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La crisis climática y la creación de Dios

Un artículo de Lalbiakhlui Rokhum, Jasmine Kwong y Dave Bookless.

LAUSANA 22 DE MAYO DE 2024 20:05 h

Los acontecimientos relacionados con el clima aparecen casi a diario en las noticias. ¿Son estos sucesos una distracción del ministerio del evangelio o una oportunidad para las misiones?



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En John Stott on Creation Care,[1] se le pregunta a Stott si la implicación ecológica puede incluirse propiamente dentro de las «misiones». Algunos perciben la implicación medioambiental cristiana como una distracción de la proclamación del evangelio que “salva almas”. Sin embargo, no se puede ignorar la crisis ecológica que afecta a todos los rincones del mundo. El amor cristiano nos exige responder a los afectados por los desastres, incluida la creciente crisis climática.



El Compromiso de Ciudad del Cabo afirma:



Si Jesús es Señor de toda la tierra, no podemos separar nuestra relación con Cristo de la manera en que actuamos con relación a la tierra. Porque proclamar el evangelio que dice “Jesús es Señor” es proclamar el evangelio que incluye a la tierra, dado que el señorío de Cristo es sobre toda la creación. El cuidado de la creación es, por lo tanto, un tema del evangelio dentro del señorío de Cristo. (CCC I-7).[2]



Entonces, si el cuidado de la creación es una cuestión del evangelio bajo el señorío de Cristo, ¿cómo debemos responder?



Problemas climáticos mundiales



En julio de 2023, después de que los científicos confirmaran que julio iba camino de ser el mes más caluroso del mundo jamás registrado, el secretario general de la ONU, António Guterres, declaró: «La era del calentamiento mundial ha terminado; ha llegado la era de la ebullición mundial. . . . Los líderes deben liderar. Basta de vacilaciones, basta de excusas, basta de esperar a que otros actúen primero».[3]



Los problemas climáticos son una realidad mundial creciente que afecta a la vida humana y no humana. Escribimos desde la región Asia-Pacífico, especialmente vulnerable al cambio climático por su dependencia de los recursos naturales y la agricultura, sus zonas costeras densamente pobladas, la debilidad de sus instituciones y la pobreza generalizada.[4]



El cambio climático afecta hoy incluso a países ricos del Norte Global. Ya ha sido una dolorosa realidad para las naciones más pobres. En el caso de países insulares como Filipinas, las comunidades pesqueras costeras y los ecosistemas marinos corren peligro debido a la intensificación y mayor frecuencia de las tormentas. Los problemas climáticos agravados por el cambio de uso del suelo (por ejemplo, la deforestación y la minería) amenazan la seguridad alimentaria y la biodiversidad.



Del modo similar, India es uno de los países más propensos a catástrofes del mundo. Su ubicación y geografía la hacen vulnerable a peligros naturales como ciclones, sequías, inundaciones, terremotos, incendios y corrimientos de tierra, todos los cuales se han intensificado. Además de los daños irreparables a los ecosistemas, el impacto en los seres humanos es devastador, y los pobres, los que menos contribuyen al problema, son los más gravemente afectados. Al menos 10.281 agricultores de la India pusieron fin a sus vidas en 2019, lo que representa el 7,4% de los suicidios.[5] 



 



Estos ejemplos de la experiencia vivida por los autores reflejan la intensidad de la crisis mundial. Se está instando a los líderes políticos a que respondan y actúen. Las iglesias de muchas regiones están tomando medidas, pero muchas están paralizadas por los retos abrumadores. ¿Cuáles son estos retos y cómo podemos abordarlos como comunidad cristiana mundial?



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Crear oportunidades a partir de los retos climáticos





En 2012, el Llamado a la Acción de Jamaica, surgido de la Consulta Global de Lausana sobre el Cuidado de la Creación y el Evangelio, se dirigió a la iglesia mundial afirmando: “Estamos frente a una crisis que es apremiante, urgente, y que debe ser resuelta en nuestra generación”.[6]  Aunque este documento tiene ya una década, señala cuestiones importantes, algunas de las cuales tratamos.



Reto 1: La iglesia mundial no está suficientemente comprometida con las cuestiones climáticas.



La falta de compromiso de las iglesias con el clima no solo ignora el creciente sufrimiento de la creación de Dios, sino que también podría afectar nuestro testimonio cristiano. Encuestas realizadas en Australia,[7] el Reino Unido[8] y Canadá[9] muestran que los jóvenes cristianos anhelan recibir enseñanzas bíblicas sobre la creación y el clima, pero sienten que sus iglesias hacen muy poco al respecto. ¿Qué podría cambiar si los líderes cristianos estuvieran mejor preparados para abordar las cuestiones climáticas?



Toda la iglesia debe considerar las cuestiones climáticas dentro del relato bíblico de la creación y la redención. El cuidado de la creación no es un añadido de especialistas al ministerio cristiano. De hecho, fue la primera tarea misional cuando Dios dio a Adán y Eva la responsabilidad de cuidar la tierra. Cuidar de la creación forma parte de nuestro andar con Jesús, y nuestros líderes deberían dar ejemplo.



Oportunidad 1: Convertir nuestro actual compromiso mínimo con el cuidado de la creación en una oportunidad para aprender y comprometernos con las cuestiones climáticas.[10]



Ser como Cristo es estar en una relación correcta con Dios, el prójimo y la creación. “Cuidamos de la tierra y usamos en forma responsable sus abundantes recursos, no según las razones del mundo secular, sino por causa del Señor».[11]



Pasos prácticos 1





Aprenda más sobre los temas. Lea libros y artículos sobre la teología y la práctica del cuidado de la creación. Entérese de lo que dicen los científicos.



Reto 2: Muchos cristianos están acostumbrados a un estilo de vida cómodo y son reacios a simplificar.





Responder a los problemas climáticos exige una evaluación honesta de nuestro estilo de vida. ¿Estamos dispuestos a adaptar nuestro consumo para garantizar la equidad y la calidad de vida de toda la creación? Vivir de manera justa y humilde con misericordia (Mi 6:8) puede exigirnos reconocer el egoísmo, adoptar nuevos hábitos y vivir en contra de la norma. ¿Estamos preparados para hacerlo?



Por supuesto, es imposible llevar un estilo de vida perfecto, justo y respetuoso con el medio ambiente, porque somos personas rotas que viven en un mundo roto; pero los valores del evangelio nos obligan a hacer todo lo posible.



Oportunidad 2: Las iglesias deberían adaptarse y ejemplificar cómo vivió Jesús, cuidando de los demás y viviendo con sencillez.



No hay persona perfecta ni planeta perfecto hasta que sean perfeccionados por Cristo, una promesa de restauración que toda la creación anhela (Ro 8). Hasta entonces, nuestros esfuerzos deberían reflejar cómo vivió Cristo.



Pasos prácticos 2





Empiece dentro de la iglesia y con las necesidades prácticas de su comunidad. Evalúe cómo nuestras prácticas pueden dañar el medio ambiente. Apoye a pequeños agricultores locales. Coma alimentos de temporada y menos carne. ¿Podemos utilizar el transporte público para desplazarnos? Anime a los grupos pequeños a que se rindan cuentas mutuamente. Investigue prácticas tradicionales que tengan un impacto medioambiental menos negativo.



Reto 3: Teología deficiente de la creación. Nos hemos centrado en los seres humanos, concretamente en las almas, en nuestra enseñanza bíblica y nuestras misiones.





La iglesia evangélica no ha tenido en cuenta la totalidad de la creación. Tendemos a priorizar las cuestiones espirituales sobre las físicas, mientras que el señorío de Jesús es sobre toda la vida. Necesitamos releer la Biblia con una nueva perspectiva, reflexionando y discutiendo sobre cómo toda la creación forma parte del plan de salvación y restauración de Dios. Si los líderes enseñan el cuidado de la creación como una cuestión del evangelio, entonces nuestra respuesta no será de presión para «salvar el planeta», sino de obediencia y adoración a nuestro Señor Jesús para cuidar de su tierra, confiada a nuestro cuidado.



Además, la creación debe integrarse en nuestra oración y adoración, tanto a nivel personal como comunitario. ¿Con qué frecuencia oramos por la creación de Dios? Podemos recuperar la práctica del lamento. Los israelitas a menudo clamaban a Dios en tiempos de sufrimiento. ¿Oramos por los que sufren y están oprimidos? ¿Con qué frecuencia nos arrepentimos de las acciones humanas que causan daños a la vida silvestre?



Oportunidad 3: La tierra es del Señor, así que respondemos por amor a Dios y a la creación de Dios.



Si abrazamos el cuidado de la creación como discipulado, nuestra respuesta surge de nuestra identidad como portadores de la imagen de Dios más que como «salvadores» del planeta.



Pasos prácticos 3





Fomentar el cuidado de la creación como parte de nuestros ritmos de oración, estudio bíblico y adoración. Pase tiempo con Dios reflexionando sobre su palabra en la naturaleza.



Reto 4: Tendemos a ver a las personas como separadas de la naturaleza.





Algunas personas temen que cuidar de la creación signifique descuidar a las personas. Sin embargo, la creación incluye a las personas. Por lo tanto, cuidar de la creación incluye atender las necesidades espirituales, físicas y sociales de las personas —salud, trabajo, hogar y seguridad—, todas las cuales dependen del medio ambiente.



Muchas iglesias y organizaciones cristianas ya se han comprometido a atender las necesidades sociales y económicas de las personas. Ahora debemos ampliar nuestra misión para incluir el mundo natural. No se trata de elegir entre cuidar de las personas o de la naturaleza, pues ambas son importantes para Dios y forman parte de su plan de restauración.



Oportunidad 4: ¡Aprender de tradiciones/denominaciones cristianas que ya entienden esto!



No todos podemos cuidar bien de todos los aspectos de la creación. Pero, como líderes, se nos invita a considerar la totalidad de la creación de Dios. Al pasar tiempo con Dios y aprender de los demás, podemos discernir dónde estamos llamados a ser fieles en nuestras respectivas comunidades y contextos.



Pasos prácticos 4





Pida a personas de su congregación/organización que ya están comprometidas que compartan sus historias. Invite a especialistas/expertos a compartir oportunidades específicas. Aprenda de comunidades indígenas.





Reto 5: Salvar el planeta parece imposible e inútil.





El clima es un problema complejo y mundial, y es fácil que nos desanimemos o que no creamos que podemos cambiar nada. Sin embargo, nuestra motivación no es solo resolver la crisis climática, sino también la obediencia a Cristo. El cuidado de la creación forma parte de nuestro camino como discípulos. Así como cultivamos la oración y el estudio de la Biblia como ritmos cristianos regulares, necesitamos integrar también el cuidado de la creación como parte de nuestra vida cotidiana.



Nunca arreglaremos todo lo que está mal en la creación pero, como parte de nuestro discipulado cristiano, podemos trabajar en ello fielmente y en comunidad. También necesitamos permiso para aceptar nuestros errores y luchas como parte del camino del cuidado de la creación.



Tenemos que perseverar y mantener juntos el rumbo. “La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios» (Ro 8:19). Y esto comienza con la respuesta de la iglesia a los gemidos de la creación.



Oportunidad 5: Haga que su comunidad participe en varios niveles: cabeza, corazón y manos.



¡La creación nos está esperando! Nuestras acciones pueden ser un estímulo vital para quienes aún no tienen esperanza en Cristo.



Pasos prácticos 5



Vaya más allá de actos puntuales y comprométase con un compromiso plurianual. Encuentre un nicho específico en el que su comunidad pueda centrarse: bosque, río, océano, ciudad, etc.



Profundice



Mientras escuchamos a los científicos y a los que sufren en todo el mundo, nos beneficiaríamos de recursos cristianos que pueden ayudarnos a avanzar en el cuidado de la creación. (Vea en las notas finales algunos muy recomendables para líderes de iglesias y misiones).



- Desarrolle una teología más sólida del cuidado de la creación.[12] [13] [14] [15]  



- Estudie la Biblia con una lente ecológica.[16]



- Adore a Dios recordando que Dios es el Creador y que Jesús es el Señor de toda la creación.[17] [18]  



- Ore con la iglesia mundial por toda la creación.[19]



- Únase a una red de iglesias y participe en acciones medioambientales en su contexto local.[20] 



- Reciba información actualizada sobre eventos relacionados con el cuidado de la creación en todo el mundo.[21]



- Acompañe a otras personas y organizaciones comprometidas con el cuidado de la creación.[22] [23]  



- Participe a nivel internacional en la discusión sobre política climática.[24]



Conclusión



En resumen, cuidamos de la creación no porque está de moda, sino porque respondemos al llamado urgente de nuestro Dios-Creador que nos ama y cuida de este mundo.[25]



 



Lalbiakhlui Rokhum ha servido durante más de 20 años en la Comisión de Socorro de la Fraternidad Evangélica de India y actualmente es directora de Participación de A Rocha. Jasmine Kwong es catalizadora de Lausana para el Cuidado de la Creación. Dave Bookless es responsable de Teología de A Rocha Internacional.



Este artículo se publicó en el Análisis Mundial de la web del Movimiento Lausana y se ha reproducido con permiso.



 



Notas



[1] RJ (Sam) Berry with Laura Yoder, John Stott on Creation Care (Illinois: IVP, 2021). 



[2] “El Compromiso de Ciudad del Cabo”, Movimiento de Lausana, Parte 1, Sec. 7, consultado el 1 de agosto de 2023. 



[3] Ajit Niranjan, ‘‘Era of global boiling has arrived,’ says UN chief as July set to be hottest month on record,’ The Guardian, 27 July 2023. 



[4] Venkatachalam Anbumozhi, Meinhard Breiling, Selvarajah Pathmarajah, and Vangimalla R. Reddy, eds. ‘Climate Change in Asia and the Pacific: How can countries adapt?’ ADBInstitute (India: SAGE, 2012). 



[5] ‘Accidental Deaths and Suicides in India,’ National Crime Records Bureau, accessed 1 August 2023. 



[6] ‘Creation Care and the Gospel: Jamaica Call to Action,’ Lausanne Movement, accessed 1 August 2023. 



[7] ‘Leader’s Summary: They Shall Inherit The Earth – Tearfund Climate Report,’ Tearfund, accessed 1 August 2023. 



[8] ‘We are Burning Down the House,’ We Are Tearfund, accessed 1 August 2023. 



[9] ‘For All the Earth,’ Tearfund Canada, accessed 1 August 2023.



[10] Nota del editor: Ver el artículo “Los fuegos devastadores y la misión de la iglesia” por Tim Carriker en el número de marzo 2020 del Análisis Mundial de Lausana. 



[11] “El Compromiso de Ciudad del Cabo”, Movimiento de Lausana, Parte 1, Sec. 7, consultado el 1 de agosto de 2023. 



[12] Colin Bell and Robert White, Creation Care and the Gospel: Reconsidering the Mission of the Church (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2016). 



[13] R.J.(Sam) Berry with Laura Yoder, John Stott on Creation Care (Illinois: IVP, 2021). 



[14] Douglas Moo and Jonathan Moo, Creation Care: A Biblical Theology of the Natural World (Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 2018). 



[15] Dave Bookless, Planetwise: Dare to Care for God’s World (Nottingham: InterVarsity Press, 2008). 



[16] ‘Why care for creation?’ OMF International, accessed 1August 2023.



[17] Climate Vigil, accessed 1 August 2023. 



[18] ‘Doxecology,’ Resound Worship, accessed 1 August 2023. 



[19] ‘Season of Creation 2023,’ Season of Creation, accessed 1 August  2023. 



[20] ‘Become an A Rocha Church Partner,’ A Rocha International, accessed 1 August 2023. 



[21] The Pollinator: Creation Care Network News, accessed 1 August 2023. 



[22] The Oikos Network, Oikos, accessed 1 August 2023. 



[23] ‘Join the Rubbish Campiagn!’ Renew Our World Campaign, accessed 1 August 2023. 



[24] Christian Climate Observers Program (CCOP) 2023, accessed 1 August 2023. 



[25] Berry, John Stott on Creation Care, 193. 



 





 



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