La religión depauperada….¿Y el cristianismo?

No sé si hoy en el mundo actual es equivalente decir que lo religioso no interesa hoy o decir que el cristianismo no interesa hoy. Si fuera más o menos equivalente podría ser que el cristianismo en el mundo estuviera devaluado, aunque hay una definición de religión en la Biblia, la de la religión pura y sin mácula delante del Dios el Padre que la define Santiago con dos vertientes, la diacónica y la espiritual, que se puede considerar equivalente al auténtico cristianismo, pero que es una definición que el mundo no se acuerda de ella. Tenemos que rescatar la definición bíblica de religión:“La religión pura y sin mácula delante de Dios Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones—parte diacónica de la definición—, y guardarse sin mancha del mundo —parte espiritual de este interesante concepto—. ¡Bendita definición! La idea de religión del mundo religioso se aparta de la definición bíblica y está depauperada, siendo casi carente de sentido.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]

Pregunta: ¿puede entrar también el cristianismo hoy en esa definición de religión light y depauperada? ¿Acaso el cristianismo hoy interesa poco y no ni es influyente en el mundo? ¿Cómo han llegado a formarse tantos prejuicios, tanta religiosidad falsa vivida fuera de la autenticidad de la espiritualidad cristiana? Quizás sea que los cristianos no estamos viviendo el cristianismo con el suficiente compromiso, que lo hemos estructurado en cierta manera como una retirada del mundo, que nos olvidamos de la radicalidad cristiana del concepto de projimidad, del de amor al prójimo, de la vida cristiana de seguimiento al Maestro en el servicio y la entrega. 

Si lo religioso no interesa hoy en el mundo es porque nos hemos apartado de esta definición bíblica. Algunos evangélicos rechazan la palabra “religión” y la quieren cambiar por “relación”. ¡Fatuo cambio, cuando religión viene del verbo religare, que es la auténtica ligazón o relación con Dios, lo que nos une a Dios!

Quizás es que el mundo ha convertido al cristianismo en una religión light más, apartándose de la auténtica definición bíblica y pasando a ser una búsqueda de bendiciones y en una espera ultramundana que nos aparta del mundo en nuestro aquí y nuestro ahora. Hemos caído en una concepción religiosa que ha transformado la vivencia auténtica de la espiritualidad cristiana en la experiencia de un cristianismo sin raíces en nuestra historia y sociedad. 

La falta de compromiso y los diferentes enredos que nos unen a un ritual religioso, un tanto vacío, hacen que se confunda en muchas ocasiones al propio cristianismo con una religión más sin un auténtico compromiso con el mundo. Ahí es donde encajaría la similitud de la expresión “lo religioso no interesa hoy” con la que parece su homóloga, “el cristianismo no interesa hoy”.

Se podría decir que, en muchas ocasiones, en lo religioso solo se percibe un cierto olor no grato a sacristía y a cirio que no les atrae porque lo ven vacío de compromiso y de amor. Es entonces cuando la palabra cristianismo y la palabra religión en el sentido popular y descafeinado del término se hacen sinónimos. Apariencias sin ningún contenido de compromiso con Dios ni con el hombre, con el mundo que nos rodea que sería la base de la projimidad cristiana.

[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]

Muchas veces, tanto católicos como protestantes confundimos el cristianismo con el cumplimiento de rituales, con una ética de cumplimientos que nada tienen que ver con la vivencia de una auténtica espiritualidad cristiana. Quizás somos menos ceremoniosos que los católicos, pero también cumplimos con el compromiso de la vida cristiana con la asistencia al culto, ciertas lecturas bíblicas diarias y prácticas más o menos piadosas pero que nos alejan del prójimo sufriente, de un mundo injusto que nos necesita en nuestra lucha por la justicia y en la denuncia que lo sustituimos por prácticas que pueden ser muy piadosas pero insolidarias con el prójimo y de espaldas al grito de los marginados, excluidos y sufrientes de la tierra.

Es por eso por lo que cuando evangelizamos o compartimos la Palabra en el mundo no ven coherencia entre lo que decimos y nuestros compromisos de amor solidario con los que sufren hambre o miserias sin fin, con los que son presas de la opresión o del maltrato de cualquier tipo. Es entonces cuando el concepto de religión en su sentido más simple y alejado del compromiso de la auténtica religión sin mácula de la Biblia se hace un sinónimo de cristianismo. Así, este queda descafeinado y no se le presta ni niterés ni atención alguna.

El concepto de cristianismo necesita de muchas y muchas vidas cristianas comprometidas con el prójimo y con el mundo, vidas atentas al dolor de los hombres, lanzadas al compromiso y al servicio en el mundo siendo ejemplos de amor y de entrega al prójimo. Si no, el cristianismo será un sinónimo del concepto de religión vacía y que enseña a sus congregantes solo a mirar hacia arriba de forma insolidaria con el sufrimiento del mundo y buscando, de forma un tanto egoísta, bendiciones personales que les impide ser las manos y los pies del Señor en medio de un mundo de dolor. Eso no es el cristianismo ni la vivencia de la espiritualidad cristiana.

Se necesita mucho compromiso y mucho trabajo para que el concepto del cristianismo sea una realidad viva en el mundo y que sea capaz, a través de los que siguen al Maestro, de cambiar el curso de la historia por compromiso y amor a ese Jesús que vino a ser uno más de nosotros en nuestro valle de lágrimas, pero sin dejar de ser Dios.