Cat Stevens no es en realidad su verdadero nombre. Nació en 1948 con el nombre de Stephen Demetri Georgiou, hijo de madre sueca y padre greco-chipriota. Iba a un estricto colegio de monjas católicas, aunque cuando tenía ocho años, sus padres se separaron, pero siguieron conviviendo en la misma casa. Vivían en el piso superior de un restaurante que tenían en Londres, en Shafstesbury Avenue, donde todos ellos trabajaban. Su primer instrumento musical fue un piano grande que tenían en aquella casa. Musicalmente, tenía una formación clásica, pero también un claro amor por la cultura popular de las danzas y canciones folklóricas griegas, que escuchaba su padre.
Con el nombre artístico de Cat Stevens, vendió millones de discos en los años sesenta y sesenta. Después de una experiencia cercana a la muerte, decidió convertirse al Islam y abandonar la música en 1978. Es entonces cuando adopta el nombre de Yusuf Islam. Desde su conversión dona la mitad de los beneficios que todavía producen sus discos a obras de caridad, sobre todo musulmanas. Ya sólo canta para propagar su fe o apoyar causas solidarias. Tiene cinco hijos y se dedica a enseñar en una escuela infantil que fundó, llamado Islamia. “Me siento muy afortunado”, dice Yusuf, “me retiré a tiempo”, porque “me salvó el Islam”.
CONVERSIÓN AL ISLAM
¿Qué encuentra alguien como él en el Islam? Cat Stevens vivió una generación hambrienta espiritualmente. Tomó LSD, hizo meditación, estudió budismo, numerología y astrología, pero nada de ello le satisfacía. Todo le decepcionaba. En 1975 dice a la prensa musical: “La única persona en que ahora creo es Dios”. Pero ¿quién es ese Dios? Lo conoció a principios de los años setenta, cuado alguien le dio una copia del
Corán, convirtiéndose cuatro años después. “Hasta ese momento sentía que todas las religiones tenían una parte de la verdad”, pero “cuando leí el
Corán me di cuenta que era la religión verdadera, la religión de Dios”.
Islam significa “rendirse”. Así que eso hizo Cat Stevens, ante la fe que consideró “la religión de Dios”. Adoptó las túnicas blancas, que suelen usar los musulmanes de Oriente Medio, rezaba fielmente cinco veces al día y estableció un centro educativo islámico en un antiguo almacén al norte de Londres. Dejó de escuchar
rock´n´roll y empezó a dudar si podía seguir tocando instrumentos de cuerda, como la guitarra, basándose a partir de ahora en la percusión. Pero ¿qué atracción tiene para él, el Islam?
REVOLUCIÓN ESPIRITUAL
La atracción que Cat Stevens tiene por el Islam se basa en su conciencia de la necesidad de un cambio social y político. Buscaba un mundo mejor en que vivir. Lo que tenemos que preguntarnos ahora es: ¿qué sistema económico y político del mundo puede ofrecer ese mundo mejor?, ¿es acaso el mundo islámico libre de toda opresión?, ¿o es que se ha llegado en estos países a tal distribución de la riqueza, que ya no hay desigualdad? Occidente está corrompido, pero ¿qué ha conseguido el Islam?
La mayor parte de las ideologías revolucionarias se basan en las buenas intenciones de una humanidad que se ve capaz de crear un mundo mejor. El Islam tiene una visión optimista del hombre y su sueño revolucionario es crear una sociedad libre de corrupción. Al mejorar sus condiciones, se cree que el hombre será mejor.
Hay sin embargo una debilidad en la naturaleza humana, que las leyes o la violencia no pueden dominar. Necesitamos cambiar espiritualmente. ´Issa, el Hijo de María, la Palabra viva de Dios (Kalimat Allah), viene para reinar, pero lo hace como el Cordero, cuya sangre necesitamos que limpie antes toda nuestra maldad, cambiando nuestro corazón por su Espíritu. ¡Sólo así será posible un mundo nuevo!
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