Priscila Romo: sirviendo a la próxima generación

Priscila Romo nació en Zaragoza en 1988, y ejerce actualmente como trabajadora social en una entidad social secular con familias en extrema vulnerabilidad. Además, es licenciada en criminología y master en DDHH, siempre ha estado involucrada en la justicia social y la defensa de los más desfavorecidos.

Está estudiando actualmente teología (por extensión, en la Facultad de Teología de Asambleas de Dios en España); pero según nos dice su título más valioso es ser mamá (tiene dos hijos) y comparte esta aventura con su esposo Samuel Solís.

Con ocho años de matrimonio. Junto con su marido sirve en el ministerio juvenil de su iglesia iBetel además de trabajar por y para la infancia y juventud a nivel nacional en las Asambleas de Dios en España.

Desde hace más de 10 años Priscila crea contenido en las redes sociales, especialmente en sus canales de Instagram y YouTube, donde pretende inspirar a otros con su estilo de vida, transmitiendo su fe y sus valores.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Asun Quintana.- ¿Cuál ha sido la evolución o trayectoria en tu recorrido espiritual?

Priscila Romo.- Crecí en un hogar no solo cristiano, sino en una familia pastoral. Mis padres son pastores y he tenido el privilegio de vivir en mi casa desde niña un evangelio encarnado que siempre me ha dado testimonio de tal forma que ha marcado mi vida. Eso ha sido lo que principalmente me ha impulsado a servir al Señor. Ver su ejemplo y coherencia ha sido vital en mi vida espiritual.

Como muchos de nosotros, era consciente de que ser nieta de Dios no me abría la puerta hacia la vida eterna y en un momento concreto de mi vida, exactamente con 17 años decidí seguir a Jesús, tras un encuentro personal con Él, me competí a servirle con todo mi corazón y entregarle toda mi vida.

Podría decir, que fue a partir de entonces donde conscientemente comenzó mi camino con el Señor. Un camino de crecimiento, donde he tenido que madurar, formarme… siempre con el anhelo de servirle con excelencia. Es por eso, que decidí formarme profesionalmente, mi deseo simplemente era obedecer a Dios en todo lo que me pidiera, así que eso hice.

Estudié trabajo social, pues si algo sabía con 18 años era que quería dedicar mi vida a ayudar a otras personas. Más adelante estudié Criminología en Barcelona para extender mis estudios y acabé terminando un master en DDHH. Mientras tanto, realicé varios viajes humanitarios como a la India, Burkina Faso, Senegal, Guatemala…siempre con una especial inquietud en todo lo que tenía que ver con el ámbito social.

Viví dos años en California (EEUU) donde seguí formándome en una Escuela de ministerio y cuando volví a España comencé a trabajar como trabajadora social en diferentes entidades sociales donde he seguido desarrollando mi experiencia profesional, así como estudiando teología y sirviendo al Señor desde bien joven hasta hoy.

AQ.- Actualmente ¿qué haces en tu iglesia? ¿Qué labores desarrollas?

PR.- El ministerio juvenil ha sido realmente el espacio donde he desarrollado mi servicio al Señor dentro de la iglesia. Comencé pastoreando los jóvenes siendo soltera y después de 8 años de casada sigo haciéndolo, ahora junto con mi esposo y mis hijos. Ha sido y está siendo una escuela maravillosa donde sigo aprendiendo acerca del ministerio. Nunca fue mi deseo ser pastora de jóvenes, simplemente quería obedecer al Señor y servirle dónde hiciera falta.

Hoy puedo decir que siento un fuerte llamado a servir a mi generación y las que vienen. No podría invertir mi vida en nada mejor que en ellos. Yo misma he vivido en mi propia vida la importancia de tener referentes y personas que te acompañen en tu juventud para tomar buenas decisiones, y entender que Dios tiene un propósito para nosotros; no solo desde la juventud, sino desde nuestra niñez.

El hecho de compaginar mi vida profesional con la ministerial me ha dado un campo de visión muy amplio. Primero, me ha formado para pastorear mejor a los jóvenes no solo en lo espiritual, y segundo me ayuda a tener los pies en la tierra y estar cerca de la cultura y todo lo que está pasando en nuestra generación para entenderles mejor.

El ministerio juvenil que estamos desarrollando con la cobertura de nuestra iglesia está enfocado principalmente en pastorear jóvenes, acompañarlos y guiarles en su crecimiento profesional y espiritual. Además, estamos enfocados no solo en pastorear jóvenes sino en enviarles también ¿a dónde? Creemos que han sido llamados a ocupar espacios, a influenciar todas las esferas de la sociedad y los acompañamos hasta que descubren el llamado de Dios en sus vidas.

También estamos muy comprometidos con la evangelización, capacitando a todos lo jóvenes a vivir una vida de testimonio y por lo tanto una vida sobrenatural que refleje la vida de Cristo en ellos.

Ahora mismo estamos realizando una labor de formación, donde queremos capacitar y dar herramientas a aquellos jóvenes que quieren crecer en liderazgo, formándoles en Biblia y ministerio.

AQ.- ¿Como ves a los jóvenes evangélicos de hoy? ¿En qué estamos fallando en cuanto a los jóvenes?

PR.- No podemos negar que nuestros jóvenes enfrentan una sociedad de valores contrarios totalmente a la Palabra de Dios, movimientos y corrientes de pensamiento que atacan directamente la fe. Esto ligado a los tiempos convulsos que vivimos y lo rápido que ha cambiado el mundo en estos últimos años, incluyendo una pandemia que afectó directamente a la infancia y la juventud, hablando en términos sociales.

Es un panorama difícil, pero también creo que cada generación ha enfrentado un escenario distinto y complejo y Dios los ha levantado como la generación indicada para marcar la historia en cada época de la historia.

Por eso, no tengo miedo de lo que mis ojos pueden ver hoy. Si me pone en alerta, mucho más como madre, ahora que tengo hijos, pienso mucho en el mundo que les estamos dejando y todo lo que tendrán que enfrentar., que parece ser que cada vez será peor. Pero por eso mismo, siento aún más fuerte el convencimiento de que vale la pena dedicar mi vida, primero a construir una familia saludable donde mis hijos conozcan a Jesús por lo que vivo y no solo por lo que les cuento de Él, y segundo a servir a los jóvenes de mi generación.

Pero si me preguntas ¿qué veo? Y miro con los ojos de Jesús, veo una generación preparada, la más preparada de la historia hasta hoy. Jóvenes que se están formando, otros ya ocupan lugares de influencia y lo más importante, tienen hambre de Su Palabra y si se comprometen con el Señor, lo hacen de forma radical.

Anhelan vivir una vida genuina porque todo lo que ven fuera es de mentira, fugaz, pasajero… Así que buscan algo real. Es por eso que HOY es tan importante que en nosotros, los jóvenes puedan ver una vida cristiana coherente, necesitan referentes y ejemplos en los que fijarse porque afuera especialmente en las redes sociales, tienen muchas personas que les dicen lo que tienen que hacer, como hablar, como vestir… y están cansados de tener que aparentar lo que no son para demostrar quiénes son. Buscan propósito, buscan sentido de pertenencia, buscan sentirse útiles también dentro de la iglesia.

Al menos, es el mensaje que yo escucho entre mis jóvenes. Anhelan ser parte de lo que Dios quiere hacer en nuestro país. Están preparados, tienen pasión por el Señor, tienen energía ¡mucha energía! Y además es una generación muy auténtica y creativa. Solo necesitan referentes, padres, madres, líderes, pastores, que crean en ellos. Que no vean su juventud como un hándicap sino como una oportunidad de traer renovación a la iglesia, de construir un legado donde las próximas generaciones no tomen el testigo cuando los que nos preceden estén cansados y hayan terminado “su parte”.

Creo que el desafío en este tiempo, para todos, no sólo para los jóvenes, es entender que somos un cuerpo, que somos un equipo, que el Espíritu Santo es el que puede romper brechas generacionales para traer unidad entre ellas y creer lo que Dios quiere hacer en España, para trabajar juntos y ver los sueños de Dios cumplirse en esta Tierra.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

AQ.- ¿Cómo ves la situación actual de la mujer en las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?

PR.- En mi iglesia se reconoce el pleno ministerio de la mujer, los ministerios son ocupados por las capacidades y llamado y no por ser hombre o mujer. Tenemos pastoras solteras, pastoras viudas, pastoras que comparten ministerio con sus esposos… todas las mujeres tienen libertad en desarrollar su ministerio… Personalmente, nunca he sentido barreras por ser mujer para desarrollarme ministerialmente, pero esa es mi experiencia personal. Reconozco que queda aún mucho por avanzar en el “mundo evangélico”, soy consciente de que hay otras iglesias que no lo ven de la misma forma.

Algo que como mujer, madre, joven y cristiana sí echo en falta, son referentes de mujeres en España. No porque no las haya, HAY MUCHAS. Pero siento que no se les da visibilidad. Hay muchísimas mujeres evangélicas en nuestro país que son referentes como madres, como pastoras, como profesionales, como mujeres… pero no se nos ve. Yo personalmente, echo en falta ver más mujeres predicando en eventos nacionales, en actividades importantes de las diferentes denominaciones.

En ocasiones, veo carteles llenos de hombres invitados y me produce tristeza, porque se da a entender que no hay mujeres con unción, y las hay, hay muchas, pero queremos verlas también en plataformas para que sean visibles y las nuevas generaciones de mujeres puedan fijarse en ellas.

AQ.- ¿Qué se puede hacer para que la mujer se integre con todo su potencial personal, intelectual y espiritual en la labor del Reino de Dios y sea reconocida?

PR.- Mi anhelo es que las nuevas generaciones sean capaces de superar esto. Creo que, si trabajamos esto desde la niñez y la juventud, lograremos incluso ser ejemplo para la sociedad.

Así debería ser. El mundo debería fijarse en la iglesia para encontrar respuestas, para saber cómo traer sanidad a nuestra generación. Insisto, necesitamos referentes, familias saludables, padres y madres coherentes, líderes y pastores que crean e inviertan (sobre todo) en las nuevas generaciones.