Esta serie de artículos se enfoca en la mayordomía cristiana. Todo lo que tenemos es un regalo del Creador. Dios, a su vez, espera de un cristiano que haga uso responsable de todo lo que le ha dado. Y entre tantas cosas, esto incluye nuestro tiempo.

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En el último artículo nos centramos en el concepto de “redimir” el tiempo y enfocamos el tema de una forma más bien positiva. Pero el tiempo no solamente requiere de un uso responsable. Hay que saber también lo que come nuestro tiempo de forma innecesaria. Y existen muchas maneras de perder el tiempo. Hoy quiero presentar algunas de ellas.

1. No aprovechamos el tiempo cuando descuidamos a Cristo mismo

Empezamos por el principio. Redimir el tiempo no es solo gestionar mejor el calendario, sino vivir fielmente a la luz de la presencia de Cristo. Es importante reconocer que el versículo que nos anima a redimir el tiempo se encuentra en la segunda parte de la carta a los Efesios. Aquí Pablo nos dice: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Ef. 5:15-16). Esto debe entenderse, por lo tanto, a la luz del contexto de la carta. Cristo es el centro del universo y de la vida de un cristiano. Por lo tanto, cualquier forma de excluir a Cristo de alguna área de nuestra vida lleva irremediablemente a una pérdida de tiempo.

Una persona que, por ejemplo, cree que trabajando el día de reposo para aumentar su productividad le aportará beneficios, se dará cuenta de que ese supuesto atajo lleva en realidad a una pérdida de productividad. Lo mismo ocurre con los cristianos que creen que recortando diezmos y ofrendas les dará ventajas económicas. La cuenta al final sale cara porque se desobedece a lo que el Señor nos manda. Nuestros supuestos atajos en realidad son desvíos que tienen un precio alto. Ir en contra de lo que Dios ha mandado nos convierte en perdedores - no solo de tiempo.

2. No aprovechamos el tiempo confiando en nuestras propias capacidades, recursos e inteligencia

Esto tiene que ver con uno de los problemas más extendidos en nuestro tiempo: el estrés. Si alguien piensa que son solamente los ejecutivos de empresas grandes que sufren estrés, se equivoca. Este fenómeno es extendido entre muchos grupos: empleados, empresarios, jubilados, amas de casa, pastores evangélicos y hasta alumnos de primaria.

Uno de los factores que causa el estrés es precisamente la idea equivocada que somos los señores de nuestras vidas. Una lección importante en la mayordomía es aprender que somos responsables de las cosas que podemos hacer, pero no de las que no podemos cambiar. No es mala idea orar regularmente esta oración famosa:

Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,

valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar

y sabiduría para entender la diferencia.

Dar coces contra el aguijón es sumamente estresante. Pablo lo sabía y parece que muchos de nosotros todavía necesitamos aprenderlo.

3. No aprovechamos el tiempo viviendo en pecado

Redimir el tiempo significa que debemos entender el peligro del pecado y resistirlo. Eso requiere caminar sabiamente en todas las áreas de la vida, y alejarnos de todo lo que la Biblia define como pecado. Satanás es el destructor por antonomasia y el pecado destruye.

Todos somos conscientes cuando dinero se malgasta en un proceso de divorcio. Pero no se trata solamente de dinero: el tiempo que se pierde es impresionante. La lista de malas acciones que nos perjudican es larga: fraude, pleitos, discusiones innecesarias y esfuerzos gigantescos para satisfacer nuestros caprichos son algunos ejemplos de perder el de tiempo.

4. No aprovechamos el tiempo dedicándonos a actividades que no aportan nada

Vivir sabiamente a la luz de la supremacía de Cristo nos recuerda nuestra necesidad de alinear nuestras prioridades con las de las Escrituras. ¿Coinciden nuestros planes con el llamamiento a vivir bajo su autoridad de Efesios 4-6? ¿Buscamos comprender la voluntad del Señor?

Un cristiano que vive en el desempeño de actividades innecesarias no vive a la altura de sus posibilidades y de su llamado.

Tomando en cuenta estos cuatro puntos puede evitarnos muchos problemas. Pero si a pesar de mis sugerencias quedan personas que aún no están convencidas de la importancia de redimir su tiempo, les quiero obsequiar con una serie de sugerencias para perder su tiempo con más eficacia.

1. 
   

   Desorganización

   
   

Ama el desorden. Olvídate de la organización. Deja que tu escritorio sea un campo de batalla de papeles perdidos. Cuanto más caos, mejor. Es como un juego de encontrar el tesoro, pero sin el tesoro. Lo importante es empezar cosas. Deja que otros las terminen.

Desorganízate al máximo. La clave para perder tiempo es carecer de pautas y prioridades. Cuanto más desorganizado estés, más tiempo perderás. No te molestes en priorizar proyectos, simplemente déjate llevar por el caos. Solo los tontos mantienen un orden. Los genios dominan el caos.

2. 
   

   Procrastinar

   
   

Aplaza todo lo que es posible: ¿Hoy puedes hacer algo? ¡Entonces no lo hagas! Guarda esa tarea para otro día. Deja que se acumulen y disfruta del dulce sabor de la postergación.

Convéncete a ti mismo de que siempre hay una razón para no hacer algo. Ignora las consecuencias: olvídate de que cada minuto perdido es irrecuperable. Las consecuencias son solo problemas futuros. No te preocupes por el progreso y la eficacia; son sobrevalorados.

El miedo es tu amigo: en lugar de enfrentarte a tus miedos, abrázalos. Deja que el miedo te guíe en tu viaje de procrastinación. Cuanto más postergues, más amigos tendrás —amigos miedosos.

3. 
   

   Leer las noticias

   
   

24 horas de noticias, los siete días de la semana. ¡Vívelo!: ¿Quién necesita descanso cuando puedes estar al tanto de lo que sucede en el mundo todo el día y toda la noche? No te preocupes por esos plazos de entrega, ¡la información es lo primero!

¡No te pierdas ni un solo escándalo! Asegúrate de postergar todo trabajo importante cada vez que surja uno. Y lo bueno es: habrá otro esperando en el próximo ciclo de noticias.

La vida es demasiado corta para concentrarte en tus responsabilidades. Preocúpate de todo, como si de un asunto personal se tratara, desde la Guerra de Ucrania y de Gaza, pasando por la próxima guerra atómica y terminando con el hambre y la hipocresía en el mundo. El mundo está cada vez peor. Mantente en esta convicción absorbiendo cualquier noticia mala. Y no olvides: las constantes conspiraciones “judeo-masónicas-extraterrestres-soristas” con su gobierno mundial clandestino no te darán tregua.

4. 
   

   Desplazarse por las redes sociales

   
   

¡Ay, las redes sociales, ese reino dorado de perder horas sin fin!

Enfócate en lo importante: cuando necesitas un descanso, en lugar de hacer algo reponedor, como disfrutar de un buen café, sumérgete en el interminable agujero del cotilleo y las sandeces publicadas en las redes sociales. Tener una cuenta de TikTok es fundamental. Y no olvides de informar al mundo de cada paso que des. Tus amigos tienen un derecho de saber lo que has desayunado hoy.

Y al ser posible, haz un comentario polémico por lo menos una vez al día en el muro de otros en Facebook. Eso te aportará un montón de oportunidades para demostrar a los demás de que tú estás al tanto de todo. En fin, como dice un amigo cercano: “De la abundancia de tu corazón hablan tus redes sociales”.

5. 
   

   Cotillear

   
   

¡Cotillea hasta el agotamiento! Concentrarte en lo tuyo, ¡no, gracias! Dedica por lo menos una hora al día a cotillear sobre los demás.

Dale un giro creativo al cotilleo. Conviértelo en una forma de expresión. Desarrolla tus habilidades narrativas mientras compartes los últimos chismes de la oficina. ¡Todo un arte!

¡Conviértete en un maestro de las redes sociales y lleva el chismoreo al siguiente nivel! (Véase punto 4).

6. 
   

   Preocuparse

   
   

Y ahora viene lo más importante: dedica un tiempo cada día para sentarte y preocuparte por todas las cosas posibles. Haz una lista mental exhaustiva y revísala varias veces al día. ¡Nunca subestimes el poder de la preocupación constante!

Organiza una maratón mental de pensamientos negativos. Visualiza todos los posibles escenarios desfavorables y sumérgete en la preocupación sin límites.

Enfócate exclusivamente en cosas que están fuera de tu control. Cuanto más incontrolable sea el problema, mejor. Ignora por completo las soluciones prácticas y sumérgete en la impotencia. ¿Por qué conformarse con preocupaciones simples? ¡Crea escenarios catastróficos en tu mente! Imagina lo peor en cada situación. La creatividad en la preocupación no tiene límites.

7. 
   

   Revisar el correo electrónico

   
   

Y finalmente: conviértete en el maestro de la bandeja de entrada. Responde a cada correo en tiempo real, sin importar lo trivial que sea. Ignora eso de tener momentos específicos en el día para los correos electrónicos. Mantén tu bandeja de entrada abierta todo el día. La urgencia es tu mantra, ¿no?

Activa todas las notificaciones posibles de todos tus apps para que nunca te pierdas ni un detalle. Las interrupciones constantes son la clave.

Haz del correo electrónico, de WhatsApp, de Telegram, Instagram y “Tontogram” tu última actividad antes de dormir. ¿Quién necesita descansar cuando la humanidad espera tus respuestas? El sueño es para los débiles.

Hasta aquí algunos consejos para perder el tiempo. Espero que nadie se ofenda con la ironía empleada, pero un servidor ha perdido en el pasado con éxito mucho tiempo con estos consejos. Reírse de uno mismo es el comienzo de una vida más alegre.

Volviendo a esa pequeña oración que mencioné antes. He aprendido también orar su versión extendida, bastante mejor conocida. Tal vez sea de ayuda para alguno que, igual que yo, quiera evitar perder su tiempo.

Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para cambiar las cosas que puedo cambiar

y sabiduría para reconocer la diferencia entre ambas.

Para vivir un día a la vez,

Para saborear un momento a la vez,

Aceptar las dificultades como un camino hacia la paz,

Este mundo pecaminoso, como lo hizo Jesús,

Aceptarlo como es,

No como me gustaría que fuera,

Confiar en que Tú arreglarás todo,

Si me rindo a Tu voluntad,

Para que pueda ser verdaderamente feliz en esta vida

Y feliz contigo para siempre en la otra.

Amén.