Cómo la razón apunta a la existencia de un Diseñador: Dios

Afirmaciones como “La ciencia no requiere fe” o “Los ateos no tienen fe” se repiten frecuentemente en conversaciones en institutos, universidades y lugares de trabajo. Sin embargo, una clara pregunta con la que responder y que cada persona debe hacerse a sí misma es: ¿Cómo sabes lo que sabes? ¿En qué te basas para decir que lo que sabes es verdadero y racional? La respuesta a estas preguntas lo cambia todo.

El problema del naturalismo y el razonamiento

El naturalismo considera que la vida existe por medio de procesos físicos y una evolución en la que ningún ser superior externo ha influido. Solo procesos evolutivos físicos. Sin embargo, esto supone un problema en cuanto a la forma de cómo obtenemos el conocimiento. Darwin expresa el problema de la siguiente manera:

Conmigo siempre surge la horrible duda de si las convicciones de la mente del hombre, que se ha desarrollado a partir de la mente de los animales inferiores, son de algún valor o absolutamente confiables. ¿Alguien confiaría en las convicciones de la mente de un mono, si hay convicciones en tal mente?¹

En relación con lo que Darwin expresa, al ser nuestros cerebros producto de procesos físicos naturales, no guiados e irreflexivos, ¿por qué tendríamos que fiarnos de ellos? ¿Confiaríamos en que nos operara a corazón abierto un robot que ha sido ensamblado mediante un proceso irreflexivo y no guiado? Seguramente no. 

Esto también es un problema para los científicos naturalistas, porque plantea la pregunta que John Lennox expresa acertadamente: «¿Sobre qué evidencia basan los científicos su fe en la inteligibilidad racional del universo, que les permite hacer ciencia?». La razón humana no creó sus propias capacidades cognitivas y racionales. Es capaz de desarrollarlas, pero no de crearlas. Por ese motivo, ¿cómo puede saber una persona que un pensamiento en su cabeza o una ecuación en la mente de un matemático se corresponde efectivamente con el funcionamiento del universo?² Sin embargo, por algún motivo, todo apunta a que este universo se puede comprender. Desde un punto de vista ateo o naturalista, eso parece incomprensible. Sin embargo, desde un punto de vista teísta tiene todo el sentido del mundo. Además, J. P. Moreland añade que «la existencia de creencias verdaderas y racionales justificadas fuera de la ciencia» es un problema para aquellos que defienden que la ciencia es la única base del conocimiento deben resolver.³

Respuesta de otros autores: argumento de la razón

Algunos pensadores como C. S. Lewis y Alvin Plantinga también han visto cómo esta visión finalmente conduce al escepticismo. C. S. Lewis, en relación con la posibilidad de obtener conocimiento y la validez de dicho razonamiento, afirma que «el naturalismo [...] parece que encierra la misma dificultad […] ya que desacredita nuestro proceso de razonamiento o, por lo menos, reduce su credibilidad a un nivel tan pobre que lo hace inservible para soportar el mismo naturalismo que defiende».⁴Por su parte, Plantinga desarrolla cómo debería ser un conocimiento confiable: 

El conocimiento está justificado como creencia verdadera, y una creencia tiene garantía para alguna persona […] “si y solo si” esa creencia fue formada por facultades cognitivas que funcionan correctamente y de acuerdo con un buen plan de diseño […] cuando el plan de diseño […] está dirigido a obtener la verdad.⁵

Por ese motivo, Plantinga destaca que el contexto óptimo en la que nuestras facultades deberían funcionar correctamente para poder estar seguros que lo que creemos es cierto debe ser conocido a priori, es decir, debemos saber qué clase de circunstancias previas son adecuadas para que nuestro cerebro nos de creencias fidedignas. Esto es diferente a una descripción simple de cómo podría funcionar nuestras creencias de forma estadística. Pero entender la forma en la que algo debería funcionar tiene sentido si ha sido diseñado por una inteligencia. Por ese motivo, Plantinga desarrolla el argumento de la siguiente manera:

Ahora bien, si el conocimiento presupone una creencia justificada, y si las creencias justificadas presuponen que esas creencias fueron producidas por facultades que funcionan correctamente, y si la noción de facultades que funcionan adecuadamente presupone la noción de estar diseñado para funcionar de cierta manera, entonces el conocimiento presupone un diseñador.⁶

Esto quiere decir que confiar en nuestras creencias presupone que exista un Diseñador que haya dado facultades cognitivas fiables. La razón es confiable solo si esas facultades son dignas de confianza. ⁷ .⁸

Las facultades cognitivas que propone el naturalismo

Plantinga, expresa también como la evolución por sí misma no puede dar unas facultades cognitivas adecuadas para producir creencias ciertas. Lo único que nos puede asegurar la evolución es que nuestras creencias nos ayudan a sobrevivir. Puedes huir de un león porque mata o porque está endemoniado, en ambas creencias vamos a sobrevivir. Y muestra que el problema es que:

Si el conocimiento existe y si las facultades que funcionan adecuadamente son condiciones necesarias para el conocimiento, entonces si la noción de función apropiada requiere la existencia de un diseñador de esas facultades y no puede entenderse adecuadamente en términos estrictamente naturalistas, podemos concluir que el naturalismo metafísico es falso.⁹

La implicación lógica de que el conocimiento verdadero existe y es posible conocerlo de manera fiable es que el naturalismo es falso. Sin embargo, si el naturalismo es cierto, entonces no hay fiabilidad sobre ningún conocimiento, incluido el conocimiento que dice que el naturalismo es cierto, por lo que no se podría creer que el naturalismo es verdad.

Conclusión

De esta manera, una teoría evolutiva naturalista no puede justificar la fiabilidad de facultades no éticas y nos invita a despreciar cualquier confianza en ella. Tampoco sería posible obtener conocimiento que sea verdadero, porque no hay ningún propósito ni diseño detrás que lo permita, sino fría indiferencia y un proceso natural ciego.

Plantinga concluye diciendo: Esto proporciona un argumento a favor del teísmo tradicional que, entre otras cosas, enseña que un Dios racional y bueno diseñó nuestra facultad noética [capacidad de saber la verdad] y nos colocó en un entorno cognitivo propicio para que pudiéramos tener conocimiento de muchos cosas sobre él y su mundo.¹¹

En la realidad, nos importa conocer la verdad y su correspondencia con la realidad. Esto se puede ver en los juicios, en las noticias y en conversaciones. Vivimos de una manera en la que no solemos dudar de nuestro propio cerebro o capacidad de razonar para adquirir conocimiento, y aceptamos su correspondencia con la forma en la que funciona este universo. Sin un Diseñador esto sería muy improbable y no habría razón alguna para confiar en nuestras capacidades cognitivas. Pero con un Diseñador, Dios, que es un Ser racional, una Mente Superior, diseñando nuestras capacidades cognitivas y colocándonos en un entorno que favorece el desarrollo de esas capacidades y cuyo funcionamiento se corresponde con las mismas, es la mejor explicación a la realidad que experimentamos y entendemos. 

A la luz de la evidencia presentada, es más probable que Dios exista a que no.

Luisaireth del Valle Aristimuño tiene estudios realizados en enfermería y es estudiante de teología en la Facultad Internacional IBSTE.

'Razones de la fe' es una sección impulsada desde la asignatura de Apologética que se imparte en la Facultad Internacional de Teología IBSTE.​​

Notas

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