No perdamos de vista el contexto multilingüe que se vivió en el tiempo de Cristo.
¿Qué idioma hablaba Jesucristo? A primera vista, la respuesta parece sencilla. Sería el hebreo, por supuesto. Al fin y al cabo era judío y vivía en Israel. Sin embargo, el asunto es un poco más complejo, como veremos.
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La cuestión de la lengua que habló Jesús surgió de forma memorable en 2014, durante un encuentro público en Jerusalén entre Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, y el Papa Francisco, durante la gira del pontífice por Tierra Santa.
Hablando con el Papa a través de un intérprete, Netanyahu declaró:
- "Jesús estuvo aquí, en esta tierra. Hablaba hebreo".
Francisco intervino corrigiéndole:
- “Arameo”, dijo, “arameo”, refiriéndose a la antigua lengua semítica.
- "Hablaba arameo, pero sabía hebreo", respondió Netanyahu rápidamente.
La noticia del desacuerdo lingüístico saltó a los titulares.1 Entonces, ¿quién de los dos tenía razón? La respuesta es: ambos. Pero el asunto requiere algunas explicaciones.
Hasta el día de hoy se ha mantenido la idea entre mucha gente de que Jesús hablaba principalmente hebreo. Y, además, muchas veces no queda muy clara la diferencia entre hebreo y arameo. Tanto el hebreo como el arameo son lenguas semíticas emparentadas, como el castellano y el francés, por ejemplo. El auge de los imperios neo asirio (siglo VIII a. C.) y persa (siglos VI-IV a. C.) hizo que el arameo se convirtiera en la lengua principal de la región.
Pero no son los únicos idiomas que se usaban en Israel. Había dos más:
Por un lado, se hablaba el griego koiné, la lengua utilizada en el Nuevo Testamento. La palabra koiné procede de una palabra griega que significa “común”, refiriéndose así a la lengua común del pueblo. Es el precursor del griego medieval y moderno.
Y, por otro lado, existía el latín que tiene su origen en la antigua Roma y sus alrededores. Era el idioma de los romanos, fuerza de ocupación de la zona y más de un israelita tenía que tener un conocimiento del latín para poder comunicarse con las autoridades.
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El hebreo empezó a desaparecer como lengua principal en Israel después de que el Imperio persa conquistó el país y los israelitas se exiliaron. El arameo acabó superando al hebreo en gran parte de Israel. Varias pruebas históricas se encuentran en el propio Antiguo Testamento2.
Por ejemplo, algunas partes de Daniel y de Esdras fueron escritas en arameo (Daniel 2:4-7:28 y Esdras 4:8–6:18; 7:12-26). Eso convierte al arameo en el tercer idioma bíblico. Sin embargo, el hebreo se siguió hablando aún en el siglo V antes de Cristo, como demuestran los tres profetas post-exílicos (Hageo, Zacarías y Malaquías) enteramente escritos en hebreo.
En el siglo I d. C., el arameo se había convertido en la lengua principal en Judea. Incluso el Antiguo Testamento se traducía al arameo porque había que proporcionar una explicación en arameo del texto original. Al principio estas traducciones se hacían en la sinagoga, cuando el texto hebreo se leía en voz alta para que la congregación pudiera entender la Escritura. El líder de la sinagoga traducía el texto hebreo al arameo y, con el tiempo, estas traducciones se escribieron. Las traducciones se conocían como Targumim3. Incluso las inscripciones de las tumbas en Judea estaban escritas en arameo.
En el norte de Israel, en la zona de Galilea, donde creció Jesús, el arameo era la lengua más hablada a partir del siglo VI a. C. Pero al mismo tiempo, los galileos hablaban griego. Toda la zona era bilingüe, como no se puede esperar de otra manera de un sitio por donde cruzaban vías comerciales de primera magnitud.
En la época del Nuevo Testamento, el griego era la lengua franca del Próximo Oriente. Obras intertestamentarias como 2 Macabeos y 1 Esdras se escribieron en griego. El libro de Ester se tradujo al griego en Jerusalén 100 años antes de que naciera Jesús. Muchos osarios tienen inscripciones en griego. En algunos lugares las inscripciones griegas superan en número a las arameas o hebreas. Algunos judíos del siglo I hablaban únicamente en griego. Aunque la identificación de los grupos en Hechos 6:1 es controvertida, una interpretación probable es que los judíos helenistas eran judíos cristianos que hablaban por regla general solamente griego y, por tanto, estaban más influidos por el helenismo. Los judíos hebraicos serían los que característicamente hablaban en arameo.
El griego era la lengua de los negocios y el comercio, comparable al uso del inglés en la actualidad. Los judíos bien educados o pertenecientes a la clase alta habrían podido conversar en griego. En Galilea, todo el mundo hablaba griego, aparte del arameo. Por eso, Mateo se refiere a la región como «Galilea de los gentiles» (Mateo 4:15).
Los discípulos de Jesús tienen una clara influencia griega. Mateo era recaudador de impuestos, por lo que necesitaba saber griego para poder hacer negocios con los funcionarios de Herodes Antipas. Cuatro de sus discípulos eran pescadores (Simón Pedro, Andrés, Santiago y Juan) que hacían negocios en el mar de Galilea. Gran parte de sus negocios requerían el uso del griego. Jesús, como pequeño empresario (véase el último artículo), obligatoriamente tenía que usar el griego.
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Mientras que el griego y el arameo seguían creciendo en uso popular, el hebreo nunca desapareció del todo de la escena lingüística israelita. Prueba de ello es la Sabiduría del Eclesiástico, escrita en hebreo probablemente entre los años 200 y 180 a. C. El hebreo no era una lengua muerta, ya que algunos judíos de la sociedad siguieron utilizándolo como lengua hablada. La gran mayoría de los documentos del Qumrán están escritos en hebreo, pero posiblemente en una forma literaria del hebreo que no se hablaba.
Sobre todo los judíos de Judea y los judíos separatistas (como los de Qumrán) utilizaban el hebreo. Pero incluso entre esta gente, el arameo era común. Sin embargo, no tenemos pruebas fehacientes del uso cotidiano del hebreo en Galilea o Nazaret. Es posible que escribas y rabinos utilizaron el hebreo. La falta de inscripciones hebreas del siglo I (fuera de Qumrán) es bastante llamativa.
Por último nos queda hablar del latín.
Así como la conquista de Alejandro hizo que la lengua griega se extendiera en Israel, la conquista de Israel bajo el liderazgo de Pompeyo en el 63 a.C. introdujo el latín. Los primeros testimonios disponibles datan del siglo I d.C., pero el latín ya estaba presente cuando se desarrollaron los acontecimientos del Nuevo Testamento. Fue utilizado principalmente por los romanos y se puede encontrar en las lápidas de los líderes militares romanos que murieron en Israel y en las inscripciones de los edificios construidos por los romanos. Todos los comunicados oficiales se escribieron también en latín.
Esto concuerda bien con Juan 19:20, que afirma que uno de los tres idiomas utilizados para escribir la tabla que se colocó en la cruz fue el latín.
Todo indica que Jesús hablaba principalmente arameo. Cuando se usa la palabra “hebreo” habría que especificar según el contexto si se trataba de arameo o hebreo. Además, Jesús usa en algunas ocasiones explícitamente el arameo, como se puede ver en muchos ejemplos como Marcos 5:41; 7:34 y 5:34.
Es probable que Jesús también enseñara en griego. En Mateo 8:5-13, Jesús parece comunicarse directamente con un centurión romano. Es poco probable que el centurión hablara arameo (o hebreo), por lo que probablemente, se comunicaron en griego. Pudo haber un traductor, pero no se menciona a ninguno. Jesús habló con Poncio Pilato antes de ser crucificado (véase Mateo 27:11-14; Juan 18:33-38). Aunque también aquí pudo haber un traductor, no se menciona a ninguno. Lo más probable es que Pilato y Jesús hablaran en griego.
Y aunque el hebreo no se usaba en las conversaciones en Galilea, dos pasajes indican que Jesús usaba también el hebreo. En primer lugar, cuando leyó del rollo de Isaías en Lucas 4:17-20, lo más natural es que leyera de un rollo hebreo. En segundo lugar, cuando debatía con los eruditos judíos a los 12 años, es muy probable que la conversación se llevara a cabo en hebreo.
¿Hablaba Jesús también el latín? De eso no hay ninguna prueba directa en los evangelios.
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En resumidas cuentas: Sí, Jesucristo hablaba hebreo, pero la mayor parte de su ministerio se desarrollaba sin lugar a dudas en arameo y en griego. El constructor de Nazaret era políglota, como tantos galileos, entre ellos la gran mayoría de los 12 discípulos.
No perdamos de vista el contexto multilingüe que se vivió en el tiempo de Cristo. Nos acordamos precisamente en estos días que en su crucifixión pusieron en la cruz un cartel para hacer burla anunciado que estaban crucificando al rey de los judíos. Y el cartel decía: “Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS” (Luc. 21:38). Aunque, como hemos explicado, el hebreo bien pudiera traducirse como “arameo”.
Notas
1 Netanyahu y Francisco discuten sobre el idioma usado por Jesús, aquí.
2 Nehemías 8:8; 13:23-24 y Esdras 4:18
3 Realmente, más que una traducción, los targumim son una paráfrasis del texto hebreo.
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