Los hippies eran considerados, a finales de los años 60, la escoria de la sociedad americana, pero Dios escogió a aquellos que eran “sin importancia según el mundo, lo despreciable, lo que nada cuenta, para anular a los que piensan que son algo”.
La iglesia que atrajo gran parte del movimiento de la Gente de Jesús a finales de los años 60 en el sur de California fue la Capilla Calvario. Aunque la Iglesia Presbiteriana de Hollywood organiza los primeros conciertos y cultos especiales, un nuevo pastor cambia la orientación evangelística de la congregación al mundo del cine –no olvidemos que uno de sus miembros era el actor James Stewart–, lo que hace que Don Williams acabe en la Comunidad de la Viña, que como veremos nace de la Capilla Calvario. La asociación de un pastor de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular en Costa Mesa, Chuck Smith con el evangelista hippy Lonnie Frisbee va a hacer de Calvary Chapel el centro de atención a partir de ahora.
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“Papa Chuck” era una figura paternal para todos aquellos jóvenes, que hasta ahora había visto como “parásitos de la sociedad”. Este pastor de mediana edad, bastante calvo, venía de la iglesia fundada por Aimée Semple McPherson. Cansado de los excesos pentecostales, había formado un grupo de estudio bíblico en una casa, que dio lugar a una congregación de unas 150 personas que llamaba el Centro Cristiano Corona. La mayor parte de los contactos venían de un programa de radio de un cuarto de hora que hacía en una emisora local. A finales de 1965 una pequeña capilla de Costa Mesa le pide ayuda. No tendría treinta miembros cuando llegó.
El condado de Orange es una zona conservadora de California, donde viven las familias de clase media al suroeste de Los Ángeles. Cuando llega Frisbee de San Francisco, la iglesia tendría unos 200 miembros. Estaban en medio de un proyecto de construcción de un edificio, en la primavera de 1968. En una entrevista en el año 2000, Chuck dice que veía al movimiento hippy como “una amenaza para la sociedad”. Se preguntaba “por qué no se cortaban el pelo, conseguían un empleo y vivían decentemente”. Para él, eran “radicales, que fumaban marihuana, tomaban LSD y perturbaban todo”. No quería saber nada de ellos.
Fue la esposa de Chuck, Kay Smith, la que se empezó a interesar por los hippies que se reunían en la playa cercana de Huntington. El pastor de las Asambleas de Dios, David Wilkerson, que había comenzado un ministerio con las bandas juveniles de Nueva York en los años 50, había apoyado en la playa el comienzo de una misión, bajo los auspicios de su organización, Teen Challenge (Desafío Juvenil). Se llamaba el Club de la Luz y pronto estuvo bajo la responsabilidad de la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo, la asociación pentecostal fundada por Demos Shakarian.
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A diferencia de su marido, Kay seguía sintiéndose a gusto en el ámbito pentecostal. Cuando el pionero de la Revolución por Jesús en San Francisco, Ted Wise va con Lonnie a la casa de los Smith –Frisbee había vivido con su esposa Connie, junto a otros cuatro matrimonios en la Casa de los Hechos en Novato–, observa el estilo carismático de Kay. En una interesante entrevista con el autor de la historia del movimiento de la Gente de Jesús –publicada por la Universidad de Oxford, tras su doctorado–, Larry Eskridge, Wise recuerda que Kay le impuso las manos en la cabeza profetizando que la gente prestaría mucha atención a sus palabras, lo que no impresionó mucho a Ted, que empezaba a tomar distancia también del pentecostalismo, como Chuck. Acabó en la Iglesia Bíblica Peninsula, de Palo Alto, con Ray Stedman.
Una evangelista y predicadora por la radio de la Alianza Cristiana Misionera que se había acercado también al pentecostalismo, Virgina Brandt Berg, ayudaba también en el café del Club de la Luz, en la playa de Huntington. Su hijo David había tenido una mala experiencia también de pastor, como ella, en una pequeña iglesia de la Alianza en un pueblo de Arizona –según él por el racismo de la congregación, pero según su hija Deborah, por inmoralidad sexual– y había estado trabajando para el evangelista pentecostal Fred Jordan, que hacía programas de radio y televisión en Los Ángeles. Tras andar por iglesias, él predicando y sus hijos cantando, bajo el nombre de Adolescentes Para Cristo, David acaba ayudando a su madre en la playa de Huntington.
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Los otros dos evangelistas en círculos hippies de San Francisco, Kent Philpott y David Hoyt –Kent era un seminarista bautista que empezó a ir a Haight-Ashbury con folletos, cuando contactó con David, que era Hare Krishna hasta que tuvo una dramática experiencia de conversión y juntos formaron el Soul Inn, la Posada o Taberna del Alma hasta mediados de 1969– visitaron el Club de la Luz en 1968. Les sorprendió ver a David Berg y sus hijos, vestido con trajes, rodeados de hippies descalzos. Se mostró distante con ellos. A Philpott “no le gustó y a él tampoco le gustaron”, pero Hoyt simplemente le vio como “alguien en su propio mundo, que no tenía relación con muchos otros ministerios” –lo que explica su posterior atracción a los Niños de Dios, como se llamaron después los Adolescentes Por Cristo–. No tardó Berg en cambiar su traje por sus gafas oscuras, boina, pantalones holgados, vieja chaqueta raída y zapatillas. Su grupo tenía el mismo aspecto de vaqueros y vestidos de la abuela que la Gente de Jesús, adquiriendo su lema de la Revolución por Jesús, aunque con un marcado carácter anticlerical.
Es cierto que la Gente de Jesús era muy crítica del sistema eclesial, con su burocracia y denominacionalismo, pero Berg lo llevó a un extremo por el que a comienzos de 1969 interrumpía los cultos de iglesias, como la primera Asamblea de Dios de Santa Ana, lo que luego sería la Catedral de Cristal de Schuller y un centro cristiano carismático llamado Melodyland en Anaheim, donde el pastor Ralph Wilkerson –que no era familia de David– se llegó a enfrentar físicamente con Berg. Su grupo hacía proselitismo también en universidades locales, como el Golden West College de la playa de Huntington, donde seis del medio centenar de Adolescentes Por Cristo –incluido el hijo de David, Jonathan– fueron arrestados. Como resultado de todo ello, la asociación pentecostal de la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo les dijo que tenían que dejar el Club de la Luz.
[photo_footer]Los Niños de Dios comenzaron también como Adolescentes por Cristo en la playa de Huntington en 1968, donde hacían sus bautismos.[/photo_footer]
La hija adolescente de los Smith tenía un novio que encontró a Lonnie Frisbee haciendo autostop en la carretera. Él vivía todavía en la comuna cristiana hippy de San Francisco, pero venía a visitar a su familia en Costa Mesa. Impresionados por su “amor por Jesús y su personalidad llena del Espíritu”, le ofrecieron ser misionero a los hippies de la playa de Huntington. Su esposa Connie era reticente, pero dejaron la Casa de los Hechos en Novato para trabajar con la Capilla Calvario. Su aspecto angelical, como los americanos imaginan a Jesús con pelo largo, túnicas, descalzo o con sandalias, atrajo a centenares de jóvenes a la iglesia. Muchos no tenían un lugar donde vivir, ni qué comer. Así que el 17 de mayo de 1968 abrieron la Casa de los Milagros, que a cargo de los Frisbee ofrecería un lugar para dejar la droga y el sexo, por el estudio de la Biblia y la oración.
Uno de los primeros convertidos en la Capilla Calvario fue John Higgins, un neoyorquino de origen irlandés. Era de origen católico, como muchos de los que llegaron a la Compañía de la Sal de la Iglesia Presbiteriana de Hollywood, observa Don Williams. Había empezado a leer la Biblia con un ejemplar de los Gedeones que encontró en un hotel en 1965. Llegó a la iglesia en 1966, se dejó crecer el pelo y comenzó a hablar con los jóvenes de la calle, inspirado por David Wilkerson, al que oyó en una reunión del centro carismático de Anaheim, que llevaba un pastor con el mismo apellido que el fundador de Teen Challenge. Higgins llevó la casa con los Frisbee, que se trasladó a un motel abandonado de Riverside que les había donado un juez evangélico. Establecieron cuatro “ancianos”, dos de ellos jóvenes de menos de veinte años, y en una semana habían bautizado a 65 en el estanque de peces del motel. Al final del verano eran más de 500, incluyendo varios miembros de la banda de moteros de Los Diablos.
La policía descubrió que había drogas y alcohol entre los que visitaban la comunidad, lo que junto a la acusación de abuso de poder por un anciano, llevó a su cierre. Formaron entonces la Casa de Filadelfía, la Mansión del Mesías, la Casa de Primera de Corintios y otra en un motel dilapidado en Newport, además de un café justo enfrente de la estación de autobuses de Santa Ana. Entre los muchos convertidos por el testimonio de Frisbee estaba el futuro pastor de una megaiglesia, Greg Lurie, que ha hecho ahora una película basada en su libro del mismo título, Revolución por Jesús, estrenada estos días en Estados Unidos.
En los cultos que reunían a todos, los domingos por la mañana, llegaron a haber 1.500 personas a mediados de los 70. El domingo por la noche había cientos de jóvenes, pero también en los estudios de los martes, miércoles, jueves y viernes por la noche. Cada mes había bautismos en la playa rocosa de la Cueva del Pirata, en Corona del Mar, hoy un parque nacional que fue el escenario en el Pacífico donde se hicieron las fotos e imágenes de los noticiarios que dieron a conocer el movimiento a principios de los 70 en todo el mundo.
[photo_footer]Papa Chuck era una figura paternal para aquellos jóvenes, que había visto hasta ahora como parásitos de la sociedad.[/photo_footer]
Una de las características de la Gente de Jesús era su énfasis en el bautismo del Espíritu, “hablar en lenguas” y las señales milagrosas como ser “golpeado por el Espíritu”. Chuck Smith había visto, sin embargo, demasiados excesos en el mundo pentecostal de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular. A diferencia de Lonnie Frisbee, que introduce manifestaciones del Espíritu que recuerdan a lo que luego se llamó “la bendición de Toronto” en la Comunidad de la Viña, Smith era muy reticente a que se “hablara en lenguas” en los cultos. Estableció para ello una sala al lado del lugar de cultos, donde se podía hacer. Su interés estaba más bien en la profecía bíblica con su mensaje apocalíptico.
Smith había comenzado una serie sobre Apocalipsis, verso a verso, antes de que tuvieran contacto alguno con el movimiento hippy. La predicación hasta el día de hoy en la Comunidad Calvario es una predicación expositiva consecutiva, libro a libro de toda la Biblia. Lo que ocurre es que, en aquellos años, Chuck se había quedado anclado en Apocalipsis. Hablaba todo el tiempo de la inminente Segunda Venida de Cristo, el Rapto secreto de la Iglesia, las Siete Semanas de la Tribulación y la Batalla de Armagedón. Todo lo explicaba con una sonrisa continua, aire paternal, calor humano y voz radiofónica.
La imagen habitual de la Capilla Calvario era una multitud de jóvenes sentados en el suelo con vaqueros, camisetas, ropa deportiva, vestidos campesinos, descalzos o con sandalias y zapatillas. Se levantaban para cantar los nuevos cánticos que popularizó Maranatha con melodías sencillas, estilo folk de cuatro acordes y un coro que se repetía una y otra vez. El grupo más conocido sería Love Song de Chuck Girard, pero en aquel entonces estaban también Children Of The Day y Country Faith. Lonnie Frisbee no era bueno dirigiendo los cánticos, pero tampoco leyendo la Biblia y explicándola. Lo que tenía un efecto magnético impresionante era su testimonio y llamamiento a la conversión, que insistía en que significaba dejar la droga y no acostarse ya más con tu pareja. Una vez que se levantaban, hacía que se sentaran los que no estaban dispuestos a ello.
[photo_footer]Este pastor de mediana edad, bastante calvo, venía de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular, fundada por Aimée Semple McPherson.[/photo_footer]
Al dejar San Francisco, Frisbee siguió buscando el consejo de Wise, Philpott y Hoytt, aunque veía a Smith como a un padre. La verdad es que nadie le hubiera dejado llevar ni un estudio bíblico cuando estaba con ellos. Wise dice que no había indicio alguno de su homosexualidad cuando vivía con ellos en la Casa de los Hechos de Novato. “O no era su tipo”, dice riendo, pero cree que más bien se trató de “caídas”, que no de una “doble vida”. Philpott le veía como un “don nadie” de “carácter débil”, pero cuando le escuchó ante aquellos centenares de jóvenes en la Capilla Calvario, le pareció “hipnotizante”. Tenía el aspecto con que imaginaba a Jesús y le pareció que todo era claramente obra del Espíritu.
Don Williams, de la Iglesia Presbiteriana de Hollywood, recuerda su primera visita a la Capilla Calvario, en 1969. Él no compartía la enseñanza escatológica dispensacionalista de Smith, por su teología reformada. Recuerda la dificultad que tenía Frisbee para leer la versión tradicional de la Biblia inglesa, su distorsión del pasaje, pero también lo asombroso del mensaje evangelístico que hizo a continuación con uno de los llamamientos más responsables que había oído nunca.
Greg Laurie recuerda cenar con él, un miércoles por la noche, cuando tenía que hacer Lonnie el estudio bíblico a continuación. Quería hablar de Jonás y le pidió a Laurie que le leyera el pasaje una y otra vez, como si él no pudiera leerlo por sí mismo. Cuando le escuchó después, se dio cuenta de que esa era su única preparación. Se equivocó en los detalles de la historia, que no coincidían con el relato bíblico, pero tuvo una sensación clara de la presencia del Espíritu. Lo que pasaba es que él era un simple instrumento de la obra de Dios.
[photo_footer]El aspecto angelical de Frisbee, como los americanos imaginan a Jesús con pelo largo, túnicas, descalzo o con sandalias, atrajo a centenares de jóvenes a la iglesia.[/photo_footer]
Como Pablo dice a los Corintios: “No abundan entre vosotros los que el mundo considera sabios” (1 Co. 1:26), sino que, “al contrario, Dios ha escogido lo que el mundo tiene por necio, para poner en ridículo a los que se creen sabios” (v. 27). Estaba hablando de esto. Williams era graduado de Princeton y doctorado en Nuevo Testamento por el Seminario Teológico Union, de la Universidad Columbia de Nueva York, pero no había escuchado a nadie hablar del Evangelio como Frisbee.
Su debilidad era tan evidente que acabó muriendo de sida a causa de alguna relación homosexual, pero el poder de Dios se manifestó por un instrumento tan indigno y deshonroso como él, “para poner en ridículo a los que se creen fuertes” (v. 27b / La Palabra). ¡No nos confundamos! Un ministerio puede tener mucho fruto, pero eso no es señal de su fidelidad. La Biblia está llena de ejemplos de cómo Dios puede usar a cualquier persona, o hasta un animal… ¡Habló por una burra (Números 22)!
Los hippies eran considerados, a finales de los años 60, la escoria de la sociedad americana, pero Dios escogió a aquellos que eran “sin importancia según el mundo, lo despreciable, lo que nada cuenta, para anular a los que piensan que son algo” (v. 28) ¿Por qué Dios no busca “peces gordos”? Si la Iglesia no cuenta con lo mejor de la sociedad es porque Dios prefiere a los “don nadie”, los ceros a la izquierda. La explicación la da en su Palabra con la autoridad apostólica: para que “ningún mortal pueda alardear de algo ante Dios” (v. 29). Si recordamos esta historia es porque, “como dice la Escritura, si de algo hay que presumir, que sea de lo que ha hecho el Señor” (v. 30).
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