Los despojados y la acusación bíblica

Despojados, pobres y excluidos del mundo. Escuchad esa condena. Así es el texto bíblico. Terrible acusación: “El despojo del pobre está en vuestras casas” (Isaías 3:14) Terrible frase la de Isaías. Yo la cito de vez en cuando y, ahora, la comento por dos razones: una porque es una frase bíblica pero que también se puede sostener en todo el contexto bíblico tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento con Jesús mismo. La otra es porque yo creo que hoy tiene una vigencia total en el mundo injusto en el que vivimos. ¿Por qué la saco ahora a la palestra para hacer un comentario de ella? Quizás es que no ha sido suficiente las varias veces que la he citado. 

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Yo sé que hay creyentes muy espiritualistas a los que no les gustan los comentarios duros de la Biblia sobre la opresión, la pobreza, los ricos necios e insensatos, el abuso de los débiles y otros, pero yo creo que son temas bíblicos de primera línea. Quizás también sea algo especial para mí porque he estado trabajando en Misión Urbana con los pobres de la tierra más de treinta años. ¡Cuántas reflexiones bíblicas, económicas y humanitarias se pueden hacer a lo largo de más de treinta años y, además, escribiendo un artículo semanal en Protestante Digital que en tantas y tantas ocasiones va sobre estos duros temas!

Hay una cosa curiosa también en este texto bíblico y es que viene a mi mente con frecuencia cambiando uno de los términos de esta manera: “El despojo del pobre está en vuestras mesas”. Simplemente cambio “casas” por “mesas”respetando lógicamente lo que es el texto original. Así lo complemento de esta forma que me aclara mejor el sentido de este texto del Antiguo Testamento. Y es que, quizás, la palabra mesa se identifica mejor como contexto de los pobres y hambrientos del mundo. Necesito hablar de ello. No me lo toméis a mal. ¡¡Me he mojado tantas y tantas veces en estos temas!! Me gustaría simplemente haceros esta pregunta: ¿Tiene vigencia hoy esta frase de Dios a través del profeta Isaías?

¿Es que acaso hoy el despojo de países, pueblos y personas es lo que hace que muchas otras casas y mesas en el Norte Rico estén preñadas de bienes hasta dejarnos ahítos? Mirad qué curioso: la Biblia tiene una filosofía y una interpretación de la realidad desde puntos de vista socioeconómicos, que coincidirían con muchos de los planteamientos que se pueden hacer hoy desde diferentes puntos de vista al contemplar el mundo y sus desequilibrios y sus injustos repartos entre personas, pueblos y naciones. 

¡Pobre Isaías! Qué triste debería estar para escribir de parte de Dios esta sentencia que yo diría condenatoria: “El despojo del pobre está en vuestras casas”.

Mirad el contexto. Es un juicio de Jehová contra Judá y Jerusalén: “Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo de los pobres está en vuestras casas. ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres?”. La Biblia es muy dura contra los opresores, despojadores de los pobres y contra los acumuladores injustos.

Ahora bien. También pienso y reflexiono sobre si la condena se debe extender a todos los que tienen bienes de esta tierra o si el problema en la Biblia y las condenas que se hacen de los ricos no está sólo en función de tener bienes, sino en función de tener, desear y almacenar egoístamente tantos, que en su delirio despojen, reduzcan a la miseria y a la pobreza severa a incontables seres humanos, condenando a muchos a una vida cuya dignidad humana queda arrebatada. Pero en general, todos los que tienen bienes terrenales deben compartir, dar, como hizo Zaqueo al aceptar a Jesús en su vida.

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En general se podría decir que aunque muchos creyentes podemos pecar en este sentido y hemos de tener cuidado, el problema está más en los ansiosos, sean creyentes o no, los adoradores del dios de las riquezas que acumulan muchísimo más de lo que necesitan poniendo en sus mesas y en sus casas el despojo de otros, muchos otros que pueden ser no solamente individuos o familias, sino pueblos o naciones enteras. 

El no ser lícito de forma tajante, rotunda y pecaminosa quizás está en el límite que mi riqueza puede empobrecer a los demás, que mi egoísmo humano puede ser causa del aumento de la pobreza en el mundo, del despojo del prójimo débil y sufriente. Eso va contra el concepto de projimidad que nos enseñó el Maestro. Por eso, toda la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento y Jesús mismo van a ir clamando a gritos que eso va en contra del prójimo y lo empobrece. No es lícito poner el despojo del pobre en nuestras casas o mesas de forma ansiosa y miserable cuando sabemos que la pobreza en el mundo es por estos desequilibrios, egoísmos, opresiones y rapiñas malignas. La acusación o condena está totalmente justificada.

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[title]Por un año más[/title]

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