Nuestros valores cristianos ante los apaleados del mundo

Vivimos en un mundo que, sin duda alguna, está sufriendo una crisis de valores quizás a nivel mundial, en todo el ámbito planetario. Se necesita que, tanto políticos como pensadores, escritores, filósofos, teólogos, así como otros dedicados a la técnica y a la economía, hagan reflexiones conjuntas para ver de qué manera podría liberarse a la humanidad de esta crisis de valores que puede afectar incluso a organizaciones culturales, religiosas o de otros ámbitos que parecieran ser más solidarios con los que sufren por causa de esta crisis.

Los cristianos, quizás junto a los que no lo son, pero que se interesan por aspectos humanitarios y solidarios con aquellos que sufren por esta crisis, deberían sentarse y reflexionar desde puntos de vista sociales, éticos incluyendo lógicamente, la moral cristiana. No cabe duda de que toda acción política, económica o social, debe circular por unos derroteros o cauces éticos, por unos principios morales que dieran lugar a un cambio de valores que hiciera pedazos una ética secular en los que los auténticos valores se han perdido y se han cambiado por otros totalmente insolidarios y carentes de amor y compromiso con los más débiles.

¿Quién va a traer a este mundo, con una crisis de valores tan inmensa y horrorosa, unas nuevas líneas de valores que vayan formando un bagaje moral nuevo, un intento de recargarnos con las herramientas éticas adecuadas y válidas para reconducir los bagajes éticos que nuestra sociedad necesita? ¿Habéis pensado que los cristianos tenemos valores bíblicos, en cuya cúspide están los valores del Reino que irrumpen en nuestra historia con la vida de Jesús, que podrían ser la solución de la humanidad desde una ética cristiana? ¿Podemos apoyar los cristianos un mundo en crisis de valores en donde predomina la ley del más fuerte que pone bajo su bota injusta a tantos y tantos que dejan tirados en el camino de la vida? 

Siendo nosotros los cristianos los poseedores y conocedores de los valores bíblicos, de los valores del Reino, ¿no tenemos nada que aportar a un mundo hundido en una crisis de valores? ¿Cuál es la fuerza de los valores bíblicos que confesamos? ¿Nos hemos olvidado de ellos o, quizás, ni los conocemos ni nos comprometemos con la excelencia de esos valores? Quizás el cristianismo debería ser el fermento que leudara toda una masa social que carga con unos valores en contracultura con los valores bíblicos que, muchas veces, esos valores insolidarios los aceptan también los cristianos y entran en sus congregaciones como una contracultura maldita.

Muchas veces esperamos que sea el mundo, los colectivos no creyentes, quizás humanistas y gente más o menos solidaria desde la increencia, quienes resuelvan estas crisis, cuando somos nosotros los que estamos en la fuente, en el manantial que muestra los auténticos valores capaces de restaurar la justicia y la paz en el mundo, aunque, como dice un valor del Reino, muchos últimos tengan que pasar a ser los primeros.

No cabe duda de que, tanto la política, como la economía y otras áreas importantes de la vida, necesitan de la voz de los creyentes, necesitan que los líderes de iglesia también conciencien a sus congregaciones sobre estos temas tan vitales. La falta en el mundo de los valores que los cristianos ya conocen, o deberían conocer, junto al hecho de que en tantas y tantas ocasiones nos amoldamos a estos valores en contracultura con los bíblicos, pueden llevar a los gobernantes, a las políticas imperantes en el mundo, a las democracias, a situaciones gravemente dañadas y malas para la humanidad.

Muchos, en medio de esta crisis de valores, en medio del predominio del egoísmo y del sálvese quien pueda, nacen en pobreza y mueren en medio de ella como un sobrante humano del que nadie se preocupa. Como mucho, si es que hay sobras alimentarias, muchos pobres viven de lo que tiran o desechan los ricos, esos desechos mugrientos y, sin duda, infinidad de padres se dejarían explotar por llevar algo de alimento a sus hijos, pero ni siquiera, en muchos lugares del mundo en donde se dan los hambrientos y excluidos de la tierra, quieren ya contratarlos para explotarlos. Nacen y mueren en la pobreza en una mayor o menor gradación hasta llegar a los hambrientos de la tierra que son unos mil millones de seres, hombres, mujeres y niños, que no pueden desarrollar su vida con unos mínimos de dignidad. Así viven, así mueren, así han vivido, así han muerto. Esa sería la llamada “Memoria Passionis” de tantos y tantos desheredaos y sufrientes de la tierra.

Hay muchos seres en la tierra que, por la crisis de valores, no saben ni lo que es la justicia, ni la libertad, ni el desarrollo adecuado de ellos ni de sus hijos, y que mueren en medio de un mundo insolidario en el que podría haber recursos alimentarios para todos, sino hubiera tanto egoísmo y tanta responsabilidad por parte de los acumuladores de la tierra que, como dice la Biblia, ponen en sus casas la escasez de los pobres.

Cristianos del mundo: no demos la espalda a los valores que conocemos, los valores bíblicos y los valores del Reinoque deben ser la levadura que llevemos siempre con nosotros para transformar el mundo con estos nuevos valores que, quizás, no solo debemos exponer de forma culta e integrada, sino, si es necesario, chillar, vocear, “gritar a voz en cuello” como nos dice la Biblia, además de comprometernos de una forma activa siendo las manos y los pies del Señor en medio de un mundo de dolor.

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[title]Por un año más[/title]

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