Entender que el Evangelio es para creyentes y no creyentes revolucionó el pensamiento y la vida de Keller.
Poco después de su conversión en 1970, Tim Keller (1950-2023) entiende que no es posible la fe sin la comunidad cristiana y esa no se puede limitar a un grupo de estudiantes como los que le llevaron a estudiar la Biblia en la universidad. La iglesia más popular entre los universitarios evangélicos de Bucknell era presbiteriana. Venía del Segundo Gran Despertar, el Avivamiento de 1833. El pastor entonces se llamaba Richard Merritt, pero todos le llamaban Dick. Su nombre no ha pasado a la historia, pero tuvo mucha influencia en Keller.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Merritt había estudiado en el Seminario Teológico de Princeton con el profesor Bruce Metzger, conocido por sus estudios del griego del Nuevo Testamento. Algunos compañeros de Keller en Bucknell dicen en el libro de entrevistas de Collin Hansen que encuentran parecida, la forma de predicar de Tim con la de Merritt. Su amigo Bruce Henderson –que llegó a tener responsabilidades en la iglesia, ya que se quedó otros tres años más en Lewisburg, después de acabar los estudios– recuerda a Merritt como un gran lector. Aunque era desconocido fuera de aquella iglesia en esta pequeña ciudad universitaria del centro de Pensilvania, sus sermones tenían referencias literarias bastante sofisticadas, pero como Ed Clowney, su centro era el Evangelio.
Merritt apoyaba los Grupos Bíblicos Universitarios –conocidos en Estados Unidos como InterVarsity–. En época de exámenes incluso dejaba su despacho en la iglesia a estudiantes que necesitaban un lugar tranquilo para prepararse. Y solía cenar con universitarios, los domingos por la noche, que la iglesia ofrecía una comida a los estudiantes. No tenía una actividad formal con ellos, simplemente hablaba con ellos, intentando contestar sus preguntas. Esta era el estilo de Keller luego en Nueva York, pasar tiempo con la gente, sin formalidades.
Si Merritt influyo en su forma de predicar, la mujer que le enseñó a estudiar la Biblia era Barbara Boyd, asesora de InterVarsity durante cuarenta años, la primera mujer que trabajó para los Grupos Bíblicos Universitarios en Estados Unidos. Hasta su partida en 2018 con 94 años, trabajó como parte del equipo de InterVarsity desde 1950. Ella conoció el método de estudio bíblico inductivo que caracteriza a los GBU en 1945 en Canadá. Estuvo en las universidades de California hasta 1960, que vuelve a sus orígenes en Nueva Jersey, llegando a Bucknell en 1970, el año que hubo un pequeño avivamiento allí.
Nadie tomaría a Barbara como una “hippie”. Vestía de forma conservadora y era conocida por su disciplina y rigidez. Como antigua maestra de educación básica, era estricta en la puntualidad. Soltera como muchas asesoras de los Grupos Bíblicos Universitarios, podía haberse casado, pero el pretendiente que había tenido en el equipo de InterVarsity murió poco después de su proposición. En 1964 comienza a enseñar cómo dirigir estudios bíblicos evangelísticos. Daba conferencias de fin de semana sobre el estudio de la Escrituras que luego tomaron forma de cursos bajo el nombre de Formación de Biblia y Vida. Pasó de dar ocho al año a veintisiete. En medio de las protestas de 1971, llegó a dar cincuenta fines de semana a estudiantes de todo el país.
La formación que daba Boyd era de introducción a la fe a nuevos creyentes, la práctica de un tiempo devocional de meditación en la Palabra y oración, así como la necesidad de tener amigos no creyentes. La forma que enseñaba de presentarles a Jesús era por medio de un grupo de estudio bíblico. Hablaba mucho del señorío de Cristo, un tema que llegó a caracterizar la Revolución por Jesús, aquellos años en que tantos “hippies” llegaron al cristianismo. Keller la escuchó dar una charla sobre ello en un campamento de verano en 1971. Fue un mes entero en un rancho de Colorado que se llama La Trampa del Oso. Hansen cita en su libro las notas de Keller en la conferencia, que repiten una y otra vez lo que “ella dijo”, haciendo referencia a su mirada.
[photo_footer]Keller siguió el método de estudio bíblico inductivo que aprendió de Barbara Boyd en su lectura personal y guía de grupos, toda su vida.[/photo_footer]
Ella comenzaba la charla diciendo que si un día la invitan a su casa y le dicen “¡Barbara, ven!”, pero a continuación le dicen “¡Boyd, no vengas!”, ella no sabría que hacer, porque se llama Barbara Boyd. Si dices “me gusta el Jesús de amor, que te ayuda en los momentos difíciles”, pero luego dices “no quiero al santo y poderoso Jesús”, no llegas a conocer a Jesús. Citaba Hebreos 1 para mostrar como Jesucristo sostiene el universo con un dedo y preguntaba: “¿Le vas a pedir que sea tu ayudante?”. Al acabar de hablar invitaba a los estudiantes a pasar una hora a solas con Dios y decirle qué parte de su vida no querían darle a Cristo. El autoexamen que hizo Tim aquel día fue el más serio que había hecho hasta ahora de su vida.
A continuación, Barbara los llevó a Marcos 1:17 y les pedía que observaran cincuenta cosas en media hora. La metodología de Boyd consistía en un examen detallado del texto, antes de plantearse su interpretación y aplicación. Eran técnicas de observación como leer varias veces el pasaje, identificar los personajes y sucesos, anotar las palabras repetidas de contraste o causa y efecto, para poder finalmente parafrasearlo, hacerse preguntas, determinar el tema, bosquejar el texto y plantearse su interpretación. Ese era el método de Keller. Buscaba la estructura del texto y observaba las expresiones de causa y efecto, repeticiones o contrastes. Era así como descubría su sentido.
[photo_footer]La primera guía que publicó la editorial de los Grupos Bíblicos Universitarios (IVP) era la que escribió Hollingsworth al Evangelio según Marcos en 1943.[/photo_footer]
A través de Barbara, Tim conoció a las figuras claves del movimiento evangélico universitario de mediados del siglo pasado como el australiano Stacey Woods, que había comenzado la obra en Canadá, o Jane Hollingsworth, que trabajaba con InterVarsity desde 1942. Graduada en Wheaton, se formó en el estudio bíblico inductivo en el Seminario Bíblico de Nueva York, donde estuvo también Boyd. La primera guía que publicó la editorial de los Grupos Bíblicos Universitarios (IVP) era la que ella escribió al Evangelio según Marcos en 1943. Keller siguió su método de estudio en su lectura personal y dirigiendo grupos de estudiantes, para acabar siendo incluso asesor de InterVarsity durante dos años de prácticas en el seminario de Gordon-Conwell.
Al principio en California, Barbara no vio ninguna conversión. Pensaba que era culpa suya hasta que leyó un sermón de Martyn Lloyd-Jones, el predicador de Galés que había dejado la medicina en Londres, para ser pastor, llegando a ser uno de los fundadores de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélica. El texto del Doctor forma parte de una larga serie de predicaciones sobre Romanos que nunca ha sido traducida al castellano. Está en el primer volumen, pero entonces era todavía sólo un panfleto con el sermón sobre el versículo 16 del primer capítulo. En él dice Lloyd-Jones que en la evangelización no debemos apelar a la experiencia o la opinión, sino sólo a la Persona y la Obra de Cristo en el Evangelio.
No es extraño que la primera vez que oí a Keller en Londres en los años 80, pensé en mi pastor de niño en la Capilla de Westminster, el Doctor Lloyd-Jones, que predicaba todavía cuando iba con mis padres en los años 60. Entender que el Evangelio es para creyentes y no creyentes revolucionó el pensamiento y la vida de Keller. Hacer estudios bíblicos evangelísticos en la universidad con cristianos y “escépticos” –como a él le gustaba llamar a los que se consideran “no creyentes”, ya que todos creen en algo o alguien– al mismo tiempo, conforma el modelo de predicación que luego seguiría en Nueva York.
Otra característica de InterVarsity que asume en la Iglesia Presbiteriana del Redentor, es que de la misma manera que en los Grupos Bíblicos Universitarios, son los estudiantes los que hacen el trabajo, en Redeemer el ministerio no lo hacen profesionales, sino cualquier miembro de la iglesia, al compartir el Evangelio con sus amigos y compañeros. Keller no sólo acabará con la división de reuniones para cristianos y no cristianos, sino también con la distinción entre maestros y predicadores, enseñanza y evangelización.
[photo_footer]La iglesia más popular entre los universitarios evangélicos de Bucknell era la primera presbiteriana, que venía del Segundo Gran Despertar, el Avivamiento de 1833.[/photo_footer]
El movimiento estudiantil evangélico en Norteamérica organiza una gran conferencia en Toronto (Canadá) cada tres años desde 1946 con el nombre de Urbana. Está dirigida a la misión, pero trata de todos los problemas a los que se enfrenta el cristiano en el mundo. La primera a la que fue en Keller es en 1976, que estaba ya casado y graduado del seminario de Gordon-Conwell. De hecho, era pastor ya en Hopewell (Virginia) y lo primero que oyó al llegar fue un mensaje por los altavoces con su nombre, para decirle que había partido con el Señor, uno de los miembros de su iglesia.
[photo_footer]El movimiento estudiantil evangélico en Norteamérica organiza una gran conferencia en Toronto (Canadá) cada tres años desde 1946 con el nombre de Urbana.[/photo_footer]
El director de Urbana, aquellos años, era David Howard, que luego organizaría con Leighton Ford, la conferencia de Lausana en Pattaya (Tailandia). Ese año escuchó a Helen Roseveare –la misionera medica anglicana que sufrió torturas y violaciones en el Congo–. Le impresionó más que Billy Graham, igual que Elizabeth Elliott –la viuda del piloto misionero que mataron los aucas en 1956 en Ecuador–. El tema era la Gloria de Dios. Estando en el Sur, le interesó especialmente la combinación de obra social y evangelización del predicador afroamericano John Perkins, que unía la predicación del Evangelio a la lucha por los derechos civiles. Yo estuve con él en Inglaterra en el festival de Greenbelt, donde me contó el proyecto que tenía su iglesia de viviendas para pobres. René Padilla publicó luego su libro “Justicia para todos” en Buenos Aires y Grand Rapids, que critica tanto “el sueño americano” como el de King.
La conferencia de Urbana es famosa por sus exposiciones bíblicas, casi siempre a cargo de John Stott en aquella época. También habló Ed Clowney, que tanto le impactó hablando de la perdición humana en 1973. Yo le conocí en el Instituto de Londres para el Cristianismo Contemporáneo, donde Stott le invitaba a venir cada año a enseñar a estudiantes de todo el mundo. Keller apreciaba tanto a Stott como a Lloyd-Jones, aunque los dos rompieron en 1966 por la incomprensión del Doctor a que los evangélicos se quedaran en la iglesia anglicana. Lloyd-Jones tuvo mucha influencia también en Stacey Woods, el fundador de InterVarsity en Norteamérica, que le alejó de su primer dispensacionalismo, para seguir la tradición puritana y de los predicadores del Avivamiento. Keller siguió en Manhattan, el lema del Doctor. “Evangeliza mientras edificas y edifica mientras evangelizas”.
[photo_footer]Boyd y Keller aprenden de Lloyd-Jones que en la evangelización no debemos apelar a la experiencia o la opinión, sino sólo a la Persona y la Obra de Cristo en el Evangelio.[/photo_footer]
Aunque Keller es americano, no hay duda de que sus mayores influencias eran británicas. Tenía la teología de Lloyd-Jones, pero la actitud de Stott. Huía de la polémica, pero mostraba claramente la diferencia que hace la fe. Es de ellos que aprende lo que es la predicación expositiva y el papel de una iglesia en una metrópoli como Londres o Nueva York. Quiere como ellos, llevar el Evangelio tanto al pobre como al profesional. Como Stott, considera que la predicación no está reñida con la justicia social.
Recuerdo a Keller diciendo que para él, Stott había creado lo que a mediados del siglo pasado se consideraba ser evangélico, un espacio entre medio del fundamentalismo y el liberalismo. Lo accesible de su ministerio es lo que llega a tanta gente, que estaba entre la predicación popular de Billy Graham y la sofisticada erudición de Carl Henry. Es cierto que fue sólo durante treinta o cuarenta años, pero algunos somos todavía herederos de esa comprensión de lo que es ser evangélico.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
El libro preferido de Stott, para Keller, después de “Cristianismo básico”, fue “La cruz de Cristo”. Su defensa de la expiación y la obra sustitutoria de Cristo en términos penales entrará en crisis con “la nueva perspectiva paulina”, pero para Stott o Keller, no es sólo el fundamento de la fe, sino la base para la justicia social y la comunidad cristiana. Su visión de la teología evangélica no reinventa la perspectiva clásica de la tradición protestante, sino que parte de ella.
Para Keller, ser evangélico implica creer en la infalibilidad de la Biblia, la muerte sustitutoria de Cristo en la Cruz, la necesidad del nuevo nacimiento y la plena Deidad de Jesús. Son los fundamentos de la fe. Otra cosa son las doctrinas que separan a los evangélicos entre sí. Esas nunca le importaron. Le daba igual si eres presbiteriano, bautista o pentecostal. Lo importante es el Evangelio.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o