto del espíritu he de desear crezcan cada día en mí.

Creada por Él y semejante a Él. Que mi caminar por la senda de este mundo sea noble, que mi porte deje huellas indelebles.

Que mi corazón declame las verdades del Santo Libro mostrando las bondades del creador.

Que palpite con fuerza el anhelo de cambio y que esa transformación doblegue el ansia pérfida de quien desea enjaular el alma.

Tener valentía para luchar contra la adversidad y enfrentar nuevos desafíos sabiendo que soy: “Creación suya para toda buena obra”. 

Deslizarme como agua entre la sequedad de quienes desconocen ese río de agua viva.

Expresar a viva voz que quiero ser más Él y menos yo.