Fuegos artificiales

Michael Landon Jr. dirigió la película Love comes softly, cuya trama se desarrolla en el viejo Oeste: Un hombre viudo se casa con una mujer viuda simplemente porque ambos están solos y se necesitan para pasar el invierno juntos. Con el paso del tiempo, el amor entre los dos va naciendo. En un momento del film, la mejor amiga de la viuda le recuerda: “A veces el amor no son fuegos artificiales, a veces el amor llega sin hacer ruido”.

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Muchos definen el amor como algo que tiene que ver sólo con los sentimientos, pero no es así. El verdadero amor involucra todo lo que somos: El amor no crece porque sí, tenemos que alimentarlo y cuidarlo cada día; tenemos que decidir fortalecerlo para que no se vaya apagando poco a poco.

El amor tiene que ver con conversar: hablar y escuchar a quién amamos. Mirar a los ojos de aquella persona a la que queremos para intentar llegar a su corazón. Es bien sabido que la larga conversación da a luz al amor.  

Tiene que ver con compartir recuerdos e historias: cuando dos personas se aman pueden revivir el pasado juntos, aunque se encuentren a mucha distancia el uno del otro.

Amar es pasar tiempo ayudándose mutuamente y trabajando juntos.

Amar es compartir los sueños, las luchas, los deseos, las frustraciones, las tristezas… el verdadero amor permite que la persona a la que amamos pueda “pensar en alta voz”; hablar de los sentimientos, de las reacciones que uno tiene en la vida. Abrir nuestra alma a la otra persona, aún a riesgo de sentirnos heridos en algunas ocasiones.                

Amar es cuidarse el uno al otro y estar dispuestos a abandonarlo todo cuando la persona a la que amamos nos necesita.

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Amar es hacer de la rutina del día a día un regalo de contentamiento para aprender a disfrutar de los momentos que Dios nos regala juntos.

Amar es ver el futuro con buen humor, sea cual sea la cantidad de tiempo que tengamos juntos, porque ninguno de nosotros puede disfrutar más allá del momento presente.

Amar tiene que ver con aprender a perdonarnos una y otra vez, porque el verdadero amor no puede morir de resentimiento…

Dios nos diseñó de tal manera que cuando amas a una persona el tiempo suficiente, puedes llegar a comprender quién es realmente… ¡Te introduces hasta lo más hondo de su alma!  Si alzamos nuestra vista a los cielos, nos damos cuenta de que esa es la razón por la que la Biblia nos enseña que debemos poner nuestros ojos en el Señor Jesús (Hebreos 12:2). Ahí encontramos nuestro hogar. Dentro del corazón de Dios aprendemos a amar de verdad. “Pero yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor. Tú, Señor y Dios eres mi refugio”  (Salmo 73:28).

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[title]Por un año más[/title]

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