Lo mejor está por llegar

El año 1803 fue absolutamente terrible para Beethoven porque descubrió que se estaba quedando sordo poco a poco, de tal manera que su primera reacción fue la de creer que la vida tenía poco sentido. La música para él era prácticamente todo, así que le escribió una carta a un íntimo amigo diciéndole que quería morirse, porque no podía volver a escuchar los sonidos. Con el tiempo, no sólo se recuperó, sino que le pidió ayuda a Dios para seguir componiendo y, hasta que llegó su muerte natural, esa fue una de las épocas más prolíficas, ¡aunque prácticamente no oía nada!

Cuando nos enfrentamos con situaciones que no podemos cambiar, el primer paso que tenemos que dar es asumir, precisamente eso, que no podemos hacer nada. No tiene sentido pensar “Si hubiera hecho esto o aquello…”, “Si no me hubiera pasado tal o cual cosa…”, y mucho menos martirizarnos intentando creer que sería posible un cambio si volviéramos atrás. Si no asumimos la realidad jamás podremos disfrutar en el futuro, ni tampoco adaptarnos al presente. Por muy difícil que sea una situación, siempre tenemos que recordar que el mayor regalo que tenemos es la vida ¡Hay que seguir adelante!

Si dejamos que la tristeza y la melancolía nos venzan, los días no sólo se volverán sombríos, sino que cada momento que pase la situación será peor para nosotros porque caeremos en la sensación de que nada puede cambiar lo que está sucediendo, y nada merece la pena: sólo quedarse dónde uno está y llorar. ¡Ese es el primer paso para caer en una depresión!

Jamás te desesperes. Cuando la desesperación se apodera de nosotros, comenzamos a creer que hagamos lo que hagamos todo puede empeorar, y ¡Eso no es cierto! El mayor regalo que tienes es la vida, no sólo para disfrutarla tu mismo/a, sino también con los demás. ¡Todavía tienes mucho que hacer y disfrutar! ¡Y aparecerán también situaciones en las que otras personas van a ayudarte!

Este mundo no sería igual sin ti, sean cuales sean las circunstancias por las que estás pasando. Fíjate, si no, como Dios sigue cuidándote en los momentos más difíciles: “Los salvó de todas sus aflicciones. No fue un enviado suyo quien los salvó, fue el Señor en persona. El los liberó por su amor y su misericordia, los levantó; los tomó en sus brazos” (Isaías 63:9).

Dios aún tiene muchos planes para ti. Él está contigo ahora mismo; en muchas ocasiones ha enviado a sus ángeles para ayudarte, pero cuando las circunstancias nos llenan de dolor, es Él mismo el que viene a abrazarnos. No importa si crees que ya no tienes fuerzas para seguir adelante, Él te tomará en sus brazos y te llevará siempre. Tu tienes mucho para vivir, Dios tiene mucho que darte.

No lo olvides nunca. Las mejores “sinfonías” en tu vida, aún están por llegar.