Gauff y la invisibilización de la fe

Es habitual que los deportistas, en momentos de éxito, destaquen aquello que es importante para ellos en sus vidas. Al recibir premios, cuando han conseguido el objetivo por el que tanto han luchado, aparecen referencias a la familia, a los entrenadores o al apoyo de sus seguidores.

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También es habitual que los deportistas que triunfan sean personas disciplinadas y meticulosas, conocedoras del esfuerzo que implica el llegar al éxito. No son pocos los deportistas que encuentran en su fe cristiana no solo un apoyo, sino una motivación extra para desarrollar su carrera y alcanzar sus objetivos.

En el caso de la joven tenista Coco Gauff, las expresiones públicas sobre su fe cristiana son abundantes. A pesar de su juventud, tanto en sus redes sociales como en los medios es clara en la importancia que tiene en su vida su relación con Dios y la iglesia que la apoya.

Su reciente victoria en el US Open no fue la excepción. Tras ganar el torneo, se arrodilló para orar, gesto que luego explicó como una forma pública de dar gracias a Dios. Luego, en su discurso, volvió a mencionar la importancia de su fe. “Perder en Francia fue muy duro, pero Dios te bendice a través de las tribulaciones y obstáculos, así que este triunfo sabe todavía más dulce de lo que hubiera podido imaginar”.

Gauff, de solo 19 años, se ha convertido en todo un icono, dado que a sus victorias deportivas se acompaña una destacada educación, compañerismo y conciencia con temas sociales como la desigualdad de las mujeres, el problema del racismo o la salud mental, los cuales han salido a menudo en sus entrevistas.

Sin embargo, la realidad de la fe de Gauff está siendo la gran ignorada por los medios en España. Algunas crónicas lo obvian por completo, otros destacan sus cualidades fuera de la pista sin hacer mención a algo tan importante como es la fe cristiana para la formación de estas cualidades. Cuando El País la entrevistó hace un año, hubo espacio para preguntarle por multitud de temas sociales y políticos -racismo, discriminación, feminismo, etc- pero ninguna cuestión sobre el por qué de sus valores y ética. ¿Es que no había interés periodístico en por qué una chica de 18 años cita la Biblia con frecuencia?

Vivimos en una sociedad cada vez más secularizada, pero también más ignorante del hecho religioso. Parece que mediáticamente cuesta entender que la fe cristiana es integral. Para un cristiano, es normal -o debería serlo- poder expresarlo y vivirlo en cada ámbito vital.

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Pero esta mordaza a la dimensión espiritual de los creyentes en los medios contrasta con el altavoz que se coloca para caricaturizar, deformar o exagerar todo aquello que puede ser negativo en personas que se declaran creyentes.

¿Será que algunos medios quieren estereotipar la fe cristiana no ya solo como algo anticuado, sino como un aspecto contraproducente? Ocultar la fe de personas que despiertan la admiración de todos es faltar a la realidad. Pero el sol no puede taparse con un dedo.