La estética y Frederick Buechner

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)

El pasado día 15 de agosto, Frederick Buechener (1926-2022), escritor y pastor presbiteriano, fue llamado a la presencia del Señor. Buechner (se pronuncia Bikner) no es una persona muy conocida en círculos evangélicos en España. Esto se debe a diversos motivos, entre los que se encuentra el hecho de que sus libros no se han traducido ni comercializado en español.

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Frederick Buechner nació en el seno de una familia no religiosa. Debido a la búsqueda de trabajo del padre, la familia Buechner se movió constantemente. Como su padre consideraba que había fracasado en su vida, acabó suicidándose. Esto influyó mucho en la vida de Frederick, que quedó huérfano de padre a la edad de diez años.

Después de graduarse en la prestigiosa Universidad de Princeton, con un grado en literatura inglesa en 1947, Buechner decide mudarse a Nueva York para buscar oportunidades de trabajo como escritor. Es en esa ciudad donde escribe sus primeras dos novelas, la primera de las cuales fue muy aclamada por la crítica. En este mismo período, Buechner empieza a tener inquietudes espirituales. Al vivir cerca de la iglesia presbiteriana de la avenida Madison, Frederick empieza a asistir a esta congregación para escuchar al predicador George Buttrick, pastor que también llegó a ser profesor de homilética en diversos seminarios de Estados Unidos. En el año de 1952, justo después de la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra, el pastor Buttrick utilizó este acontecimiento como ilustración en su sermón, mencionando a Cristo siendo coronado en los corazones de los creyentes entre confesión, lágrimas y una gran risa. Este último elemento, la “gran risa”, sería lo que llevaría a Buechner a hablar con su pastor sobre su cambio de vida espiritual, ya que Cristo se había coronado en su corazón después de confesión, lágrimas y alegría.

La cuestión de la alegría puede verse claramente en las Escrituras (Sofonías 3:17, Judas 1:24). Es esto lo que cambiaría la vida de Buechner para siempre. Hay belleza y alegría en el cristianismo, ya que tenemos a un Salvador que se regocija y canta con nosotros (Hebreos 2:12). El elemento de la estética aparecería en sus siguientes libros y sermones. Este elemento, que se ha perdido en gran manera en la enseñanza cristiana, quedaría expuesto en la vida y obra de Frederick Buechner.

Mencionamos algunos ejemplos de citas suyas en donde se ve claramente esto:

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- “El poder, el éxito y la felicidad, tal como los conoce el mundo, pertenecen a aquellos que luchan por estas cosas; sin embargo, la paz, el amor y el gozo solo provienen de Dios”.

- “Encontrar tu llamado es encontrar la intersección en donde se encuentre tu alegría más profunda, así como la necesidad más grande del mundo”.

- “Una vida en esta tierra es todo lo que tenemos, ya sea suficiente o no, y la conclusión más obvia parecería ser que somos tontos si no vivimos tan plena, valiente y bellamente como podamos”.

- “La añoranza del retorno al hogar es una cuestión principal que no debemos de dejar de lado. El hogar es donde está Cristo, es estar donde debemos de estar”.

- “Realmente no podemos escuchar las historias de la Biblia, lo que están diciendo, hasta que las escuchamos como historias acerca de nosotros mismos”.

- “Aquí está el mundo. Cosas hermosas y terribles llegarán a pasar. No temas”.

[destacate]Luz, vida y amor, estos tres elementos deben de estar en nuestra vida y sermones. Este fue el legado de Buechner.[/destacate]Frederick Buechner escribió mucho sobre la belleza de la gracia. Podemos ver la mano de Dios en nuestra vida. Nuestra respuesta es ser agradecidos por lo que hemos recibido. Podemos encontrar belleza en Dios, ya que Cristo vino al mundo no solo para salvarnos, sino también para mostrar empatía. Cristo sigue salvando e intercediendo por nosotros (Hebreos 7:24-25)

La Confesión belga de Fe, en su artículo 2, menciona que conocemos a Dios a través de la creación, conservación y gobierno del universo, puesto que este universo está ante nuestros ojos como un hermoso libro, en el que todas las criaturas, grandes y pequeñas, son como las letras que nos hacen reflexionar en las cosas invisibles de Dios.

Hay una belleza que no debemos de olvidar. En Cristo somos hechos nuevas criaturas, las cosas viejas pasaron, he aquí todo es hecho nuevo. La creación y el nuevo nacimiento empiezan con luz. Esa luz nos lleva a una nueva vida y al amor de nuestro salvador. Luz, vida y amor, estos tres elementos deben de estar en nuestra vida y sermones. Este fue el legado de Frederick Buechner.