Según la Psiquiatra Anna Lembke en su libro Dopamine Nation (Nación Dopamina)¹ estamos depresivos y suicidas debido a un déficit generalizado en el mundo occidental de dopamina en nuestro cerebro.

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Déficit de Dopamina

La doctora explica que nuestro cerebro tiene una balanza de disfrute y sufrimiento (entendido como ansiedad, depresión, vacío, etc.). Si le damos placer al cerebro, es decir, si hacemos cosas que son placenteras para nosotros, las neuronas se estimulan una a otras enviando neurotransmisores (principalmente dopamina) que nos hacen sentirnos felices, contentos, eufóricos... Y mientras más placer, más intercambio de dopamina. 

Pero, ¿qué hace nuestro cerebro cuando en la balanza ponemos mucho placer? Cierra los receptores de dopamina y nos crea sufrimiento en forma de ansiedad, necesidad de repetir la experiencia, vacío… Todo ello para empujarnos a repetir la actividad estimulante. Es decir, te crea un “mono” con la misma potencia que te produjo la actividad placentera. 

Si el cannabis tiene un efecto tranquilizador, el cerebro te crea intranquilidad. Si tiene un efecto regulador del vómito (por eso es utilizado a veces combinado con la quimioterapia), cuando no consumes cannabis el cerebro te hace vomitar. En otras palabras, el cuerpo te hace pagar el placer con ansiedad y vacío.

Esto no es un fallo del cuerpo, como no es un fallo el sentir dolor. Si pones la mano en el fuego el dolor te hace retirarla. La compensación con ansiedad del cerebro es para motivarte (la dopamina es en realidad un motivador) para que busques de nuevo eso que te hizo bien.

Te pongo un ejemplo: vas por el bosque con tu tribu y encuentras un arbusto con bayas dulces y comestibles. Te comes las bayas y cuando terminas el cerebro te crea la necesidad de más bayas y te hace caminar 5 kilómetros más para encontrar otro arbusto. Un sistema perfecto. El mecanismo de ansiedad y necesidad ha movido a la humanidad hacia adelante.Entonces, ¿cuál es el problema? El problema es que ya no vivimos en el bosque. Con la industria y la tecnología hemos sido capaces de “droguificar” (convertir en adictivo) la mayoría de placeres humanos. 

[destacate]Con la industria y la tecnología hemos sido capaces de convertir en adictivos la mayoría de placeres.[/destacate]Antes teníamos patatas. Ahora tenemos patatas fritas con sal, azúcar, grasa y súper crujientes de forma ondulada. Antes veíamos fútbol una vez a la semana. Ahora podemos ver la liga de primera, el mundial, el mundial femenino, la sub 21, la sub 19, los campeonatos veraniegos infantiles, la King’s league, la Queen’s league, El Chiringuito, las noticias de deportes, etc.

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Hemos convertido prácticamente todos los placeres en adicciones. ¿Cómo conviertes un placer lícito en adicción? Hay cuatro formas: cantidad, acceso, potencia y/o novedad.

Por ejemplo, en el caso del cannabis, la industria o las mafias generan prácticamente todo el cannabis que desees consumir. Hay acceso en clubs o llamando a “tele porro”. La potencia va subiendo, el cannabis de hoy es hasta quince veces más potente que en los años sesenta. 

Una droga de masas

Ahora imagina esta droga: estimula la producción de dopamina de forma constante. Tenemos acceso a esta droga 24/7 en cualquier sitio, cada vez es más adictiva y nunca se acaba su potencial de novedad. Si, como ya sabes, estoy hablando del móvil y las pantallas, las redes sociales, el juego online, etc.

En occidente todo lo que disfrutamos está en cantidad, accesible, es potente y hay novedad casi infinita. Desde los deportes, hasta la comida, el móvil, las series, las novelas, la pornografía, el trabajo…. Todo está “droguificado”. Y mientras más placer disfrutamos, más depresivos y suicidas nos volvemos. Mientras más renta per cápita tenga el país, más sube el porcentaje de problemas mentales.² Desde 1990 a 2017 los casos de depresión en occidente han crecido un 50%.³

La conclusión de Anna Lembke es clara: nuestro cerebro tiene un déficit de dopamina porque hemos “droguificado” todos nuestros placeres básicos.⁴ ¿Hay solución?

Necesitamos relaciones, no drogas

Según Tyler J. VanderWeele profesor de epidemiología en Harvard, T. H. de la Escuela de Salud Pública, hay por lo menos una forma de mejoría:

Si uno pudiera concebir una sola (medicina/elixir) para mejorar tu salud física y mental y la de millones [de personas], sin costo personal, y si la investigación mostrara de manera bastante concluyente que cuando se consume solo una vez a la semana, este brebaje reduciría la mortalidad entre un 20 % y un 30 % durante un período de 15 años, ¿qué haríamos para promocionarla en la sociedad?⁵

Este brebaje se llama Iglesia. En serio, los estudios demuestran de forma consistente que las personas que asisten de forma semanal y activa a la Iglesia son más optimistas, tienen una menor tasa de depresión y son menos susceptibles al suicidio. 

[destacate]Los estudios demuestran de forma consistente que las personas que asisten de forma semanal y activa a la Iglesia son más optimistas.[/destacate]Puede que esto sea una sorpresa pero Kevin Seybold muestra que los que van semanalmente a la Iglesia disfrutan de mayor longevidad⁶ y grandes beneficios psicológicos⁷. Creer en Dios generalmente anima actitudes de empatía y de perdón que incrementan la actividad del lóbulo frontal, reduciendoestrés, ansiedad y sensaciones de pánico.⁸ Koening concluye que la espiritualidad incrementa la esperanza, propósito en la vida, el optimismo y ayuda a superar el duelo.⁹

David Papineau concluye que la espiritualidad te da mayor salud mental, o las personas con mayor salud mental tienden a ser espirituales.¹⁰ ¿Cuál es la razón?

Según la Dra. Anna Lembke el único placer que no crea la compensación del dolor son las relaciones sociales. Porque las personas somos seres comunitarios. Estás nos dan felicidad sin llevarnos al equilibrio del dolor (a no ser por separación extrema).

Dice la doctora que en realidad la mayoría de placeres no sociales son formas de sentir el placer de la comunidad. 

El que ve pornografía quiere intimidad con una persona; el que ve redes sociales quiere sentirse conectado y aceptado por otros; el que juega videojuegos quiere ser parte de una comunidad. Las relaciones son lo que verdaderamente anhelan las personas.

Pero, entonces, ¿pertenecer a un club social, a un club de golf, a un equipo de futbol no te daría los mismos beneficios que una Iglesia? Pues no. El apoyo de la comunidad no llega ni a un tercio de los efectos beneficiosos que produce la participación religiosa.¹¹

Nada mejor que Dios y su Iglesia

En primer lugar, pertenecer a una familia espiritual te da una comunidad que no te acepta por tus logros sino por los logros de Dios en tu vida. Y eso no se encuentra en ningún otro lugar.

[destacate]Pertenecer a una familia espiritual te da una comunidad que no te acepta por tus logros sino por los logros de Dios en tu vida.[/destacate]Segundo, si las relaciones con humanos es lo que más proporciona bienestar, ¿cómo te sentaría relacionarte con Dios, tu propio creador?

La doctora Lembke dice que la balanza del placer/dolor también funciona en la otra dirección. Si hacemos cosas que cuestan (deporte, estudio, voluntariado…), nuestro cerebro intentará encontrar la homeostasis (el equilibrio), y nos inundará de dopamina, de gratificación y de satisfacción. Por este motivo dice que hay que dejar a los niños que se aburran, que se frustren, que luchen sus peleas, imponerles disciplinas, etc., para que su cerebro encuentre en el esfuerzo el equilibrio del placer.

Según la doctora, hemos metido a nuestros hijos en una celda acolchada.¹² Al evitarle todo sufrimiento, dárselo todo y vivir para su divertimiento, les hemos encerrado en un mundo de depresión y ansiedad. 

Hoy es más probable que en ningún otro momento de la historia que tu hijo se quiera quitar la vida.

Jesús es la gran solución

Así que no es de extrañar que Jesús te ponga más fácil que nadie relacionarte con él, pero que sea el ser que plantea vivir la vida más difícil. 

Para relacionarte con Él solo tienes que desearlo de corazón¹³ y humildemente¹⁴, y Él se dará a ti, la relación personal más significativa del universo. 

Pero a la vez, seguirlo es lo más difícil que existe en este mundo: Jesús te pide andar el camino estrecho, llevar tu cruz, amar a los poco afables, porque él los ha creado a todos, ayudar al necesitado, a la viuda y al huérfano. Jesús te manda a orar constantemente, te pide imitarlo (algo en sí imposible) y dar más que recibir. Te exige perdonar al que te ha hecho daño (¿hay algo más difícil que eso?), simplemente porque Dios te lo perdonó todo a ti. Jesús pagó todas tus equivocaciones en la cruz y te da un final eterno y perfecto, por lo que te pide que seas agradecido en toda circunstancia (1 Tesalonicenses 5:16-18).

En conclusión, nos estamos enfermando mentalmente y suicidando porque buscamos en las cosas creadas el placer que solo te da relacionarte con tu creador y los demás. Buscamos el camino ancho del hedonismo humano y no nos damos cuenta de que todo lo que de verdad se disfruta es una vida de servicio y sacrificio por Dios y por el prójimo, glorificando al Dios que te hizo para relacionarse contigo. La solución final al ser humano no es un chute de dopamina, sino Cristo.

Resumen del sermón de Josué García, Nación Dopamina. Julio 2023. Salou. Ver aquí.

Josué García es doctor en teología por la universidad Queen's Belfast y actualmente sirve como pastor en la Iglesia Protestante de Salou y como profesor de apologética en la Facultad Internacional de Teología IBSTE.

Notas