Recuperar la caja negra del evangelio

AVISO IMPORTANTE para las comunidades eclesiales que, a toda velocidad, se han elevado a sí mismas a lo más alto sin escrúpulo alguno y henchidas de orgullo se están estrellando contra la realidad, llevando consigo al desastre a muchos de sus miembros que se encuentran seriamente desorientados por el impacto.

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ES URGENTE saber que, para ellos, se hace preciso recuperar la caja negra del evangelio. Buscar las causas entre los escombros producidos en el templo, en la documentación escondida en las gavetas de los despachos, en los cruces de pasillos, en los recovecos del baño. Es necesario que los supervivientes recuperen en primer lugar la cordura, que abran los ojos a la justicia y puedan investigar qué es lo que les ha pasado, quienes son los causantes del engaño y cómo han podido caer de esa manera. A continuación, que entierren sin dilación a los culpables de la desgracia. Hay que hacer desaparecer todo aquel estorbo que les ha llevado a esta situación paupérrima. Una vez subsanada la cuestión desde la raíz, no queda otra que buscar arreglos. Arreglos con riesgos y sin riesgos, valga la redundancia. Perdido todo, no hay nada más que empezar de nuevo.

ACLARACIÓN RECONFORTANTE: Puestas las manos en la obra de restauración nunca es tarde si, ya sea con dolor o sin dolor, hay buena voluntad de progreso. Nunca es tarde si se realiza el lavatorio de orgullo, y de manos. Nunca es tarde si, de entre los rescoldos, ha quedado la más mínima brizna de amor, porque el amor se regenera si se tiene paciencia. No sería de extrañar, eliminado todo hongo de engreimiento, que brotara como loca la humildad.

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CONCLUSIÓN: Hay que echarle ganas a la recuperación. Hay que echarle ganas a abrir un nuevo camino. Necesariamente hay que echarle ilusión, que no es otra cosa que esperanza, sin ellas nada es posible. El Señor apuesta constantemente con nosotros. Confiemos en él. Nunca nada está perdido del todo.

La caja negra del evangelio puede encontrarse a la vuelta de la esquina del desastre, créelo. Aparece intacta cuando sabe que se le va a otorgar la posición de honor que se merece, y que el Dios de la esperanza os llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en vosotros por obra del Espíritu Santo. Romanos 15:13.