Hoy es un “Día de la Mujer” donde se culmina y marca un gran retroceso para la humanidad.
La noticia de que Francia ha blindado el acceso al aborto en la Constitución ha sido el centro de todos los medios de comunicación del mundo. Y ha sido recibida como un paso “histórico” modélico y de inspiración para otros países en Europa y en el mundo. Y se ha acogido como una gran victoria, cuando precisamente lo que se marca es un hito en la maldad del ser humano, en la imposición ideológica y en recorte de libertades para la mujer… aunque se nos venda como la adquisición de una máxima libertad: “hacer con tu cuerpo lo que quieras”.
Desde mi corazón genuinamente feminista en la voluntad de Dios y su Palabra, defensora de la igualdad y dignidad de la mujer, del desarrollo de sus capacidades y dones, y avalada por la Biblia desde el principio hasta el fin, digo que es uno de los Días de la Mujer donde se culmina y marca un gran retroceso para la humanidad.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
A continuación de producirse esta noticia, el grupo político de Sumar ha comparecido en los medios, para pedir para España el mismo paso de introducir el aborto como un derecho constitucional. Pero mi indignación y a la vez profunda tristeza ha sido cuando la que leía el comunicado se echaba a llorar empatizando con las mujeres “que han fallecido desangradas, abortando en sus casas a escondidas…”. Y desde luego que me duele en el alma esa imagen, y la falta de ayuda hacia esas mujeres que se han visto en muchos casos solas y abandonadas. Pero por lo que también hay que llorar de emoción por el coraje de muchas mujeres que han llevado adelante su embarazo luchando contra viento y marea y “desangrándose” también para sacar adelante a su hijos. Esto hay que celebrarlo también y hacerlas heroínas anónimas por ello.
Pero no sólo me venía esto al corazón, sino también otro hondo clamor de ¿quién llora por esos bebés a los que no se ha dejado vivir? ¿quién empatiza con esos pequeños que han sido asesinados en el vientre de sus madres? ¿O esos otros que aparecen en los cubos de basura?
Sin duda no se puede criminalizar o cargar de una culpabilidad exclusiva a las mujeres de forma general. Detrás, escondida, está toda una sociedad: políticos, gobiernos, novios, maridos, hombres que abandonan a las mujeres y no las apoyan en su maternidad (o peor, las empujan al aborto).
Este movimiento proabortista global e intolerante anuncia claramente, como en la ley trans, malos tiempos para las libertades de quienes no se doblegan a la “doctrina oficial”. Lo que quieren es excluir el aborto como asunto de debate. Se trata de que no se pueda discrepar. Y aún les falta un paso más: suprimir la objeción de conciencia de los médicos. De momento en Francia ya se habla de cerrar asociaciones y páginas webs antiabortistas y que ofrecen ayudas a las mujeres gestantes.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
El aborto es hoy tristemente parte intrínseca del feminismo secular. Es impensable que una mujer hoy no apoye el aborto como parte de la libertad y de los derechos de la mujer. Lo dan por supuesto. Y es precisamente eso, junto con la ley trans y la abolición de la prostitución lo que nos hace como cristianas evangélicas y feministas, separarnos diametralmente de este feminismo secular.
Por ello, hoy más que nunca, me reafirmo en nuestra propia propuesta de feminismo según los principios bíblicos: la igualdad de mujer y varón como diseño divino, y la igualdad de la misión, llevado a la práctica por el más grande de los hombres de la historia: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios. Un feminismo que busca la igualdad, que denuncia todo tipo de machismo, y que defiende la vida desde la concepción hasta la muerte.
Desde la Plataforma Seneca Falls, contemplamos y denunciamos la brecha salarial, la desigualdad en oportunidades laborales, la sobrecarga de trabajo dentro del hogar, la violencia contra las mujeres en todos sus aspectos, la hipersexualización de la mujer, la explotación sexual, el alquiler de vientres. Pero jamás podremos asumir el aborto como un principio feminista y un derecho fundamental de la mujer.
Hablar de un derecho al aborto es un abuso del lenguaje y una manipulación del concepto “derecho”. Cuando una madre decide abortar no está ejerciendo ningún derecho sobre su cuerpo, como si se cortara las uñas, el pelo o se sometiera a una operación de cirugía estética. Que el feto sea muy pequeño no puede otorgar a su madre el "derecho" a poner fin a su vida a menos que se reconozca que tiene derecho a hacerlo durante todo el embarazo, pues la naturaleza jurídica del feto -como sujeto de derech- no cambia con el paso del tiempo. El aborto no es un derecho. Sigue siendo una derogación del derecho a la vida del no nacido -desde su inicio-.
Nos quieren confundir. No es aceptable la consideración de que la dignidad de la mujer y el libre desarrollo de su personalidad incluyan el derecho de acabar con la vida del embrión. Ni la afirmación de que la negación del derecho a abortar constituya un atentado contra la integridad física y psicológica de la mujer.
Al contrario, esta facilidad para abortar está escondiendo la falta de apoyo y ayudas a las mujeres embarazadas. Interés nulo por la mujer y sus circunstancias. No son libres la mayoría de las mujeres que abortan. Se ven avocadas muchas veces a ello por falta de ayuda. La mujer inmigrante, en paro, sin papeles o con trabajo precario; la joven estudiante; cualquier mujer en difíciles condiciones a la que abandona el padre del bebé (porque la posibilidad de abortar, de rebote, facilita al hombre lavarse las manos)… ejercen su libertad en la medida de las opciones que tiene. Se le facilita el aborto, pero no se le ayuda para dar a luz y criar a su hijo; el enfático discurso que dice defender su libertad es hipócrita.
Incluso si el aborto se incluyera en la Constitución, aun cuando los tribunales de justicia lo amparasen, esto no cambiaría la naturaleza del acto y sus consecuencias. La Constitución, al igual que la ley, son normas humanas. Pero “no matarás” es una ley divina impresa por nuestro Creador en el corazón de todo ser humano.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o