El sentido del humor

Pocos llegaron a comprender el sentido del humor del actor cómico Groucho Marx, cuando lo usaba en la vida “real”. Un día volvía en barco a los Estados Unidos después de haber efectuado una gira por Europa y cuando le dieron el cuestionario que tenía que cubrir en la aduana, puso su nombre y dirección, pero contestó así a las siguientes preguntas:

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• ¿nacido?: “Si” (se supone que debería poner su fecha de nacimiento)

• ¿pelo?: “No demasiado” (en lugar de poner el color)

• ¿profesión?: “contrabandista”

No faltó casi nada para que la policía lo detuviera. Menos mal que apareció alguien que le conocía, porque de no ser así, quién sabe si habría aceptado pasar varias horas privado de libertad, ¡con el mismo sentido del humor!

A pesar de todo, tenemos que reconocer que reírnos un poco es algo perfectamente saludable. ¡Mucho más cuando lo hacemos en la familia! Pasar tiempo con nuestros hijos y/o nuestros padres, con nuestra mujer/marido, etc. hablando, contando historias, divirtiéndonos, es algo que no tiene precio. Y además, podemos llegar a decir y escuchar “ocurrencias” que no vamos a olvidar en toda la vida, porque los niños suelen dejar volar la imaginación de una manera tan entrañable, que pueden pintar de color los días más oscuros.

Eso ocurrió un día en nuestra cocina, cuando en medio de una conversación intrascendente, Kenia (nuestra segunda hija), de pronto soltó: “¿Te imaginas que los tres cerditos y las tres mellizas se casaran un día? ¡Eso sí es un plan!”. Tengo que reconocer que uno de nuestros juegos preferidos es buscar frases “sin sentido” que otros han dicho, para que nos devuelvan el sentido a nosotros… el sentido del humor, claro. Quizás conoces alguna de ellas:

• Es absolutamente imposible que te chupes el codo.

• Es físicamente imposible que los cerdos se den la vuelta para poner todo su cuerpo hacia arriba.

• Las ratas y los caballos son los únicos mamíferos que no pueden vomitar.

• Casi el 20 por ciento de las reparaciones en las fotocopiadoras de todo el mundo son causadas por personas que se sientan sobre ellas para fotocopiarse el trasero. 

• Está demostrado que dos de cada tres personas que lee esto, tratará de chuparse el codo.

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Si me dejas terminar con un “pequeño” detalle, decirte que quien puso en nosotros ese sentido del humor, ¡El que lo inventó! es nuestro Creador, Dios mismo. Uno de los salmistas lo dejó escrito de una manera muy clara: “Mientras yo exista y tenga vida, cantaré al Señor mi Dios... pues solamente en El encuentro mi alegría” (Salmo 104:33-34).