¿Podría ser que hemos estado viviendo una ética cristiana de tipo individualista?
Es verdad que, el que nuestra fe esté arraigada en la tierra y actuando en el mundo a través del amor, es muy importante, aunque en la espiritualidad cristiana haya otras facetas metahistóricas que iluminan nuestra vida. Lo que pasa es que, quizás, estas luminarias de cara al más allá se apagan cuando no es una vivencia integral de la fe que abarca, lógicamente, lo trascendente, pero también y de forma necesaria, aquellas facetas esenciales de nuestra vida en la tierra, en el mundo, en relación con el prójimo en el aquí debajo de la historia que nos ha tocado vivir. Por eso, a veces, pensar solo en el cielo, en recompensas y alabanzas se queda corto, y nos damos cuenta de que, quizás, no ha sido suficiente. Una pena.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
No. No ha sido suficiente. Tristemente no. El ejemplo en general de los cristianos en el mundo, sabiendo que puede haber muchas excepciones, también la forma en la que han vivido su fe en la tierra, su compromiso con el prójimo, siguiendo las enseñanzas de Jesús, no ha sido suficiente.
¿Podría ser que hemos estado viviendo una ética cristiana de tipo individualista? ¿Podría ser que hemos olvidado las implicaciones sociales de la fe que, necesariamente, actúa u obra a través del amor? ¿Es que hemos mirado más a nosotros mismos o, quizás, al cielo, que a los compromisos que el cristiano debe tener también en la tierra de cara al prójimo? ¿Acaso no nos hemos dado cuenta de que los valores del Reino que deberíamos estar proclamando se han quedado en muchos rincones del olvido y no han podido ser un fermento que cambie mucho más la sociedad, un fermento de búsqueda de justicia y de práctica de la misericordia?
No, no. El ejemplo de vida y de compromiso de los creyentes no ha sido suficiente para que el cristianismo sea un elemento de cambio social a favor de los débiles, de búsqueda de justicia y de lucha contra las estructuras injustas de poder y de pecado que oprimen a tantos y tantos hombres. ¿Acaso es que no hemos sido, o no hemos sabido ser, manos tendidas y pies dispuestos para la ayuda al prójimo apaleado que nos necesita? ¿No hemos sido capaces de crear y seguir una ética cristiana que dimane de la Biblia y que sea un elixir de paz y de servicio a los débiles de la tierra? ¿No hemos sido capaces de seguir los ejemplos de los profetas y de Jesús mismo en la lucha contra la pobreza, la opresión y la injsticia? ¿Hemos mirado más a nuestro ombligo y a la búsqueda de goces espirituales insolidarios que olvidan al prójimo tirado al lado del camino?
No. No ha sido suficiente nuestro compromiso de amor, de fe en acción, de ser manos tendidas, las manos y los pies de Jesús en medio de un mundo de dolor. Hemos estudiado las Escrituras, pero no hemos hecho vida en nosotros tantos y tantos preceptos, mandamientos y compromisos en relación con la ayuda al prójimo, con el hecho de ser sal y luz en medio de una sociedad en tinieblas, el hecho de ser agentes de liberación que hayan sido capaces de eliminar pobreza y sufrimiento en el mundo. Tantos y tantos millones de cristianos centrados en alabanzas y rituales que no les han convertido en voceros de justicia y en hacedores concretos y específicos de la palabra de Dios que debe actuar en medio de un mundo de dolor.
No. No ha sido suficiente. No hemos sido elementos de transformación positiva de la sociedad en la medida radical que la Biblia nos demanda. Nuestra fe, quizás un tanto raquítica, no nos ha lanzado a la promoción social de los hombres eliminando sufrimientos, torturas, opresiones y marginaciones. No hemos sabido trabajar lo suficiente por dignificar al ser humano, por mejorar sus condiciones de vida… y eso es la projimidad, la influencia de la conversión en la sociedad, en el mundo, en los focos de pobreza y conflicto. Esa debe ser la influencia de la fe viva de los creyentes en medio de un mundo injusto, egoísta, un mundo de llanto, grito y dolor al que, en tantas y tantas ocasiones, los cristianos vuelven la espalda.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Yo sé que se podrían citar ejemplos solidarios de creyentes que se implican en la ayuda al prójimo. Bastaría con nombrar a la Misión Urbana de Madrid y a las Misiones Urbanas de España… Pero no. No ha sido suficiente. Quizás por eso, en tantos y tantos contextos sociales, políticos, culturales y económicos, no se considera al cristianismo como fermento de grandes mejoras sociales, de grandes eliminaciones de la pobreza en el mundo, de grandes consecuciones económicas y consecuciones en las que la justicia esté a la base de la transformació0n del mundo.
No. No ha sido suficiente. ¿Quizás no podría estar el cristianismo a la vanguardia de la lucha contra la pobreza por amor al prójimo hambriento y excluido? ¿No podrían ser los que conocen los valores del Reino la avanzadilla en la búsqueda de justicia para el prójimo apaleado? ¿No podríamos defender el valor del Reino que dice que muchos últimos pueden pasar a ser los primeros?
No. No ha sido suficiente. Quizás no nos hemos creído nuestra fuerza a favor del prójimo excluido y en sufrimiento a pesar de que el amor a Dios y el amor al prójimo están en relación de semejanza. No nos lo hemos creído, a menos a niveles en los que pudiéramos ser ejemplos de servicio, de búsqueda de justicia y práctica de la misericordia en un mundo impregnado por egoísmos y acumulaciones de bienes desmedidas, cuando la Biblia clama tanto contra ello.
No. No ha sido suficiente. No nos lo hemos creído y nos ha podido la comodidad. Falta la vivencia de una espiritualidad cristiana comprometida con el prójimo y que sea aun fermento que destruya toda estructura económica y social de pecado. Aún podríamos intentarlo.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o